2. "El talismán".

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Ya había anochecido y la luna llena iluminaba la ciudad de Beacon hills, no era muy grande, los amigos vivían cerca del bosque, por lo que siempre había un gran silencio, aunque de vez en cuando se escuchaban algunos búhos y grillos.

Los chicos ya se estaban yendo de la casa de Ethan. Pero éste se percató de la expresión de Connor, el cual no se veía para nada bien.

-¿Connor?- Éste lo miró, pestañeó y tragó saliva.

- Lo asustaste con tus historias Ethan-Regañó Elizabeth, Connor se quedó mirando el piso, su amiga tenía razón.

-Tranquilo, te acompañaremos hasta casa-Aiden le paso el brazo por los hombros, dándole ánimos.

Ethan le avisó a su madre que vendría luego, finalmente partieron los cuatro hacia la casa de Connor. Conversaban tranquilamente, había un gran silencio en las calles, no había absolutamente nadie transitando, las luces de los postes pestañeaban un poco debido a unos problemas de los cables, ya que la noche anterior hubo muchísimo viento, solamente las luces de las casas lograban iluminar las veredas.

La casa de Connor era la que estaba más lejos, se situaba al final de la población, al lado del bosque, los amigos pensaron en el chico, que hubiese tenido que caminar todo esto sólo, en medio de la noche, y se sintieron bien al saber que estaban haciendo lo correcto en acompañarlo hasta su hogar. Sus pasos sonaban por todo el pasaje, faltaba muy poco para llegar a la casa de Connor, hasta que...

-¿Por qué hay gente que vive allí?-Preguntó Aiden mientras miraba y señalaba una casa que estaba ubicada dentro del bosque, todos dejaron de caminar para observar en qué dirección Aiden estaba señalando.

-Yo tengo entendido que allí no vive nadie-Elizabeth entrecerró los ojos.

-Además, la casa no está en buenas condiciones- Ethan observaba detalladamente, era una casa mediana, de madera, blanca, o al menos así debería verse ya que estaba muy sucia, habían cortinas pero estaban rotas, la cerca estaba inclinada y habían muchas palomas durmiendo en el techo.- Definitivamente está abandonada.

-¿Y cómo se puede explicar la luz que está en la ventana?-Aiden no dejaba de observar.

-Deben ser vagabundos, mejor vamos a dejar a Connor-Elizabeth empezó a caminar empujándolo levemente, este sentía escalofríos al ver esa casa. – Es mejor no entrar allí, puede ser demasiado peligroso sobre todo ahora en la noche, la persona que entre allí por curiosidad debe ser todo un estu.... ¿Chicos?- Elizabeth y Connor se giraron y lo primero que presenciaron fueron a sus dos amigos, Ethan y Aiden asomarse por la ventana de la casa misteriosa. –Los voy a golpear de verdad, ahora sí que si.-La chica se remangó las mangas de su sudadera y caminó directo hacia ellos.

-¡No me dejen aquí sólo!-Connor corrió para alcanzarlos.

Elizabeth llegó donde estaban sus amigos, y los golpeó en la cabeza al mismo tiempo. –Esto es peligroso-Susurró enojada- ¡Vámonos!

– No es peligroso, no hay nadie-Aiden seguía mirando por un pequeño orificio de la cortina.- No se escucha ningún ruido y es como una luz muy pequeña.

Connor llegó, y se colocó detrás de ellos- Ethan acaba de entrar.- Aiden y Elizabeth se giraron bruscamente, no vieron a Ethan, sólo vieron un Connor nervioso, y una puerta completamente abierta. Se asomaron levemente, y sólo vieron una silueta de una persona cerca de una pequeña luz que estaba al parecer oculta en un macetero de una plata seca.

-¡Nos miró!, vamos a morir-Sollozó Connor.

-¡Soy yo! , tranquilos-Ethan habló, pasen no hay nadie, ya registré la casa, éste encendió el flash del celular e iluminó el living. Entraron lentamente, Connor iba al medio, Elizabeth adelante y Aiden atrás, se iba escuchando levemente el crujido de la puerta cerrándose por el leve viento que comenzaba a salir.-Estuve observando la planta, y hay una pequeña luz que sale de ella, bueno... Hay algo bajo la tierra y...-No siguió hablando, Aiden ya había tomado el objeto desconocido que irradiaba luz-Es como una especie de linterna redonda... en fin, ya vámonos- Empujó a todos fuera de la casa y para no pasar más escalofríos, se quedaron en el patio de la casa de Connor.

Ethan entusiasmado por el objeto desconocido quiso tocarlo y verlo, pero antes de eso tuvo que escuchar el sermón de Elizabeth, de no volver hacer eso nunca más, ya que les pudo pasar algo a los cuatro. Aiden le entregó el objeto a Ethan para que se callara de una vez, no dejaba de pedirlo, lo que causó que los amigos tuvieran un dolor de oído.

-¡No puede ser!, es el Talismán del que les hable hoy en la tarde, lo reconozco por las características. Podemos pedir tres deseos y se harán completamente realidad mañana.-Estaba muy asombrado, con una gran sonrisa en su rostro.

-Debe ser solamente un juguete Ethan.-Aiden se rascaba la cabeza, empezaba a preocuparse por su amigo.

-Aiden tiene razón, tú tienes una gran obsesión por la mitología, que crees que todo es cierto.-Apoyó Elizabeth, Ethan perdió el entusiasmo, sabía que sus amigos pensarían lo contrario, pero aun así, tuvo esperanzas.

-Aunque sea pueden pedir un deseo, si quieren pueden tomarlo como un juego, pero yo tengo fe en que sucederá de verdad, confíen en mí, pidan algo que valga la pena.-Los amigos se miraron entre sí, y se encogieron de hombros, ellos no creían en esas cosas, pero para no hacer sentir mal a su amigo, lo hicieron.

-Odio a la gente hipócrita.-Murmuró Elizabeth.- Personas que te apuñalan por la espalda...

-O que te mientan y critiquen... –Habló Aiden.

-Sería algo como... ¿Qué no existan las personas malas, o que hayan cometido algún pecado? -Se miraron entre sí y se sonrieron levemente, excepto Connor quien estaba muy incómodo por la situación.

Estos chicos cuando eran niños sufrieron mucho, los molestaban y criticaban, todo había cambiado cuando Connor estaba siendo molestado por otros niños de su edad, fue ayudado por Connor y Elizabeth. Luego al año siguiente llegó Aiden, el cual no era aceptado por ningún grupo, hasta que se conocieron los cuatro, formando una gran amistad. –Pues entonces ya está dicho.- Los tres se tomaron de las manos, excepto Connor quien estaba muy asustado. – Deseamos que no existan las personas malas o que hayan cometido algún pecado en la sociedad, que no exista la maldad.- Ethan respiró hondo, y presionó el espiral, en ese instante reinaba el silencio, el único ruido que se escucho fue el sonido proveniente del talismán, un pequeño ruidito, como cuando suena la intersección entre una puerta y una llave. Esa noche se quedaron un rato conversando, luego se despidieron.

Al llegar a sus hogares y ya estando acostados en sus respectivas camas, cada uno sentía una sensación diferente, Aiden y Elizabeth la despreocupación, Ethan la felicidad y Connor el miedo.

Al día siguiente todo transcurrió totalmente normal, esa tarde los amigos se juntaron en el parque central de Beacon Hills, estaban los cuatro bajo un árbol, el día estaba soleado y corría un leve viento. Ethan tenía la espalda apoyada al tronco del árbol mientras leía lo mismo de ayer, Connor y Aiden estaban sentados en el césped jugando al ajedrez, y Elizabeth estaba acostada boca arriba mirando las formas de las nubes.

-El deseo no se ha cumplido-Comentó Aiden.

-¿Cómo estas tan seguro de eso?, quizá ya se cumplió, está todo muy pacifico.- Dijo Ethan.

-Eso no es verdad, hoy en la mañana fui con mi madre al centro comercial, y el guardia de seguridad detuvo a cuatro delincuentes por asaltar a una mujer anciana, el mundo sigue siendo cruel, la sociedad está llena de maldad.- Elizabeth suspiró.

-Pero quizá se cumpla más tarde, el deseo lo pedimos ayer en la noche.- Reflexionó Ethan.

-Tú ahora estás leyendo tu libro, y te dignas hablar ahora pero no ayer. –Protestó Connor, Ethan soltó una risa, su amigo tenía razón.- ¡Jaque Mate! –Se burló Connor de Aiden.- ¡No es justo! –Criticó su amigo.

-Tanto ruido hay aquí, que no me permite estar relajada.-Suspiró Elizabeth, mientras sus amigos hacían un gran escándalo, ella seguía observando el cielo, pero poco a poco comenzó a prestarle atención al clima, giró levemente su cabeza y entrecerró los ojos, las nubes se movían de una forma muy extraña, se contraían, y luego volvían a su estado inicial, acumulándose entre ellas; el cielo celeste comenzó a transformarse en una atardecer, estaba perdiendo su color de libertad, y se estaba transformando en un rojo furia y anaranjado. Los ojos de Elizabeth estaban sorprendidos, ésta miró a sus amigos para advertirles lo que estaba sucediendo, pero ellos ya se habían dado cuenta, los cuatro se pararon levemente, dejó de haber viento y empezó hacer un calor insoportable, luego la tierra comenzó a temblar despacio.

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Valeeh Happy

Un verdadero deseo.Where stories live. Discover now