Al mal paso, darle prisa.

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El timbre que indicaba el final de las clases se hizo presente y segundos después los pasos de los alumnos saliendo de las aulas resonaron en los pasillos. Especialmente cuatro de ellos caminaban despacio, como si la clase anterior los ubiese echo entrar en un trance de sueño.
-Odio los jueves- murmuró de mal humor la Albina y líder de ellos.
-Tu odias todos los días- le contestó Joy con una sonrisa.
-Excepto los miércoles, los miércoles no tenemos clase de álgebra- comentó el único chico del grupo.
-No es mi culpa que la voz del maestro me duerma y la clase sea tan aburrida- se defendió.
-Si de cosas aburridas hablamos, su outfit se lleva el premio, o sea, ¿vieron qué abominación para la moda?- y la inconfundible Toddy hizo su comentario, ya más que cotidiano, sobre el profesor que, a sus ojos, había sido el peor vestido.
Los cuatro estaban acostumbrados a los otros, con sus mal humores, quejas y torpezas, habían pasado por muchas cosas, por lo que se habían aceptado tal como eran.
Caminaron lo que restaba del pasillo hasta la salida del Instituto, donde las tres mujeres se despidieron de Bon y continuaron su camino. Si bien, él realmente confiaba y amaba a sus amigas, y estaba seguro que el sentimiento era recíproco, se sabía culpable de un secreto que jamás se había visto con el valor de revelar.
-¡Maestro!- escuchó a lo lejos. Y al girarse pudo ver una mota de cabello morado acercándose a él.
Y es que lo que no se veía capaz de decir ni a sus amigas era el profundo amor que sentía por el chico bajo y de cabello morado, que había sobrepasado la amistad hace ya más de tres años (bueno, Joy lo sabía, pero había sido ella sola la que lo descubrió, él sólo había tartamudeado un "no" poco creíble y ella confirmó sus sospechas).
-¡Ey Bonnie! ¿Hoy por fin llegué a tiempo?- le dijo alegre, caminando los pasos que le faltaban al contrario.
-No, en realidad, ya es tarde, sólo que a mi se me ha echo más tarde que a ti, lo siento- le respondió con esa suave voz que Bon había aprendido a adorar.
-El punto es que por fin puedo verte llegar, y no te disculpes, en realidad llegué recién hace unos minutos-
Ambos chicos cargaban con su guitarra, pues ambos habían tenido ensayo más temprano con sus respectivas bandas. Comenzaron a caminar recorriendo lo que les faltaba para salir de la escuela. Habían adoptado la costumbre de irse juntos un par de años atrás y pocas veces era cuando no lo hacían, comúnmente por tareas, ensayos repentinos o situaciones externas.
Sus pláticas solían ser de poca relevancia, y algunas veces hablaban de música, pero aprovechaban esos minutos para conversar amenamente. En ese momento, Bonnie le explicaba a Bon la razón de su tardanza.
-Golden dijo algo sobre que odiaba cómo las personas confundían su nombre, y que estaba dispuesto a cambiarselo de ser necesario, entonces Freddy dijo que no tenía que odiarlo, que era un bonito nombre y que a el le gustaba, y justo en ese momento llegó Foxy y lo único que escucho fue "a mi me gusta Golden" así que se llevó la mitad del almuerzo y todas las clases siguientes haciéndoles bromas pesadas y tuve que esconder a Freddy a la hora de la salida y Chica a Golden, hasta que Fox se cansó y se fue.- había relatado el más bajo, con una rapidez extraña en él que presentaba cuando algo realmente le emocionaba o divertía.
-Suenas demasiado feliz con la situación- rió Bon, pensando en que la banda de su (aun que le doliera) amigo, tenía la misma actitud y mentalidad de cuando estaban en la secundaria.
-Bueno, la verdad es que las bromas de Fox sí eran graciosas, incluso les nombró como "Golddy", pero no podía reirme por que cuando lo hacía al menos un poco Chica me golpeaba por debajo de la mesa.- dijo Con un tono de culpa. Bon no pudo evitar reír al imaginarse la situación. Con esos chicos definitivamente nada era aburrido.
-Por ésta vez, concuerdo con Foxy, ese par se lleva muy bien, apuesto que serían una linda pareja- dijo medio en broma medio enserio. Bonnie, que estuvo todo el camino equilibreandose por la guarnición de la banqueta como si se tratara de una situación de vida o muerte, detuvo su juego para mirar a Bon con una cara que al de mayor altura le pareció un poco extraña. No supo como definirla y tampoco tuvo mucho tiempo para averiguarlo, pues el de cabello morado cambió rápidamente su expresión por una gran sonrisa.
-Me alegra saber que no eres una de esas personas- dijo reanudado su juego de equilibrio.
¿Una de esas personas? ¿A qué se refería Bonnie? Lo único que Bon creyó que encajaba fue una cosa.
-¿Hablas de... homofobico?- No sabía por qué le había costado tanto decir aquello.
Bonnie asintió ligeramente sin voltear a mirarle. Bon estaba ligeramente preocupado, no sabía si Bonnie realmente creía eso de él o si sólo había sido un comentario casual, realmente nunca sabía qué esperar del de cabello largo, pero le pareció absurdo que Bonnie juzgará a alguien sin saber, pues para Bon ese chico era la nobleza hecha persona.
-No, Bonnie, yo no...- hizo una pequeña pausa y suspiró- si sólo supieras...-terminó en un susurro, pero sabía que Bonnie igual lo había escuchado.
Bonnie esta vez detuvo no sólo su juego, sino también sus pasos. Cuando Bon se dio cuenta también se detuvo y lo miró.
-¿Y si te dijera que... sí lo sé?- le dijo con esa voz tan pequeña y característica suya, sólo mirándolo cuando había terminado de hablar, al ver el rostro de miedo y confusión de Bon, el mayor en edad le regaló una pequeña sonrisa.
-¿Q-qué quieres d-decir?- Bon sentía que el corazón se le saldría del pecho.
-¿Tienes algo que decirme, maestro?- le cuestionó, ignorando la pregunta que había hecho el otro y acortando los pasos que los separaban, dejando unos cuantos centímetros entre ellos, no lo había hecho con intención, pero él nunca había respetados espacios personales.
-Y-Yo, eh, ah, guit-
-Tengo una idea, -le interrumpió Bonnie, comenzando a caminar de espaldas hacia otra dirección- dímelo en el ensayo de hoy, ¿te parece? Ahora debo ir a casa, en verdad tengo hambre- terminó de decir Bonnie.
-Pero, ¿no quieres que te acompañe?- Bon no sabía por qué decía aquello si era una insinuación a seguir hablando del tema, pero le parecía más raro el no acompañar al más pequeño de altura a su casa, pues era rutina de todos los días.
-Está bien, no te preocupes, mejor ve a casa también, seguro tu tienes la misma hambre que yo- dijo continuando con su andar de espaldas (a Bon le parecía que se caería en cualquier momento, pero no fue así). Bonnie decía aquello por que el almuerzo de la cafetería de hoy era estofado y ninguno de los dos gustaba de ese platillo.
Bon estuvo de acuerdo, y se despidió de Bonnie con una mano, el otro le gritó un "Nos vemos esta tarde, maestro" y por fin se giró hacia el frente. Bon susurró un "Nos vemos conejito" para sí mismo, que esta vez nadie escuchó y sólo hasta que la espalda del de cabellos morados desapareció él siguió su camino.
Estaba muy inquieto, pues lo que el otro le había sugerido saber eran palabras mayores. ¿Realmente era tan malo ocultando las cosas? ¿desde cuándo Bonnie lo sabía? Necesitaba desahogarse, necesitaba a Joy.
Cuando llegó a casa saludó a su padre y subió a su habitación. Marcó unos números que sabía de memoria y luego de unos segundos Joy contestó. Tardó unos minutos en explicarle todo y cuando hubo terminado ella le dio los consejos de madre que necesitaba.

=Sin Rastro= | #FNAFHS |BxB|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora