El lunes por la mañana intentó arreglarse lo más que pudo. Aunque le habían dicho que no era necesario que fuera vestido de manera formal. La mujer que lo contrató, que le iba a confiar a su hijo por 3 horas los lunes, miércoles y viernes, era una de las diseñadoras de moda más reconocidas de Corea. Así que hizo su mejor esfuerzo y se puso su mejor ropa, intentando que pareciera que no se esforzó. Para lograr ese efecto, dejó que su cabello negro y lacio cayera de forma natural.
Tomó unos libros que su mamá usó cuando le enseñó a tocar el piano del estanque que estaba en lo que usaba como sala, y comenzó su viaje a la parte de la ciudad que veía con ojos soñadores cada noche.
La torre donde Min Sun Hee vivía junto a su único hijo no era la que más se destacaba en la distancia, pero sí que era alta.
Cuando Taeyang entró no sabía bien qué hacer, se estaba acercando al ascensor, cuando el vigilante lo detuvo y le preguntó a donde iba. Se dio cuenta de que aunque había intentado estar presentable, se notaba que no pertenecía en un sitio así.
—Voy a la casa de la señora Min Sun Hee, soy el profesor de piano de su hijo.
El vigilante se acercó a su escritorio y hablo por un teléfono, se estaba asegurando de que lo que dijo fuera cierto.
—Puedes subir, es en el pent house.
Taeyang asintió e hizo una pequeña reverencia antes de dirigirse al ascensor. Ya en él se sintió mareado y con nauseas, no iba a mentir, estaba muy nervioso. Todo ese lujo lo estaba aplastando, y ese sentimiento empeoró cuando una mujer vestida de mucama lo guió por el pent house hasta un salón con un piano de cola blanco.
Todo el pent house era enorme y con una decoración simple, pero que apostaba a que era más costosa que cualquier cosa que hubiera visto antes en su vida. Se sintió aún más fuera de lugar cuando la mujer lo dejó solo para buscar al hijo de la señora Min, diciéndole que se pudiera cómodo.
El piano en ese salón era lo más hermoso que Taeyang había visto en su vida, se veía tan delicado, que tenía miedo de tocarlo y romperlo. Se acercó a él y puso sus dedos sobre las teclas, lentamente tomó la confianza suficiente para verificar que estaba afinado, y luego para tocar algo. Se sintió tan feliz de estar tocando un piano de esa calidad, de lo bien que se sentía en sus dedos y pies.
—Esperaba que mi profesor fuera un viejo calvo que solo toca a Bach.— Dijo una voz detrás de él. Dio un pequeño brinco por el susto y se levantó deprisa, como si hubiera hecho algo malo.
Taeyang se sorprendió mucho al ver a la persona que tenía al frente, se esperaba a un niño pequeño, talvez de 13 años a lo mucho. Pero lo que veía era a un muchacho que no tenía para nada 13 años, era la persona más blanca que había visto en su vida. Tenía el pelo blanco suelto y le llegaba a la cintura. Se sonrojó cuando notó que las piernas del muchacho estaban expuestas, ya que llevaba puesta una falda de botones, de esas que se estaban usando mucho entre las idols. Taeyang se sonrojó aún más cuando el pensamiento de que ahora el piano era lo segundo más hermoso que había visto le pasó por la cabeza.
—Soy Min Yeong Eun— dijo con una voz que era claramente masculina. —, por favor, solo llámeme Yeong Eun.
Al hacer una reverencia su blanco cabello le calló sobre los hombros y la cara como leche derramándose.
—¿No me va a decir su nombre, hyung?— Preguntó usando ese formalismo, como para quitarle de la cabeza a Taeyang cualquier idea de que la persona que tenía enfrente fuera una chica. Por supuesto que no podía ser una chica, era tan hermoso como un piano blanco, tenía que ser un chico.
—Kim Taeyang. —se apresuró a decir con una reverencia.
Más tarde, en su minúsculo apartamento de una habitación, no pudo evitar pensar en su estudiante de una forma que no era buena. Pensaba en lo suave que parecía su largo cabello, en la emoción que mostraban sus ojos azules cada vez que le enseñaba algo nuevo y en como mordía sus rosados y gruesos labios cuando colocaba sus dedos en las teclas. Tampoco pudo evitar que su mano fuera a un sitio al que no debería, mientras pensaba en su alumno.
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Clases de piano
Short StoryLa historia de cómo las vidas de un hombre que ama tocar el piano y un muchacho que no soporta la luz se unen.