Prólogo

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Di una fuerte calda al cigarro, inhalando todo ese humo dañino, haciéndolo viajar a través de mí, hasta que llegara a mis ya decrépitos pulmones, tenía tanto sin saborear el amargo sabor a tabaco en mi boca.

Casi anochecia, y observaba como el cielo empezaba a oscurecer lentamente desde la ventana del pequeño departamento, el clima helado del exterior hacía que el humo que soltaba con tranquilidad de mi boca fuera más espeso, oí como azotaron la puerta de la entrada con brutalidad, ni siquiera me inmute un poco, porque oía como ella se aproximaba rápidamente hacia el dormitorio hecho un asco.

Abrió la puerta con enfado, el mismo que reflejaba su rostro, el mismo que se había hecho costumbre los últimos días.

- ¡Me largo! - dice mientras sacaba su ropa del pequeño armario de lo que antes era nuestro dormitorio - ¡Me largo porque eres un hijo de puta! - escupió con rabia, enojo y sobre todo decepción, si, decepción por lo que pensaba que yo era, por lo que alguna vez creyó que era.

Di una última calada al cigarro y lance la colilla por la ventana mitras veía como metía su ropa a una maleta que, si no recuerdo mal la habíamos comprado en el aeropuerto de Incheo cuando fuimos a Japón a visitar a sus abuelos, en ese entonces parecíamos tan felices.

- Por mi está bien, lárgate ¡LÁRGATE! - le grite, y ella solo temblo, al parecer de miedo, se veía reflejado en esos hermosos ojos marrones que empezaban a cristalizarse, ¡maldita sea!, de nuevo la hacía llorar, me sentía un inútil, una basura a lado de ella, una completa mierda estando junto de ella.
Que mejor que alejarla, que mejor que ya no hacerla sufrir más por mis estupideces. Yo era poca cosa para ella y no se quería dar cuenta, hasta ahora, que la veía más decidida que nunca, dispuesta a romper cualquier lazo que había formado conmigo, y eso me desgarraba el corazón, me lo apuñalaba.

- Hasta nunca Min YoonGi - dice, y da un fuerte portazo, mi corazón se destrozó aún más cuando mis oídos alcanzaron a oír esas palabras entrecortadas al par que hirientes.
Las palabras que dijo, la que fue mi chica alguna vez, me dolieron tanto que sentí como una lagrima rodaba por mi mejilla, pero no era el único, ella estaba sufriendo al igual que yo, o incluso más.

Salí del cuarto con tanta rabia acumulada en mí, con deseo de destruir todo a mi paso, con deseo de acabar con esto de una vez, y ahí fue cuando vi el piano vertical marrón en la sala de estar, y automáticamente vino a mi mente el recuerdo de ella, cuando se acercó a mí y pidió permiso para tocar Claro de Luna en el piano marrón del conservatorio, al momento de mirarla con su pelo castaño ondulado, sus hermosos ojos marrones y su bella sonrisa que antes de conocerme irradiaba luz, felicidad e inocencia. Era la chica más hermosa y más tonta por a verse enamorado de un cabron como yo.

Rosé con las yemas de mis dedos la tapa del piano y me senté en el banco, lo mire fijamente hasta que decidí empezar a tocar, y sí, fue ''Claro de luna'' la misma que toco ella un 20 de diciembre, el día que la conocí, no sé porque me acordaba de ese bendito y maldito día pero, mis lágrimas empezaron a brotar de mis ojos, lágrimas de agonía, de ya no verle más, y me puse a reflexionar que tal vez Beethoven no compuso esta canción por amor sino por desamor, o tal vez era solo yo y mi triste realidad por lo mal que me sentía recordarle, recordar su sonrisa, sus berrinches que hacia cuando según era muy madura, su tono sarcástico cargado de inocencia y sobretodo su olor a gardenia por culpa de ese estúpido champo corporal que le encantaba usar.
......

No se cómo diablos llegué a la cama, ni como le hice para amanecer sin camisa, pero ahí estaba hecho un desastre. Y recordé de nuevo lo que había pasado la noche anterior y mi vista se clavó en el armario, desenado que todo fuera un mal sueño, y que su ropa siguiera colgada junto a la mía.
Pero ya no era así, su ropa ni ella estaban conmigo, esa era la realidad, y la tenía que aceptar aunque doliera más que todo en esta vida, me levante como pude y tomé un cigarro que estaba rodando por el piso y lo encendí, di una calada, y otra y otra, hasta que vi que se había terminado, quise tomar otro, pero mi teléfono empezó a vibrar en el bolsillo delantero de mi pantalón, maldije entre dientes antes de sacarlo y ver que Namjoon me estaba marcando, deslice el dedo para descolgar y aventarlo por alguna parte de la cama, intente de nuevo tomar un cigarro pero otra vez empezó a vibrar, estaba vez no hice caso y tome el mechero metálico y coloque el cigarro entre mis labios mientras lo encendía, di una calada y alce la cabeza mirando el techo blanco y soltando el humo por mi boca despacio, disfrutándolo cada segundo, pero mi tranquilidad se interrumpía cada vez que el maldito teléfono vibraba en el mugriento colchón, hasta que al fin lo tomé y veo que tenia cinco llamadas perdidas de Namjoon, '''¿Qué mierdas quiere?'' lo observe unos segundos cuando de nuevo entra otra llamada de él, pero estaba vez deslizo mi dedo sobre la pantalla para ahora sí, contestarle.

Tomorrow; Min YoonGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora