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Sí, mi amo



Así que quizás tomar el consejo de Klein no era lo más brillante que podía haber hecho. El pelirrojo era conocido por ser un tremendo fetichista.

Pero cuando alguien hace un comentario que te pone en vergüenza, algo como por ejemplo "No sabes cocinar" , bueno, eso te enfurece. 

Y si esa persona resulta ser una pelirroja hermosa con brillantes ojos ambarinos, ... Bueno, ese comentario sólo logra ponerte más furioso, en especial si eres un espadachín que intenta impresionarla con sus dotes culinarias. Así que sí, tal vez ella se había burlado de él por teléfono por haber quemado la cena y en realidad no debería haber tomado lo que Asuna dijo tan a pecho. Pero Kazuto lo hizo. 

Las palabras "¡Te desafío a un duelo de espadas en ALO!" salieron de los labios masculinos antes de que pudiera detenerlos y la reacción de la chica por el video teléfono fue similar a la suya. Ella tomó su desafío e inmediatamente exclamó que se conectaría al mundo virtual para vencerlo y mostrarle que ella seguía siendo esa guerrera que hacía temblar a cuanta hada se le pusiera en frente.

Provocarla no era nada bueno. Él lo sabía

Entonces Klein tuvo la grandiosa idea de que ambos apostaran algo en ese duelo. Así llegaron a la conclusión de que quienquiera que ganara tendría que ser esclavo del otro para el resto del día y mientras tanto darle un poco de condimento a la situación.

-¿Qué diablos quieres decir con ponerle condimento a la apuesta? ¡Esto no es sandwich! -preguntó cuando Ryo y Agil lo arrastraron por la acera de la ciudad a una tienda de dimensiones extravagantes.

-Bueno, ella se ha burlado de tus pobres dotes culinarias, en otras palabras te ha echado en la cara que no eres nada sin ella... Lo cual puede ser cierto, pero no debes dejar jamás que las mujeres lo descubran -terció Andrew/Agil con acento conocedor.

-Así que la única manera de mostrarle que puedes valerte por ti mismo es hacer que haga lo que quieras -Klein rió entre dientes abriendo la puerta y empujando a un confundido Kazuto dentro de la tienda.

-Sigo sin entender chicos, ¿que hacemos en una tienda de disfraces para adultos? Asuna me ha avisado que ya está conectada esperándome... Y ya saben como se pone si la hago esperar... -Kazuto respondió lanzándoles miradas furtivas mientras ambos muchachos sonreían maliciosamente viéndose entre si.

-Perdóname, señor -dijo Ryoutarou con acento práctico, como quien ha visitado esa clase de lugares muchas veces, dirigiéndose al vendedor que ponía ropa de encaje y lacitos en un estante. -¿Tendría algún traje de maid disponible?

La mandíbula del pelinegro cayó y su rostro se ruborizó profundamente antes de que se volviera hacia sus amigos con una mirada de enojo -¡No voy a hacerla vestir como una sirvienta! -gritó indignado.

-Awe Kirito-chi, muchacho, ¿sabes que la Calabacita  apreciará tu idea de hacer que ella use esta cosa, no? Puede que al principio se niegue, pero créeme le encantará. Ahh sí, debes hacer que te llame amo o mi señor -el pelirrojo se acarició la barbilla imaginando la acertada situación -Esto le enseñará a  respetarte.

-¿Qué estás pensando pervertido? ¡Estamos hablando de mi novia aquí!

-Calma Kirito-chi, serás el único que tendrá oportunidad de disfrutar semejante regalo... -rió con evidente malicia.

-No lo sé, chicos- el pelinegro hizo una mueca cuando el vendedor regresó con el traje solicitado -¿Tienes algo más ... decente? -preguntó con rubor mientras el tipo le entregaba el diminuto outfit al pelirrojo que asintió con aprobación.

Sí, mi amoWhere stories live. Discover now