Capitulo 18:Un equipo

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Aquella chica al llegar a la enorme mansión , escucho diferentes voces un tanto distantes, todas ellas desconocidas para ella, dado la distancia a la que se encontraba. Se acerco al despacho, al llegar  vio a dos chicos discutiendo; uno pelirrojo con unos ojos muy llamativos y otro pelinegro con unos ojos muy profundos, los dos estaban  en  muy  pero  muy buena forma física ; al pensar eso una sonrisa traviesa surco su delicado rostro.

Esa sonrisa desaparecio al oir las palbras de Utonio  " alguien va a morir hoy", rapidamente se puso alerta, ella sabia de que se trataba ya habia pasado por eso...

Pensaban que por fin encontrarían paz en ese lugar al que según él,seria su nuevo hogar , lo que ellas no sabían era el precio que tenían que pagar.

Un día como cualquier otro, una de las pequeñas, la más curiosa había desaparecido y las otras dos algo asustadas trataron de encontrarla. Al llegar a la sala ( que dado su  estatura en ese entonces  parecía gigantesca) una voz muy familiar y unos gritos desesperados  las asustaron

Gritaban al unisono decesperadamente el nombre de su amiga, los  gritos se escuchaban cada vez más fuertes

--tranquilas...lo único que tienen que hacer para salvarla es seguir las reglas de mi juego--seguido de esto una luz se prendió en donde aparecía  su pequeña amiga amarrada a una silla, tal vez no siendo golpeada pero si quemada por un cigarro que sostenía uno de los guardaespaldas de Utonio

Ella sin pensárselo mucho, saco la pequeña pistola que cargaba con ella cada vez que tenia que ir a la casa de él. Les disparo a los  dos  matones que estaban a un costado del chico rubio, que al parecer estaba inconsciente. No se pudo evitar aquel estruendoso sonido del disparo, no le importo haber llamado la atención y disparo otras dos veces, dando en el blanco... bueno casi, la ultima no dio en un su objetivo, la cabeza de Utonio.

Después de bajar el arma vio que los dos hermanos estaban inconscientes, probablemente es por los recuerdos algo traumáticos con las balas...

(...)

--¿qué haces aquí? acabas de arruinar mi pequeño espectáculo-- comento aquel hombre tan frívolo al sentir la mirada de reproche de la linda chica

--mi dinero --sin esperar invitación alguna, ella entro al despacho de Utonio y se sentó frente  a él

--¿dinero? ¿para qué?--pregunto con diversión en su voz , quitando su vista de los papeles que leía para poder ver a la chica  que parecía muy impaciente  y su mirada reflejaba el desprecio que le tenia a aquel hombre 

--¿para qué crees?, no vivo de sonreírle a la gente ,  crees que voy al supermercado y con una sonrisita encantadoramente fingida me darán comida--contesto  curveando sus delicados  labios muy forzadamente, dándole un ejemplo de esas sonrisas tan falsas y fáciles que eran muy  famosas en ella que pasaban muy desapercibidas continuamente.

--Se te da muy bien hacerlo-- le dijo encogiéndose de hombros-- de todas maneras sabes que no necesitas hacerlo--le contesto el cruzándose de brazos y  mirándola con desafío, esperando de alguna manera provocarla

--no voy a ser una manenida, ni de ti ni de nadie ... ya dame mi dinero, que cuesta mi trabajo--le dijo en un tono demandante, lanzándole una bolsa del tamaño de su puño que contenia algo parecido a una piedra 

-- que eficiente --se limito a decir con un leve orgullo en su voz, sonriendo de una manera algo terrorífica,sin detenerse a preguntar de donde la había sacado

--Sigues disfrutando el sufrimiento ageno, Utonio--más que una pregunta era una afirmación, dicha afirmación con un deje de desprecio 

--¿Qué te puedo decir?--le dijo vagamente lanzando un fajo de billetes a la joven mujer

"Depende de que..."(ppgz xrrbz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora