Pooh.
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Osito.
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Los bosques no eran lugares para un chica como ella, ¿o sí? Era pequeña a comparación de él, más delicada y más amable, tan sólo un toqué y podría mandarla a volar, pero Jin era una chica un tanto extraña e interesante. Era una extraña amistad, realmente rara, él era un demonio, que decidió tener su casa en un bosque muy cerca de la casa de Jin, y un día Jin decidió ir al bosque, todo casual. Un día cómo cualquier otro conoce a un demonio. Dante no comprendía a esta chiquilla humana. En su vida —de miles de años—, creía que conocía a los humanos, pero al parecer no del todo. Y esa prueba era ella.A veces pensaba sí se estaba volviendo blando. Sí la humana lo estaba volviendo amable. Y aquél día casi confirmó si duda.
—¿Dante, puedo llamarte Pooh?—preguntó Jin mirándolo con sus grandes ojos cafés.
—¿Qué?—preguntó con una ceja levantada.
—Sí te puedo llamarte Pooh—volvió a decir mientras parpadeaba ¿coquetamente? ¿Acaso esa humana lo estaba a cortejando?
—¿Pooh?—repitio pero con una sonrisa.
¿Quién diablos con su porte y elegancia deja que una chiquilla le llame Pooh? Ah. Así, él.
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Pooh • ¿Te puedo llamarte Pooh?
De Todo-¿Dante, puedo llamarte Pooh? Ya es octubre, siete meses desdé que se conocieron y en este tiempo ella cumple años, tanto tiempo juntos, él creé que se a vuelto blando cuando comenzó a llamarlo ese estúpido apodo, Pooh, ¿Quién diablos con su porte...