Capítulo IX.

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Magnus salió de su oficina, le era imposible seguir ahí, con ese pensamiento constante: Alexander. No entendía la razón por la cual el muchacho no salía de su cabeza, es que simplemente le frustraba. Había hecho una promesa horas atrás, cuando hizo el amor y una tregua con su mujer y estaba harto de que Alexander no saliera de su cabeza ni un sólo segundo, lo que necesitaba era aire fresco y un té chai.

Se dirigió al estacionamiento y se subió a su BMW, condujo hasta Starbucks y compró dos té chai; uno para él y uno para Camille. Condujo hacía la asociación de Camille, estacionó el auto y se dirigió a la puerta. Entró y la recepcionista le dijo que Camile seguía en su oficina. Siempre le había gustado la decoración del lugar estaba todo tan estético y en colores neutros; había muchas plantas en el lugar y tenían un aula enorme para los niños que recogían de la calle y les buscaban familia, era como una casa hogar pero privada. A los hijos de Magnus les gustaba mucho estar ahí porque convivían con los demás niños; algo que siempre le había inculcado Magnus a sus hijos fue a ser humildes porque el hecho de que tuvieran un estatus superior al de los niños que Camille recogía no significaba que fueran mejores y a Magnus no le gustaba que sus hijos fueran pretenciosos. Él mismo se había encargado de inculcarles todos esos principios a sus hijos, a Camille no le parecía porque ella sabía que eran superiores; así la habían educado a ella y es por eso que Mangnus se había sorprendido cuando su esposa le dijo que quería hacer una casa hogar. Pero al final le había gustado la idea porque siempre es bueno ayudar.

Magnus se subió al elevador y marcó el piso 5, la oficina de Camille estaba en el útimos piso. Cuando las puertas se abrieron de par en par Camille estaba ahí.

-¿A qué hora has llegado amor?-preguntó Camille, subiendo al elevador.

-Acabo de llegar, te traje un té, tu favorito.-dijo Magnus tendiendo el té hacía ella.

-Gracias. ¿Ya nos vamos a casa?-preguntó Camille dándole un sorbo al té.

-No, tenemos que pasar por los niños casa de mis papás.-dijo Magnus, sabía que a Camille no le hacía gracia aquello, no soportaba a la madre de su esposo y eso era recíproco, la mamá de Magnus tampoco la quería.

-¿Puedes dejarme en casa? De verdad no quiero ir, sabes que tu madre me odia.-dijo Camille

-Mi madre no te odia Camille, es sólo que no se han permitido conocerse y por eso no pueden llevarse bien.-dijo Magnus bajando del elevador y tomando a Camille de la mano para dirigirla al auto.

-No sólo es eso Magnus y lo sabes, pero ella no quiere decirnos porque le caigo mal. Pero en fin sus razones tendrá. Igual no voy a entrar a su casa. Te esperaré en el auto.-dijo subiéndose al auto.

-Ah, está bien. Yo entraré por ellos.-dijo Magnus, no tenía ganas de discutir ese tema por ahora.

(...)

Llegaron a la casa de los padres de Magnus y éste se bajó, Camille se quedó ahí a terminarse su té chai. Magnus se dirigió a la puerta y tocó, su padre abrió la puerta.

-Hola hijo, pasa. Los niños están en el patio con tu madre. ¿Dónde está Camille?-dijo su padre.

-Se quedó en el auto, ya sabes que ella y mamá no pueden hacer una tregua. Sigo sin saber porque se caen mal.-dijo Magnus entrando y dirigiéndose al patio. El padre de Magnus se quedó callado, él sabía la razón pero su esposa le había prohibido decírselo a su hijo.

-¡PAPÁ!-gritaron los niños al unísono cuando vieron a su padre asomarse por el ventanal, Magnus se acercó lo más pronto posible y los abrazó a los tres juntos.

-Los extrañé, ¿se portaron bien con su abuela?-preguntó Magnus

-Claro que sí, ayer por la noche le ayudamos a hacer un pastel y nos dejó ver la televisión hasta las once de la noche.-dijo Max

-Eso era un secreto Max, ya sabes que tu padre no los deja mirar la televisión hasta esa hora.

-Oh abuela lo siento. Se me salió.-dijo Max haciendo puchero

-No te preocupes Max, mientras se hayan portado bien con mi madre no hay problema. Tenemos que irnos ya porque tu madre está en el auto esperándonos. Vayan por sus cosas.-dijo Magnus. Los tres niños se fueron corriendo a la planta de arriba para bajar sus cosas.

-¿Por qué Camille no se ha bajado?-preguntó la madre de Magnus.

-Mamá, ya sabes. Ella cree que tú la odias.-dijo Magnus

-Por dios Magnus. ¿Esa mujer tiene quince años? Ya dile que madure, tiene 35 años. No la odio, y lo sabes, es ella la que nunca se ha querido acercar a mí.-dijo la madre de Magnus

-Fue lo mismo que le dije, pero ella insiste y ya no quiero pelear con ella sobre ese tema. Me tiene cansado.-dijo Magnus

-Sigo sin entender por qué te casaste con ella. De verdad me hubiera dado lo mismo que te hubieras casado con un hombre, yo sé que Camille no te hace feliz, lo veo en tus ojos, tan cansado de ella.-dijo la madre de Magnus.

-Mamá ella me hace feliz, si no me hubiera casado con ella no tendrías nietos.-dijo Magnus

-¿Y eso qué? No digo que no quiera mis nietos, los tres son unos niños maravillosos. Pero si te hubieras casado con aquél hombre hubieras sido feliz Magnus. A mí no puedes mentirme, no eres feliz, amas a tus hijos con toda tu alma pero a esa mujer no la quieres, por más que intentes convencerte de eso. Pero bueno, tú tomaste tus decisiones, eres un adulto y tú sabrás si quieres terminar tus días así.-dijo la madre de Magnus mirándolo.

-Mamá, por algo la escogí. La quiero es sólo que Camille es muy especial para todo y tiene su carácter, pero es una mujer maravillosa.-dijo Magnus intentando convencer a su madre.

-No sé por qué tuviste miedo de estar con Imasu. Yo sé que lo amabas Magnus, pero te dio miedo el que dijeran, te dio miedo que pensara de ti tu padre y todos tus amigos, y tuviste que dejarlo porque no querías que el accionista mayor del periódico fuera homosexual por las críticas que te iban a hacer.-dijo su madre tomándolo de las manos

-Mamá no quiero hablar de Imasu, no quiero recordarlo. Hace mucho dejó de importarme.

-Sí, yo sé que lo suyo terminó y que él jamás quiso volver a saber de ti. Pero tú tuviste la culpa. Déjala Magnus, déjala antes de que esto acabe contigo. No quiero morirme y darme cuenta de que mi único hijo no es feliz. Siempre te acepté por lo que eres Magnus, jamás te denigre ni te discriminé por el hecho de que eres bisexual porque estaba convencida de que quería que fueras feliz no me importaba si era con un hombre o con una mujer. Pero por favor hijo, busca tú felicidad, no tengas miedo de tus hijos, ellos te van a querer toda la vida sin importar que.-dijo su madre, y al decir lo último los niños aparecieron.

-¡Estamos listos papá!-dijeron los tres

-Ya nos vamos mamá, cuidate mucho y cuida a papá. En estos días venimos a visitarlos.

-Si hijo, cuando quieran. Aquí está su casa. Y piensa en lo que te dije por favor. Adiós niños, pórtense bien y obedezcan a su mamá y a su papá.-dijo abrazando a los niños.

-¡Adiós abuela!-dijeron corriendo hacia la puerta.

-Piénsalo Magnus, por favor.

-Sí madre, lo pensaré. Te adoro, nos vemos pronto.-dijo abrazando a su madre y dirigiéndose a la salida.


¡Holaaaaa! He actualizado, :nomedigas: espero les guste le capítulo y disfrútenlo mucho. De verdad perdón por tardar tanto, es que en serio la escuela me tiene muy ocupada.

Los amo

All the love, Marcela Gao.

Salvaste Mi Vida Alec.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora