UN TRUCULENTO NEGOCIO

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Una linda y soleada mañana de primavera, surcaban los cielos dos hermosos pajarillos. Eran papá pájaro y su tierno polluelo que recientemente había terminado de emplumar y este entusiasta se esmeraba en escuchar detenidamente a su padre quién le instruía cuidadosamente acerca de cómo emprender el vuelo.

-¡Aletea más fuerte y sin cesar! pequeño retoño, que la única manera de vencer la fuerza de gravedad es permanecer perseverantes. !Aletea más fuerte y sin cesar!.- Le decía papá pájaro a su pequeño hijito.

Mientras volaban, el pequeño pajarillo contemplaba el bello panorama que se extendía cual lienzo paisajista, brillante y colorido debajo de sus pies. Era una experiencia única con sabor a libertad.

– ¡Es hermosa la vista desde aquí arriba querido padre!.- resaltó el tierno polluelo.

-Has dicho bien querido hijo, y solamente aquellos que nacimos para volar podemos disfrutar de tan grande y dulce libertad. Es hermoso tener alas y poder volar, surcar los cielos es un regalo de Dios inigualable.

En verdad disfrutaban de una experiencia única que solamente los alados pueden experimentar

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En verdad disfrutaban de una experiencia única que solamente los alados pueden experimentar. Desde arriba podía verse claras las veredas, la sierra y sus arroyos por donde desfilaban correntadas de agua dulce sin parar; el bosque entero parecía tan pequeño al momento de elevar el vuelo entre pinos verdes y el azul del cielo, que el pequeño llegaba a sentirse ya todo un experto en batir las alas.

-¡más alto padre mio! ¡más alto!

-Con cuidado hijo mío, ¡bate las alas con cuidado!. Debo advertirte que demasiada altura podría ser peligroso.- Le decía su padre querido.

Pero el pequeño, en su inexperiencia, escuchaba sólo a medias pues su atención se fijaba en el tintinear de una campanilla, que llegaba a sus oídos desde la tierra.

El pajarillo, bajó al campo de donde provenía el sonido que tanto le atraía, y vio a don Topo que entraba y salía de su mina mientras pregonaba: -"¡vendo lombrices! ¡dos lombrices por una pluma! ¡Aproveche la oferta!

 El pajarillo, bajó al campo de donde provenía el sonido que tanto le atraía, y vio a don Topo que entraba y salía de su mina mientras pregonaba: -"¡vendo lombrices! ¡dos lombrices por una pluma! ¡Aproveche la oferta!

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A la pequeña avecilla le fascinaban las lombrices, y con el solo hecho de oírlas nombrar por Don Topo se le hacía agua el pico. Y sin pensar mucho se decidió; arrancó una pluma de sus alas y la intercambio por un par de lombrices. Luego de habérselas comido emprendió el vuelo de regreso al lado de su padre muy satisfecha.

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⏰ Last updated: Oct 08, 2017 ⏰

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