Mi nombre es Jennet y no soy la típica adolescente que se pone a llorar porque se le ha roto una queridísima uña. Más bien lo contrario. Soy una borde y arrogante de cuidado,lo admito, pero no me importa. Si mi vida no ha sido fácil ¿Porqué lo tengo que ser yo?
Escuché un disparo, al instante mi cuerpo se tenso,y me mareé pero seguí corriendo,la adrenalina recorría todo mi cuerpo. Otro disparo. No me detuve, no podía permtirmelo ahora.
— ¡Tunner! -Escuché a lo lejos. El corazón se me iba a salir del pecho, lo único que podía oír era mis latidos, su voz llamándome.
— ¡Espera! -Grité como pude.- No lo hagas, ¿Dondé estas? -La voz se me entrecortó.
Y entonces sucedió, no lo ví,no lo escuché más. Había desaparecido. Caí de rodillas al suelo.
No podía ser, ¿quién de ellos ha muerto? Las lágrimas desbordaban mis ojos y me hacían que me resultase imposible distinguir el cuerpo que estaba tirado en el suelo.
Corre, no mires atrás.
En aquel momento supe que la vida de una persona puede llegar a cambiar en solo un instante. En solo unas horas, podrías tener tu mundo patas arriba. Aunque mi mundo ya lo estaba desde el primer momento en el que me adentré en el peligro de aquellos ojos y esa sonrisa diabólica.
