Sentir.

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Una vez mi padre me dijo que hemos venido a este mundo a sentir. La tristeza, la felicidad, el amor. Son emociones simples, porque todo el mundo alguna vez las ha sentido. Pero a la vez son complejas, porque casi nadie las entiende. 

A veces no tenemos ni la menor idea de lo afortunados que somos por tener la capacidad de sentir, eso a mi me parece un regalo. De donde sea que vengamos, quien sea que nos haya creado; dio en donde era. 

Nos dio la capacidad de sentir. Pero ¿Sabes qué es lo mejor? El poder canalizar las emociones y dejarte llevar de la euforia. 

Contaré una historia. 

Una noche dos chicas estaban en un parque de su localidad, con personas que para ellas, unas adolescentes tratando de abrirse al mundo y obtener experiencia, eran personas fascinantes. Ambas chicas eran súper intelectuales y tenían cada una una manera de ver el mundo única. 

Estaban con un gran grupo de personas, que de lejos se notaba lo unidas que eran. Las chicas ya habían ido varias veces allá, pero nada se asemejó a lo que sintieron ese día. Fumaron, bebieron, cantaron y tuvieron conversaciones de lo mas intelectual con quienes ellas quisieron. Habían personas que las halagaban por su inteligencia y belleza, pero otras les daba igual si estaban allá o no. 

Pero a ellas no les importaba, ellas estaban felices, recopilando sus primeras experiencias con personas mayores ¿quién no iba a estarlo? 

Llegó el momento de irse a su casa cada una, y como era de rutina se iban juntas hasta cierto punto. Como dos chicas medio drogadas y desorientadas, se iban todo el camino muriendo de risa. Cuando ya se aseguraron de estar lo suficientemente lejos de grupo, las invadieron emociones  que por primera vez experimentaban. 

Mientras subían por una falda para llegar a la calle principal, Empezaron a correr y saltar gritando cosas como "Somos mayores" "Nos han aceptado". La euforia que en ese momento las llenaba, no se comparaba con otra cosa que hayan sentido antes. Por todo su cuerpo sentían la liberación de endorfina, dopamina y serotonina, las cuales eran las responsables de sus saltos, torpes pasos y desgarradores gritos. 

Desde ese momento en adelante, las chicas planearon ir cada que pudieran a ese parque, a encontrarse con ese grupo. 

¿Qué nos deja esta historia como conclusión? Que sentir es una maravilla. 


Cartas de una chica inestableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora