#32

22 4 1
                                    

Estaba casi segura que después que te dije que no sería fácil confiar en ti te alejarias y por fin te darías por vencido pero paso todo lo contrario es como si eso te hubiera impulsado más. Han pasado un par de días y tus acciones han provocado en mi una alegría inmensa, un color más rojo en mis mejillas y una sonrisa más grande.

Aún no puedo olvidar lo que hiciste ayer, estábamos en descanso y yo iba hacia mi lugar tradicional, las escaleras, mis amigos ya me estaban esperando ya que cuando venía con ellos me quedé hablando con una amiga y ellos siguieron, cuando ya estaba a pocos metros de la escalera pude ver que estabas con los dos amigos con los que apostaste, supongo que no te dabas cuenta que estaban caminando hacia  mi ya que estabas riéndote con uno de ellos, pero como por obra del destino levántaste la cabeza cuando ya estábamos muy cerca y pasaste de una sonrisa gigante a una sonrisa más pequeña y las mejillas de un tono más rojo; vi como tus ojos se apartaban de los míos por unos microsegundos para mirar a mi alrededor y verificar que efectivamente venía sola, volviste tus ojos hacia los míos y luego solo con un par de golpes en la espalda de tus amigos dijiste "ahora los alcanzó, voy a hablar con esta hermosa chica", no pude evitarlo, una sonrisa se poso en mi rostro.

- ¿Y tus amigos? - me preguntaste
- Están esperándome - dije rápidamente intentando huir de ti para no demostrarte todo lo que provocabas.
Me logré alejar un poco pero en menos de nada siento tus manos en mi cintura devolviéndome lo poco que había avanzado.
- ¿Podemos hablar un rato? Di que sí- me preguntaste, y aunque pensé en negarme decidí hacerle caso al corazón y solo basto un pequeño movimiento de mi cabeza afirmando para que tu sonrisa apareciera.

Comenzaste a hablarme de un par de materias y sin darme cuenta ya estaba yo hablandote de las mías. No entiendo cómo pasó pero el tiempo se convirtió en esa bola de algodón de azúcar que te metes a la boca, se esfumó sin poder saborearla lo suficiente, la campana sono. Me ayudaste a levantarme y me acompañaste hasta mi salón.

El resto del día pase con ese recuerdo y una gran sonrisa y hasta este momento aún lo recuerdo y me llena de felicidad saber que todo eso lo está haciendo por recuperarme.

El Diario De Esta Ilusion Donde viven las historias. Descúbrelo ahora