Madrid, 11 de Octubre de 2018
Querido Lobo:
¿Recuerdas esos lugares seguros?
Esos lugares donde no importaba nada solo nosotros y éramos la únicas personas en el universo. No se si tu lo harás, pero yo si lo recuerdo. No importaba cuanto tiempo pasásemos allí, serian seguros para siempre; y lo serán. Lugares que no puedo evitar cada día en cuanto me levanto, lugares como la Baticueva en el recreo o simplemente nuestras habitaciones durante una de nuestras largas llamadas que fácilmente llegaban hasta la madrugada.
No se exactamente cuando fue la ultima vez que estuve en uno de esos lugares seguros, pero se que después la ultima vez que estuve en uno de nuestros lugares seguros, me di cuenta que si uno de nosotros faltaba el mundo se nos caía a pedazos, en nuestro interior y con nuestras alma rotas no importaba el lugar donde estuviésemos ya no había más lugares seguros.
Ya hace dos años que no te veo, ya no se como es tu cara y se que las fotos no hacen justicia, especialmente porque se que has cambiado mucho, no porque querías, si no porque es algo inevitable, en el fondo yo también he cambiado, más que todo físicamente, aunque mi mente también se ha tenido que adaptar a situaciones, en las cuales era indispensable cambiar algunas cosas, supongo que fue lo mismo para ti.
Hace un mes desde la ultima vez que hable contigo de alguna manera directa o inmediata. Cuando me fui, escapando de esa guerra, se que las cosas quedaron inconclusas y muy confusas entre nosotros y este tiempo que no hemos hablado cara a cara, lo que ha hecho es confundirme más.
Aun con todo eso, todavía recuerdo de manera muy exacta, como en cuarto grado un pequeño niño con peinado de honguito me miraba como si me quisiera matar, y yo sabia que no le caía bien, pero no sabia el porqué, a ese niño por su mirada feroz le empece a decir Lobo como apodo. Y de esa manera sin darme cuenta fue el primer paso para caer en toda esta extraña y maravillosa historia.
Una de mis mejores amigas, conocía muy bien a ese niño de mirada feroz, al que yo llamaba Lobo y del cual no supe cual era su nombre porque todos lo llamaban por su apellido, en ocasiones me gusta intentar adivinar cual era su nombre, solo sabía que se llamaba igual que otra persona del salón de 4to grado B.
Ella nos presentó y allí descubrí tu nombre, fue mucho más común de lo que imaginaba, pero recuerdo ese día muy bien en especial por que fue el primer día que creamos uno de nuestros lugares seguros y también porque fue el último día que estuve en 4to grado. Porque no se si puedas recordarlo al final del recreo me caía por las escaleras y me torcí el tobillo, pero recuerdo que en todo el tiempo que estuve fuera del colegio siempre pensé en ti y en que tenía un nuevo amigo, Tú.
Me gustaría seguir recordando, pero sería muy largo todo para una sola carta. Quiero que sepas que cada día antes de dormir y al levantarme pienso en ti y en nuestro lugares seguros, y en como cualquier lugar se convertiría en un lugar seguro solo con el hecho de que ambos estuviéramos allí. Espero no ser demasiado cursi con estas cartas, pero solo son cosas que desde hace mucho tiempo quiero decirte, y esta es la única manera que encuentro de hacerlo.
Extrañándote con toda mi alma atenta y vomitivamente cursi:
Unicornio.

YOU ARE READING
Cartas para ti, Lobo
RandomHola mi querido Lobo, se que tal vez ya no hablamos mucho o que la distancia nos hace separarnos, pero estas cartas son para ti. Me gustaría tener otra forma de comunicarnos, pero que más hermoso que cartas.