Otra vez que lluevo

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Nunca dejé de ser quien realmente era. No pretendía ser quien te sacara de la oscuridad. No quise luchar contra lo que creía que me podía matar.

Y ahora estoy aquí, con la voz rota, en un desierto en el que no hay ni luz ni oscuridad, sólo agua y mis piernas mojadas. La arena se retuerce bajo mis pies y las heridas sangran una vez más.

Giro la cabeza y algo grita en mi interior. Es una lucha interna que me atraviesa lo que siento. No sé si lo sientes tú también, pero estoy perdida, lejos, harapienta y ya ni pienso.

Me duele eso que ya ni tengo. Lo que vendí al diablo y ahora aulla para volver. Ahora sé que por mucho que todo cambie, nunca serás suficiente sol como para secar las gotas de mi ser.

Ahora que no te mueves. Ahora puedo caminar con el estómago sin nada.

Sabes que me arranqué las entrañas para no ver como andabas y llorarte. Ya no hay más mariposas pero sigo lloviendo.

Todo sin nada, y la lluvia moja poco a poco este vacío insaciable que me mata por marcharme.

Cuando todo se vuelve oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora