Olivia
Tres días no es suficiente.
Tres. Tres malditos días. Tres días de mierda. Tres de los peores de tu vida.
Es la cantidad de tiempo que te dan por una pérdida. ¿Quién se inventó este número? ¿Quién decidió que tres días eran suficiente? Alguien que nunca ha sufrido la muerte de un ser querido, eso es quién.
Tres días y se supone que tienes que regresar a tu vida normal, como si nada hubiese pasado. Como si todo estuviera bien. Como si tu mundo entero no se puso al revés. Como si tu papá no se acabara de morir.
Es realmente increíble cómo no te preparan para esto. Pasamos por la vida pensando que nunca va a pasar. A nadie le gusta hablar sobre ello aunque es la cosa que la gente más teme. Quisiera que hubiera un curso que se pudiera tomar. Sabes, sólo para poder aprender un poco más de ello.
Nos preparamos para todo lo demás en la vida. Cumpleaños, reuniones, compromisos, casamientos, nacimientos. ¿Entonces por qué no la muerte? Es tan natural como cualquiera de las otras etapas de nuestras vidas, pero preferimos ignorarlo. Sólo deja un testamento y todo estará bien.
Déjame decirte algo. No funciona así. Ni siquiera cerca.
Mi mamá dice que tengo que manejar mi ira. Le dije que tengo derecho de sentirme de esta manera, cortesía de la etapa dos del modelo Kübler-Ross del duelo. Me dijo que me iría mejor seguir adelante a la próxima.
Entonces supongo que debería estar negociando ahora. Sólo que no sé cómo evitar el duelo. Es mucho más fácil estar enojada.
No recuerdo mucho del funeral. Ese día en particular fue borroso. Recuerdo estar en mi habitación antes de ello, haciendo un berrinche porque no podía encontrar un vestido apropiado para ponerme. Ninguno de mis vestidos parecían suficiente buenos, y odiaba el hecho que cualquier vestido que escogiera se convertiría en mi "vestido de funeral" para siempre, y no serviría otro propósito más que traer malas memorias. Después que tiré la mitad de mi clóset al piso, terminé escogiendo el más bonito que pude encontrar, y decidí que nunca más me lo volvería a poner.
Recuerdo estar parada afuera de la iglesia después del servicio y siendo bombardeada por gente que nunca había conocido antes ofreciendo sus condolencias. Sé que tenían buenas intenciones, pero tratar de mantener la compostura al recibir miradas de lástima de extraños fue una de las experiencias más agobiantes de mi vida. Nico apretaba mi mano cuando no sabía qué decir, y eventualmente empezó a responder por mí antes de rescatarme en la seguridad de sus brazos. Se quedó conmigo esa noche hasta que me quedé dormida, y cada noche desde entonces.
Pasé los siguiente días acompañando a mi mamá por toda la ciudad para hacer cosas de papeleo, como obtener el certificado de defunción de mi papá, cerrar sus cuentas, y arreglar sus asuntos finales. Por días parecía que eso fue todo lo que hicimos, yendo de un lugar al otro, y de regreso otra vez. Mi papá nos había dejado todo lo que necesitábamos en un solo maletín con instrucciones detalladas, y fue escalofriante ver todas sus notas meticulosas y cuánto se había preparado para esto por años. Limpiar su cuarto en el asilo fue lo más difícil. Desearía que nos hubiera dejado instrucciones para eso también, pero algunas veces las instrucciones que más quieres son las que no te tocan. Todavía no sé cómo mi mamá sobrevivió. Yo apenas pude.
Me doy una semana antes de regresar a la universidad. Se siente como que ha pasado una eternidad, casi como si estuviera regresando a una vida previa. Todo es igual. Los pasillos, mis clases, mis profesores. Pero no se siente igual.
Nico me recoge de mi salón antes del almuerzo justo de la misma manera que me dejó aquí. Su preocupación por mí sólo puede ser descrita como piadosa. Porque es un santo. San Nicolás, búscalo. También conocido como Santa Claus.
ESTÁS LEYENDO
Amando A Olivia
RomanceNico Durant está viviendo una vida solitaria como el miembro restante de su casa. No solamente se mudaron su melliza y mejor amigo, pero también se está recuperando de las heridas que su ex novia le causó. Olivia Paz es la chica nueva misteriosa del...