Capitulo 9

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2 de Noviembre de 1792.

El día había llegado, Esteban debía partir a España a hablar con su madre, María tenía 4 meses de gestación, y en medio de las lágrimas se despidió de su marido.

-Te voy a extrañar Esteban – dijo mientras lo abrazaba.
-Y yo a ti mi amor, pero quiero que entiendas y sepas que voy a volver, no importa cuánto tiempo tarde, te amo a ti y a nuestro hijos y los llevo conmigo aquí, en mi corazón – dijo mientras correspondía a su abrazo – te amo mi María, te amo y te llevo en el alma y en la piel.

Esteban embarco y Maria se despidió de el con Héctor de 6 meses  en sus brazos, con los ojos inundados en lágrimas y un nudo en la garganta Esteban les lanzo besos desde el barco, lo que lo esperaba en España no era nada fácil y no se imaginaba que esa sería la última vez que vería a su esposa y a su hijo.

Dos meses duro el viaje que lo llevaba de regreso a España, al llegar fue recibido por su tia Carmela Domínguez y por Arnoldo quien se encargó de llevar su equipaje.

-Sabes para que me necesitaba mi madre – le pregunto a Carmela mientras iban en el coche rumbo a su casa.
-Esteban Alba se ha enterado que te casaste, y la mujer que escogiste no es digna de llevar tu apellido – dijo Carmela tomándole las manos.
-Tía, claro que es digna de llevar mi apellido, además creo que con 35 años puedo tomar las decisiones por mi mismo, Maria es una buena mujer y ha llenado mu vida de alegrías.
-Es la hija de Francisco Fernández, Esteban, es una india, esa mujer tiene la sangre sucia, esta manchada y tu te atreviste a mezclarnos con esa…
-Tía por favor, ese tema lo tratare con mi madre, y ya con ella arreglare las cosas.

Esteban estaba cansado el viaje había sido largo y difícil, pero Alba no pensaba dejarlo descansar, cuando llegaron fueron recibidos por ella y por el Cardenal Borges y algunas monjas y sus dos hermanos Bruno y Demetrio, quienes al verlo lo único que hicieron fue repararlo, para Alba su hijo el menor de los tres, había cometido una falta imperdonable.

-Madre que agradable recibimiento – dijo Esteban con ironía.
-Lastimosamente yo no estoy nada feliz de verte – contesto ella 
-Me gustaría darme un baño madre y descansar un poco, el viaje ha sido largo.
-Ya tendrá tiempo para descansar Excelencia – dijo el Cardenal – porque lo que tenemos que tratar con usted señor es algo muy importante.
-Que puede ser tan importante para que usted este en esta casa – dijo sentándose ruidosamente en el mueble.
-Esteban no estamos para tus chistes – dijo Bruno.
-Has hecho la peor de las estupideces y la mayor ofensa a nuestro apellido – dijo Demetrio.
-Ese sacrilegio que cometiste al cásate con esa india, al haber mezclado nuestra sangre con la de esa infeliz, nos has deshonrado – dijo Alba- pero afortunadamente tenemos la solución para limpiar tu ofensa y nuestro apellido.
-De que estas hablando madre, María es mi esposa, el la mujer que amo y la que he elegido para compartir el resto de mi vida con ella- dijo esteban ofendido – no he hecho nada malo, Maria es una mujer digna de llevar mi apellido y de hacer parte de esta familia, ustedes no la conocen, no pueden despreciarla.
-Cállate – dijo alba y lo golpeo en el rostro – Suficiente tenemos con la estupidez que has hecho como para que vengas a justificar tus actos, ese matrimonio Esteban se va a anular, se va a acabar y tú no regresaras a la Nueva España, nunca más volverás a ver a esa mestiza.
-No puedes hacer eso, yo me he casado por la iglesia, tenemos la bendición de Dios, Maria es mi esposa y claro que volveré a la Nueva España, eso no puedes impedirlo.
-Excelencia, su matrimonio es nulo – dijo el Cardenal – vera usted no podía casarse sin la autorización de la santa iglesia católica, al ser miembro de la nobleza, debe pedir autorización y la mujer con la que decida casarse debe ser aprobada por la iglesia y la Corona Española, sin dicha aprobación su matrimonio no es más que un simple concubinato, esa mujer no puede llevar su apellido ni sus hijos tampoco.
-Usted me está queriendo decir que mi matrimonio será anulando? – pregunto aterrado.
-Sera no, fue anulado Excelencia, la iglesia se ha encargado de borrar el rastro de aquel rito, usted no está casado, y por ende esa mujer no es su esposa y sus hijos no son más que…
-Unos Bastardos eso es lo que son – dijo Alba – ahora te queda claro?
-Santidad, no puede hacer eso, María es una buena mujer no puede dejarla desprotegida y a mis hijos sin apellido, yo tengo que volver.
-El Rey ha prohibido tu regreso Esteban, está muy ofendido con lo que hiciste – dijo Bruno un poco más calmado.
-Pero… ha tendió clemencia y solo si usted está dispuesto Excelencia, sus hijos llevaran el apellido Sanromán, serán reconocidos como hijos suyos, pero no tendrán derecho a ninguno de sus bienes o sus títulos.

Sangre AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora