Beware of the cameras (Larry Stylinson AU)

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Louis sabía que antes o después pasaría esto. Siempre lo había sabido, pero la posibilidad de ser descubierto no le detuvo a la hora de hacerlo. Los flashes de las cámaras le cegaban mientras dos hombres corpulentos le arrastraban hacia su destino. Nunca temió la cárcel, es más, estaba dispuesto a no oponer resistencia, a resignarse. Así que, cuando las grandes puertas de hierro forjado se abrieron para dar paso a un oscuro pasillo, se giró y esbozó una sonrisa socarrona, esperando que alguno de los muchos periodistas que allí habían la hubiera captado.

Louis fue conducido por los estrechos corredores hasta una sala iluminada por una leve luz amarillenta, presidida por un gran escritorio de metal en el medio, con una enorme pila de papeles sobre ella y una cámara. Detrás de la mesa había un hombre de mediana edad y baja estatura, su pelo canoso peinado aseadamente hacia atrás con lo que parecía más de medio bote de laca. Al ver que tenía compañía, dejó apresuradamente el café que estaba sujetando con una mano sobre unos documentos y se acercó torpemente hacia la puerta.

-Buenos días, Corbin-saludó uno de los guardas, su tono monótono y frío. El tal Corbin asintió distraídamente y observó a Louis de arriba abajo.

-¿Qué tenemos aquí?-preguntó sin apartar la mirada, causando que el chico se removiese incómodo.

-Louis Tomlinson. Viene a hacerse las fotos. -contestó el otro guarda sin reflejar sentimiento alguno.

-De acuerdo, de acuerdo. Prepararé todo. -Corbin se giró entonces, y cogió la cámara que descansaba sobre la mesa. Los dos hombres asintieron y abandonaron la sala, cerrando la puerta a sus espaldas. Fue entonces cuando Louis levantó la mirada del suelo y observó la habitación. No había muchos muebles; una pequeña estantería llena de carpetas y libros estaba apoyada en una de las paredes grises del fondo, y en el lado opuesto había una plataforma con un fondo ligeramente más oscuro y deprimente.

-Bien. Súbete ahí. -le ordenó Corbin, apuntando con su dedo índice a la plataforma. Louis no se movió, sino que se limitó a observar fijamente al hombre delante suyo. Su rostro reflejaba cansancio, y Louis pensó que ya tenía castigo suficiente con el hecho de trabajar en un sitio como ese. Se encogió de hombros y obedeció, retorciéndose las manos mientras caminaba, las esposas que las sujetaban arañándole las muñecas. Subió a la plataforma y vio como Corbin forcejeaba con la cámara.

-¿Y ahora qué?-Oír la voz de Louis sobresaltó al hombre, y este levantó la mirada sorprendido. Si piensan que no voy a hablar, van listos, pensó Louis.

-Te voy a hacer varios perfiles. No te muevas; gírate cuando yo te diga. -Y levantó la cámara. Sinceramente, Louis pensaba que aquellas cosas sólo ocurrían en las películas, pero asintió de todos modos, procurando sonreír de nuevo.

*****

La celda estaba oscura. Unas rejas de metal y un gran candado de bronce impedían que quien estuviese dentro siquiera se plantease el hecho de escapar. La diminuta ventana que daba al patio estaba tapiada, y la única luz que había provenía de la linterna del guardia que se paseaba por los pasillos cada noche, iluminando las celdas una por una y recibiendo todo tipo de insultos por parte de los prisioneros, molestos porque su sueño se viese interrumpido. Nada sorprendió a Louis, que siempre había sabido las probabilidades que tenía de acabar en un sitio como este. Lo que sí le aterraba, aunque nunca lo admitiría, era la soledad. No era algo a lo que estuviese acostumbrado, por muy difícil que pareciese de creer. Su primera noche en prisión, la pasó pensando en lo peor que podría pasarle durante su estancia en ese agujero, y llegó a la conclusión de que sería el ir sucumbiendo a la locura poco a poco, y que no hubiese nadie a su lado para evitarlo.

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⏰ Última actualización: Jul 12, 2015 ⏰

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