Promesa.

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El día siguiente mi madre me despertó con un grito. Se sobresaltó por las manchas de sangre en mi suéter. A veces creo que se le olvida mi condición, eso podría haber sido peligroso. Después la tranquilicé argumentando que había encontrado un animal herido y lo ayudé, cosa no del todo falsa. No se le quitó el enojo ya que la mancha sería imposible de limpiar y debería tirar la prenda a la basura.

En la mañana me dediqué a mis clases que tardaron menos de lo normal, por lo cual, aproveché el tiempo y decidí imprimir mis fotografías. Siendo demasiadas, solo elegí las mejores. Tenía muchas ganas de mostrárselas a Yuta.

Es increíble cómo ahora solo puedo pensar en él...

Mientras caminaba en busca del muchacho, rogué por su bien estar, ya lo había encontrado en pésimo estado y aunque se pueda recuperar rápidamente, verlo dañado me duele demasiado. Escuché una fuerte y seca tos a lo lejos y me abrí paso rápidamente hacia aquel sonido poco agradable.

-Estoy bien, estoy bien.

Yuta estaba apoyado contra el busto de un árbol y al limpiarse la boca noté sangre. Claro que no estás bien...

-Toma, límpiate.

Le tendí una servilleta que aceptó con una sonrisa incómoda y forzada. Se notaba demacrado, cansado y su ropa estaba llena de tierra. Apreté mis dientes, molesto por lo que pasaba. Deseaba ayudarlo, protegerlo pero no podía y la impotencia es un sentimiento que te quiebra. Lo vi temblar y en seguida me entró la necesidad de abrazarlo... Debí haberlo hecho. Sin siquiera tener que preguntarle me explicó lo sucedido:

-La tala de árboles está progresando más rápido de lo que creí. Moví algunas especies de animales lo más pronto posible, para que no se quedaran sin hogar. Podría hacer crecer algunos árboles o arbustos pero es demasiado peligroso, no pueden ver que salen plantas de la nada.

Realmente la tiene difícil a pesar de ser un ser "sobrenatural" tiene sus limitaciones.

-Me preocupas.

Lo pensé aunque sin querer lo expresé en un susurro. Puso su mano en mi cabeza y revolvió mi cabello, tan cariñoso que  mi interior ardía y así es como el cuerpo me recordaba lo enamorado que estoy de Yuta.

-Siento que estés pasando por esto.

Suena tan triste que no lo soporto. De mi mochila, saqué las fotos.

-Quisiera mostrarte algo.

Dije dudoso, de alguna forma debía levantarle los ánimos. Se sentó en el césped y me invitó a hacer lo mismo a su lado. Lo pensé demasiado hasta que Yuta tomó mi muñeca y tiró de ella, así terminé demasiado cerca de él. Puse distancia para luego pasarle las fotografías. Las miraba y sonreía con cada una de ellas, en ocasiones recordaba el momento y se ponía a relatar lo que había pasado justo en ese instante. Me sentí realizado al notar un brillo en sus ojos:

-Eres muy bueno, captas el paisaje de forma sublime y hay unas donde los animales están viendo directo la cámara y parece que están posando. Eres genial.

Deseaba tener mi suéter puesto para taparme el rostro con mi capucha. Estaba completamente nervioso.

-No me gusta saber que no puedo ayudarte.

Le declaré sin tener plena conciencia de mis palabras. Yuta quedó quieto y su expresión se tornó vacía, sin ningún tipo de emoción. Suspiró:

-Lo único que realmente deseo de ti... es que nunca me dejes, Taeyong.

De nuevo su mirada: densa, profunda, maravillosa. No desprendía su vista de mis ojos y como siempre, me fue difícil retenerla. Mi cuerpo se tensó por la emoción, podía sentir un aura diferente a la que siempre emanaba y mis latidos se aceleraron. "Nunca podría dejarte", mi mente me gritaba que se lo dijera, que liberara estos sentimientos. Hice mi mejor intento:

-No te voy a dejar nunca Yuta, te lo prometo.

Fue tan difícil dejar salir esas palabras. Mi cabeza daba vueltas pero seguí hablando con el valor que logré conseguir:

-No quiero dejarte y te prometo que haré algo para ayudarte y salvar el bosque. Buscaré la manera.

Yuta tomó mi mano y la besó suavemente, a lo que mi cuerpo reaccionó con lo que pareciera ser una descarga eléctrica, me estremecí y la piel de gallina no tardó en aparecer. Todo en mí anhelaba desesperadamente a Yuta.  Me gustaba imaginar que aquel chico correspondía mis sentimientos pero no me haría ilusiones, me siento tan patético pensando de esta manera, él nunca podría fijarse en mí de ese modo... Podría haberme tranquilizado pero obté por salir corriendo de aquí.

-Debo irme.

Yuta no hizo nada para detenerme, aunque antes de retirarme le cedí una última foto.

-Esto es para ti. Adiós.

Regresé a casa, arrepentido de no haberle dicho todo lo que sentía, molesto por ser tan complicado y cobarde, aunque feliz, porque su contacto es como vida para mí.

Estaba seguro de mi promesa, como nada antes en mi vida. Esa no solo sería un lazo que até con Yuta si no, un nudo potente que creé con la vida. Una luz en un túnel que parecía interminable y caminaría hacía ella y casi sentí tocarla. Y no, ni siquiera pude rozar los primeros rayos. Miles de pasos que había recorrido con lentitud y dificultad me fueron arrebatados en un abrir y cerrar de ojos.

Fui internado de emergencia sin previo aviso, justo a las siete de la mañana del siguiente día. La comunicación interventricular que me amenazaba desde que nací apareció tal como una burla a mi felicidad y a mis ganas de vivir. Mis padres no tuvieron de otra y pagaron la operación que me urgía en ese momento. Nos quedamos sin nada y yo de alguna manera, rompí mi promesa.

En aquel bosque. //NCT~ YuTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora