I

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Una tarde negra sumida en la tristeza.

El cielo gris de una contaminada ciudad

amenaza tormenta.

Y yo, una sombra más en un mundo de sombras

camino.

Camino sin rumbo hacia un futuro incierto,

un futuro oscuro, un futuro turbio

que también amenaza tormenta.

La vista clavada en el gris asfalto,

en el negro suelo

que veo bajo mis pies.

De pronto, levanto la vista.

Lo veo.

Lo veo, y él me ve.

Lo veo, y él me está mirando,

mirando esta sombra como si no fuera una mas,

como si resaltara,

como si tuviera el mismo halo de luz

que lo envuelve

y que ilumina.

Que ilumina su camino con cada paso que da.

Con cada paso.

Y da un paso.

Y otro paso.

Y otro paso.

Y otro paso, creando un camino de luz

que viene hacia mi.

Y veo que viene.

Y él me mira.

Y se acerca.

Y yo me quedo quieta.

Y siento su aliento en mi cara.

Y yo me quedo quieta.

Y noto su mano en mi piel.

Y no respiro.

Y siento el roce de sus labios en los míos.

Y le dejo.

Y siento un mar de algas en mi boca.

Y me quedo quieta.

Y me dejo llevar...

Y abro los ojos.

Y estoy en esa tarde gris sumida en la tristeza.

Y el cielo gris de la ciudad amenaza tormenta.

Y decenas de sombras pasan a mi alrededor.

Y yo, como una más,

camino hacia un futuro incierto

mirando el gris asfalto...

...y pensando que él nunca volverá...


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