(Capítulo único)

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—¿Quién sos? —Preguntó Daniel en voz baja, acercándose tímida y curiosamente al otro chico, aquel que estaba frente a él y le llamaba extrañamente la atención.

Este se mantenía de pie bajo la constante e incesante lluvia, con las manos en los bolsillos de su polerón. Su expresión era neutral, no transmitía nada. Su piel pálida estaba un tanto colorada por la exposición a las bajas temperaturas del ambiente y su cabello castaño estaba mojado.

Daniel, al llegar frente a él, sonrió benevolentemente. Reiteró su pregunta anterior. —¿Quién sos? —Esperando obtener esta vez una respuesta que no fuera el sonido de la lluvia.

El chiquillo levantó un poco su gacha cabeza y guió sus ojos marrones mezclados con miel al rostro del que le hablaba, mirándolo algo inseguro. —Me llamo Manuel. —Respondió simple, ladeando la cabeza en lo que le restaba importancia.— ¿Tú te llamas...? —Preguntó mirando a Daniel de pies a cabeza, un chico de cabello marrón, ojos pistachos, piel morena, bien vestido, bastante guapo en su opinión, pero con una dulce sonrisa en sus labios que no dejaba de darle un toque algo infantil a Daniel.

—Me llamo Daniel. —Se presentó cerrando sus ojos y estirando su mano a Manuel, tapando a ambos con el paraguas, evitando que la lluvia siguiera cayendo sobre ambos. —¿Estás esperando a alguien? —Miró por sobre el hombro del de piel más pálida, como buscando alguien más, pero nada, estaban ellos dos solos bajo la lluvia.

—No. —Negó Manuel sencillamente.

—¿Entonces?

—"¿Entonces?" ¿Qué?

—¿Por qué estás acá? —Cuestionó Daniel. —Está lloviendo y es viernes por la tarde, deberías estar en tu casa entre las calientitas mantas, viendo una película con pirecas recién hechas y un mate caliente. —Dijo cerrando los ojos un momento y sonriendo mientras se imaginaba aquello... Unas pirecas fritas pegado a la ventana mientras miraba la lluvia no pintaba nada mal.

—Tú tampoco estás en tu casa, ni esperas a nadie, ¿verdad? —Preguntó Manuel, alzando levemente una ceja.

—No...—Volvió a abrir los ojos, mirándolo. —Pero tengo mis razones. —Volvió a sonreír.

—Yo también las tengo. —Se atrevió a decir Manuel, sonriendo minúsculamente algo arrogante.

—¿Sí? ¿Cuáles son tus razones? —Preguntó Daniel, sonriendo de la misma forma pero más notable.

—Las mismas que las tuyas, —Hizo una pausa. —Mis primos me mandaron a comprar. —Daniel quedó perplejo, Manuel señaló con la cabeza el supermercado que estaba al cruzar la calle. ¿Cómo él sabía sus razones?

Manuel rió un poco y caminó bajo la lluvia, dejando a Daniel plantado ahí, confundido. Paró un momento y se giró sobre sus pasos, mirando a Daniel. —Nos vemos cuando llueva, Daniel de Irala. —Volvió a dar media vuelta y siguió sus pasos, mezclándose entre la niebla como si ambos fueran acuarelas.

Daniel quedó mirando su silueta desvanecer, pocos segundos después empezó a correr trás el misterioso chico de nombre Manuel. Poco diálogo y ya lo había enganchado a él.

A pesar de ser pocos momentos en blanco, Daniel no pudo encontrar a Manuel. Como si fuera arte de magia... como si se lo hubuera tragado la niebla... había desaparecido.

Daniel se negó a perder rastro de aquel chiquillo y siguió corriendo, hasta dar un paso en falso y, en fracción de segundo, se vio a él mismo en la tierra del piso. En el barro más bien dicho.

Soltó un quejido, y probablemente una maldición, y enseguida se sentó en el piso, mirando a todos lados en busca de Manuel. Momentos después, ya derrotado, se decidió a levantarse y encaminarse con la cabeza baja a su casa. Ni en chiste iba a ir así al supermercado.

La lluvia empezó a parar, el sonido de los tejados se desvanecía igual que aquel chico. Joder, ya parecía colegial enamorado comparando las cosas con él.

Tenía ganas de romperse como una pieza de un juego de cerámica. Quería conocer más a ese chico.

Llegó a su casa, bajoneado. Su primo Martín fue a recibirlo.

—¡Hooola Da...! ¿¡Qué pasó pibe!? —Preguntó el mayor, Martín, al ver los ojos inundados de Daniel, como si se fuera a derrumbar ahí mismo, además de la ropa toda embarrada. Martín se acercó preocupadísimo a Daniel y lo abrazó protectoramente, acunándolo entre sus brazos.

Martín guió a Daniel al sillón para sentarlo junto a él, abrazándolo fuertemente como una madre a un niño asustado por una tormenta eléctrica.

—Ahora, contame qué te pasó. —Exigió el argentino, acariciándole el rulito al menor, buscando relajarlo.

—E...Es- Es que... —Tartamudeó el de piel más oscura, las lágrimas comenzaron a fluir por su propia voluntad.

Ni él sabía por qué lloraba, ¿por un chico extraño al que 'conoció' por no más que unos minutos? ¿Aquel que se había desvanecido con la niebla y con la lluvia? ¿Lloraba por un chico extrañamente interesante del que sabía tan solo el nombre -ojo, ni siquiera el apellido, solo el nombre-?

—Ya, ya, nene. Calmate... —Martín le sobaba la espalda y le acariciaba el pelo. Le dolía verlo así y no saber siquiera la razón de aquello.

Pasaron unos minutos así, en ese ambiente melancólico... Los sollozos en algún momento se convirtió en llanto y este mismo llanto que tenía afligido a ambos chicos de a poco fue callando, hasta terminar con una total calma y un silencio.

El silencio se rompió con el sonido de una puerta abrirse. El menor de los tres primos, Sebastián, llegó -no muy discreto a decir verdad-.

—¿Sebas? —Preguntó Martín. El aludido pronunció un "¿hn?" Mientras iba a la cocina, pasando por donde estaban ellos, viendolos abrazados.

—¿Aún te duele, Dani? —Preguntó el menor, desde la cocina y sonriendo mientras se hacía un mate. —Caerse tan fuerte debió doler.

—¿Me estabas viendo? —Preguntó Daniel un tanto curioso.

—Si bo. Primero estabas hablando solo y de repente saliste corriendo mientras perseguías la nada y.... ¡Pam! Caíste al suelo. —Dijo simple y un tanto divertido.

—¿Solo? —Preguntó Daniel, incrédulo... estaba con Manuel, ¿o no?

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Hola '□'

He acá una lesera bien random 'c'

Me acordé de un texto que me mostró la Bika, ese de "Chile, país imaginario" y... pues salió esto :3

Eso no más pue :B dejen su opinión here.

Dejen su estreshita, no sean culeros >,:

Y... dejen un comentario si quieren algún one-shot.... acá ->

Ya, eso. Sayounara :D

Como el sonido de la lluvia. (ParaChi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora