KASTEEL ©

Prologo.

Todo el mundo creía que había nacido en una cuna de oro, no los culpaba hasta en su momento yo igual lo pensé. Tenia todo lo que pedía, mi madre me consintió tanto por ser su única hija mujer entre mis hermanos mayores hasta que nacieron los mellizos. No recuerdo mi infancia, los vagos recuerdos que tengo siempre fueron con mi madre en el lago de nuestra casa peinando mi cabello mientras yo le lanzaba pan a los patos que vivían allí.

Al cumplir los quince, fui enviada a un internado donde aprendí a modelar y tocar el violín, por alguna razón el modelaje para mi familia fue lo que necesitaban para mí, siempre quise complacer a mi padre así que continúe y hoy en día era una de las modelos con más contratos dentro y fuera de Europa.

Me sentía bien el mundo de las pasarelas, después de todo mi familia era muy famosa para mi gusto por mis padres, un gran empresario mundial y una bioquímica reconocida. Todos querían pertenecer a nuestro circulo. Kenett Kasteel podía hacer ver nuestra familia como algo muy grande e imposible de igualar, pero todo eso a base de muchos secretos.

Desde que tengo uso de razón se me remarco que al cumplir veintiuno tendría que trabajar y dar mi vida a mi familia.

<<El cumplir veintiuno para un Kasteel lo es todo, Xephora.>>

Fue lo que dijo mi abuelo, antes de morir.

Nunca olvide eso, este año seria por fin mi cumpleaños veintiuno, volvería a casa después de años viviendo lejos de ellos, volvería a ver a mi madre y hermanos, quienes desde hace cinco años no veía. solo se me permitía hablar con papá, siempre fue firme con su decisión de mantenerme alejada de todo para que pudiera triunfar en el mundo del espectáculo dejando siempre en alto nuestro apellido, porque si cometía un error... siempre mandaba a el viejo Milton para castigarme...y desgraciadamente para mi padre todo lo que hacía era un error.

Al fin seria una Kasteel completa y sabría todo lo que conlleva a serlo.

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Gracias por leer.