Rumores

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Esperé a que fuera por sus cosas. Cuando volvió, unos de sus tarados amigos lo detuvo.
A lo lejos vi como más de sus amigos se acercaban a él. Hacían mucho relajo y gritaban cosas demasiado estúpidas.
Él sólo movía los brazos haciendo señas de "no", mientras guardaba sus cosas en la mochila.
Todo iba bien hasta que todos sus amigos voltearon a verme.
Supongo que les dijo que se iría conmigo.
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¿Supones? Dios, abre los ojos. Es obvio que les acaba de decir que se irá contigo.

No soporto sus miradas...

Desvía tu mirada entonces. Demuestra que no te importa lo que digan.

Pues en realidad no me interesa lo que digan.

Es por Alejandra. Los rumores

¿Cuáles rumores? No sé de que hablas. Alejandra y yo somos mejores amigas.

Eran. No lo olvides.

¿Qué? No entiend...
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- ¿Nos vamos?

- ¿Qué?- dije gritando.

Vi a Sebastián un poco confundido y me miraba raro. Su mirada era muy graciosa y para salvar la situación comencé a reír como idiota.

- ¿Qué es tan gracioso?- preguntó él sonriendo.

- Nada. Sólo quería ver como sería tu reacción si te gritaba.

- Oh- dijo y comenzó a reír.- Me habías asustado, aunque de todas formas, buena esa

- Tranquilo, entendí el sarcasmo.

Salimos de la escuela y comenzamos a hablar de gran variedad de novelas. Él sabía mucho y sinceramente yo no lo podía creer.
Aunque a final de cuentas me agradó porque coincidimos en algunas novelas.
Todo iba bien hasta que el se fue hacia otro tema de conversación.

- Y... ¿cómo estás?

- ¿A qué te refieres?- dije yo.

- Tu sabes, los rumores que hay sobre ti y Alejandra.

- No sé de que hablas- dije un poco molesta.

Lo único que quería era olvidar eso. Y si era posible, llegar a casa y contarle a Alejandra lo que los demás piensan de nosotros.

- No quiero meterme en lo que no me importa- dijo- pero es obvio que no quieres hablar de ese tema.

- ¿Y?

- Bueno, si necesitas hablar de eso, puedes hacerlo conmigo. Debe ser muy difícil para ti.

- ¡De qué mierda estás hablando!- grité.

Mucha gente se nos quedaba viendo y yo sólo me quedé parada enfrente de él esperando una respuesta.

- Oye, relájate por favor, no quise...

- ¿Relajarme? ¡No te metas en esto, además, no quiero hablar contigo de eso! Es claro que tú serías la última persona a la que le contaría cómo me siento.

- Sé que es difícil...

- Tú no sabes nada- dije- tú sólo eres un idiota que se la pasa por ahí con otros inútiles, tienes el ego sobre las nubes y te crees genial, pero ¿sabes qué? No necesito de tu maldita lástima. Yo tengo a Alejandra y puedo contarle todo a ella, si me siento bien o mal

- Pero Alejandra...

- Cállate y déjame en paz. No te vuelvas a acercar a mí- dije enojada.

Me di la vuelta y caminé muy rápido. De reojo vi como él sólo se quedó parado allí.
Tengo que contarle rápidamente a Alejandra todo lo sucedido. Estoy harta de estos falsos rumores.
No quiero que la gente quiera convivir conmigo sólo por lástima.

J A M I E Donde viven las historias. Descúbrelo ahora