Capítulo 1: Primer noche lejos de casa

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La escuela me estaba esperando. A partir de ese momento empezaba mi nueva vida como estudiante en un prestigioso internado.

Debido a que tenía que llevar todas mis cosas para mudarme a mi nueva habitación en el campus, fui un día antes de que comenzaran las clases.

Las habitaciones eran construcciones a parte del edificio original. En total había 2, una para hombres y otras para mujeres. A decir verdad no había muchos estudiantes que ocuparan un cuarto en ese lugar. La mayoría tenía sus casas en la extravagante White, y el lujo no era suficiente como para que vivieran allí. En cuanto a mí, me resultó muy conveniente. Una habitación gratis para mi sola a unos pasos de la escuela me venía perfecta. Era mucho más práctico que caminar todas las mañanas y tardes 3km de ida y vuelta a casa, además de que mis hermanos sacan el máximo provecho el espacio que deja mi ausencia. Otra mención importante es que, según mamá, "me preparara para tener mi propia casa algún día". En otras palabras, se querían librar del espacio que ocupaba en la casa lo antes posible, aunque claro estaba que no lo harían por completo, sino que los iría a visitar seguido, y si me necesitan siempre iba a estar a una llamada.

Cuando llegué al lugar, la encargada me recibió con una alegría enorme, no sé si era porque era alguien nuevo o simplemente porque estaba emocionada por el nuevo año escolar. Su nombre era Leslie, y trabajaba ahí desde hace ya algunos años. Me explico las reglas del lugar, que no eran muchas, resumidas seria que no se permitía alcohol bajo ninguna circunstancia, y no se admitían compañeros después de las 23 horas. Las demás eran más de lo mismo, cuidar las cosas del lobby, el lavarropas está libre en todo momento, la basura se recoge los jueves a las 18. Luego de explicarme un montón de cosas y darme un recorrido por el lugar, por fin llegamos a la que sería mi habitación. Más que un cuarto, parecía un departamento totalmente equipado. Tenía heladera, aire acondicionado, estufa, cocina, un baño con regadera y tina. Realmente se notaba que pertenecía a la escuela más cara, de hecho, me sentí un poco incomoda al pensar que lo recibiría totalmente gratis.

Leslie me explicó cómo funcionaban los electrodomésticos, y después de hablarme de los horarios de las comidas (los cuales podía optar si acudir o no) y ofrecerme su ayuda bajo cualquier circunstancia, abandonó la habitación. Por fin sola. No es que no me agrade Leslie, pero habla hasta por los codos, y sinceramente prefiero el silencio antes de estar escuchando hablar alguien sin respiro alguno, tal vez era su talento oculto, me pregunto cuanto tiempo aguantará sin la necesidad de respirar.

Luego de disfrutar unos segundos del hermoso silencio, me puse a acomodar mis cosas y a examinar más detenidamente la habitación. La cama estaba al lado de un pequeño balcón que miraba a la parte posterior al campus, desde donde se podía observar un pequeño jardín con un enorme cerezo en medio. Un cuadro de flores colgaba sobre ella. Las paredes eran blancas en su mayoría, pero una era de un rosa pálido, que si bien el rosa no es mi color favorito, era muy bonito. Había una cómoda bastante grande enfrente a la cama, y sobre ella una televisión de pantalla plana último modelo, y a su lado un escritorio y varias repisas que ocupé inmediatamente con libros. Soy una amante de la lectura, en especial de historias de fantasía, por lo que no podía dejar atrás al menos a mis 10 libros favoritos, los cuales por si solos ocuparon una repisa entera. La otra la reserve para los libros de las materias que me darían al día siguiente. En el escritorio dejé mi cuaderno de dibujo y los lápices de colores que fui acumulando con el pasar de los años.

Armé la cama, puse algunas cosas en su lugar y después solo me acosté en la cama por un rato. Quería ir a recorrer el campus, pero era demasiado grande para hacerlo yo sola, y con la suerte que suelo llevar conmigo seguro que me perdía, así que decidí esperar un día.

Por dios, estaba tan emocionada que no podía pensar en otra cosa más que en ponerme el uniforme e ir a mis clases, me preguntaba cómo serían los profesores y qué materias podría tomar, a qué equipo me iba a integrar, todo lo que podía pensar era en cosas felices, hasta que esa felicidad se convirtió en nostalgia. Me puse a pensar en el pasado y en qué posición estaba en el presente. Pensé en mi padre, y en por qué me puse a estudiar tanto, reforcé mis metas, pero de todos modos sentía un poco de tristeza.

El silencio, que tanto me gustaba, por la noche se volvió muy denso. Era muy obvio que extrañaba a mis ruidosos hermanos, y en el beso de mamá antes de dormir. Abracé un oso de peluche que tengo conmigo desde que nací, no puedo dormir sin él, y así paso la primera noche lejos de mi casa, sin saber lo que me esperaba al día siguiente.




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Sean un poco más pacientes, los príncipes están por aparecer :)

Mi destino en Saint AngelsWhere stories live. Discover now