n u e v e

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Despertó en las nubes. El primer pensamiento que se le vino a la cabeza apenas abrió los ojos fue el recuerdo de la noche anterior, las palabras de Toru y el beso que le había dado, lo que le hizo sonreír como adolescente enamorada.

Miró a su lado y se percató que estaba solo en la cama, en la habitación de Toru.

Observó la hora y se preguntó por qué, siendo tan temprano, el rubio ya no estaba.

Qué más daba, que no estuviera no arruinaba la felicidad que sentía por lo sucedido.

Hoy tenía día libre, por lo que se tomó todo el tiempo necesario para ordenar, bañarse, vestirse, ver televisión y hacer otras cosas esperando que la hora avanzara rápidamente para que Toru terminase lo que estuviese haciendo y regresara. Pero la hora avanzaba y ni rastro había del líder.

Cansado de esperar fue hacia la habitación de Ryota, esperando que este supiese del paradero de Toru.

—Ryota, ¿sabes dónde está Toru?

El bajista desvió su atención del libro que leía y volteó a ver a Taka.

—Oí que tenía una reunión o algo así, pero ya debe estar por llegar.

Asintió y volvió al living, encendiendo una vez más la televisión. No había nada interesante, por lo que cambiaba constantemente de canal buscando algo que ver.

Después de permanecer horas en lo mismo, echado en el sillón, algo capturó su atención. Agudizó el oído y oyó voces provenientes de afuera. Silenciosamente se acercó a la ventana y con cuidado espió. Lo que vio le partió el corazón en mil pedazos en tan solo segundos.

Toru estaba con Hiro conversando en la entrada de la casa.

Toru y Hiro.

Juntos.

¿Es que acaso había estado toda la tarde con él?

El enojo y tristeza invadió su ser y, luchando por no derramar las lágrimas que comenzaban a acumularse en sus ojos, corrió a encerrarse en su habitación. Colocó el cerrojo para que nadie entrara y lo viera en ese estado, y se hizo un ovillo en su cama.

Toru era un mentiroso.

Pero no iba a llorar, ya había llorado mucho por él, y ya no quería más.

Después de un rato se quedó dormido y despertó al sentir unos golpecitos en su puerta.

—¿Taka? ¿Estás ahí?

Oyó su voz. Se encogió aún más bajo las sábanas.

Otro golpe y otro golpe.

—¿Taka?

No iba a abrirle, no quería verlo. Toru insistió un rato más y luego pareció aburrirse, porque se retiró y no volvió a golpear la puerta en el resto de la noche.

El sonido de su celular interrumpió su sueño. Sin ver de quién provenía la llamada, contestó.

—¿Hola?

—¡Taka!

—Naoki, ¿qué haces llamándome a estas horas de la noche? —contestó aún medio dormido, sin abrir del todo los ojos.

—¿Noche? —escuchó las carcajadas del otro lado— Taka, son las 11 de la mañana.

—¡¿Qué?!

Sorprendido despegó el celular de su oreja y vio la hora, en efecto eran las 11am.

—No lo puedo creer, dormí como 15 horas. —reconoció avergonzado.

Heartache┇TorukaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora