Me llamo Sven y morí ayer o tal vez la semana pasada.Realmente no sé qué sucedió. No sé si fue una inyección de veneno enlas venas o si me estallaron una botella de whisky en la cabeza. Nosé. No sé. O si me abalearon en la puerta del Bar Anaconda. O tal vezen el bar Los Moluscos. Lo único que recuerdo son las luces de unbar, el baño lleno de vómito y una canción with or without you en elfondo del recinto, en el fondo de las luces, en la lluvia, un letrero en elespejo que decía "entonces le diré que nunca más me pondré estaropa", un teléfono, una ambulancia, una puerta blanca y de nuevoalguien que decía oye tranquilo yo puedo vivir sin ti, tranquilo with orwithout you, doce de la noche, mierda se nos muere, mucha heroína,mucho alcohol, mucha tristeza, mierda, quédese tranquilo, relájese,piense en un cielo azul, en una ciudad con edificios blancos, sueñecon un potrero lleno de naranjas, con una mañana con una lluvia deaves negras, piense lo que se le dé la gana, mierda se nos va, tranquilowith or without you.
En la ambulancia me sentí como un muñeco de trapo. Unmuñeco de trapo abaleado por las luces de la sirena, el mareo, lanoche y el olor de la sangre. Tenía ganas de cagar diamantes. Cerrélos ojos y de pronto me sentí como un árbol atravesado por cuchillosblancos.
Creo que en la ambulancia me enamoré de la enfermera. Erauna enfermera, como la de las películas, un poco con los ojos claros,con las manos finas y poseía ese olor a sangre con perfume de rosas,ese perfume yo no sé, que me mareaba, que me enloquecía, eseperfume que sabía a doce de la noche, a mírame preciosa antes de queme muera. Le dije a la enfermera que me parecía conocerla, que talvez la había visto en un parque leyendo algún libro, que tal vez lahabía visto en alguna lluvia o que a lo mejor el calor de su cuerpo merecordaba el aliento de las mañanas de sol. Pero, puta mierda. Ella medijo que no le gustaban los parques. Falsa alarma. Y pensé, yo a éstala he visto en alguna parte, mierda, ésta tiene cara de caminar por lascalles, tiene cara de cantar spend the night together. Olía a limpio, aalcohol. Creo que le dije oye preciosa me quieres? Y ella respondióclaro precioso, te quiero, pero quédate quieto. La sirena siguióaullando y creo que estaba muy mal cuando pasamos por la avenidaBlanchot porque alcancé a escuchar el murmullo de la gente en losbares, en las calles, en los parques. El murmullo de las calles se meescapaba definitivamente por entre el pliegue diminuto de los dedos yde la risa. Mierda. El ruido de la calle, el olor de la calle, el perfumedel mundo se estaba diluyendo vertiginosamente en el reflejo de lalluvia y entonces le dije a la enfermera que siempre había querido unamuerte así, con violencia, con whisky en la mitad de los sesos, unamuerte nocturna y en una ambulancia con una enfermera que medijera que pasáramos la noche juntos. Ella me respondió que mequería dar un beso en la mitad de mis sueños ensangrentados. Claropreciosa. La sirena siguió aullando como una perra herida que corríarompiendo el aliento caliente de la noche.
El Hospital era triste. En urgencias había un maricaacuchillado. Tenía la cara descompuesta y su perfume barato semezclaba con el olor de su sangrecita escandalosa. A un lado había unatropellado. Más allá un borracho. También una chica con unasobredosis. En todo caso el recinto olía a whisky, sangre y algodón.La noche estaba descompuesta. La noche se estaba cayendo a pedazosa mi alrededor como un absurdo naipe donde definitivamente nadieganaba.
La enfermera me dijo fresco muñeco nada va a pasar, abranpaso, se nos va, mierda y yo estaba pensando en mi número telefónicopara dárselo a ella y decirle pasemos la noche juntos, pasemos la noche bajo la lluvia, seamos una hoja seca. La camilla siguióavanzando a través de un pasillo lleno de gente en silencio. La genteme miraba con esos ojos que decían, pobre chico, tan joven, tan sano,tan blanco y yo desde la camilla les dije tranquila gente, no soy tansano, ni tan limpio, ni tan creyente, no me lavo los dientes todas lasmañanas como ustedes, no me cambio de medias todos los días comoustedes, no leo tantos libros, no hago deporte, ni rindo tanto en eltrabajo como ustedes, tranquila gente.
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Opio en las nubes
Teen FictionGanadora del Premio Nacional de Literatura en 1992, Opio en las nubes está calificada como una de las mejores novelas colombianas escritas en el último cuarto del siglo XX. La obra es la única novela publicada en vida por el escritor colombiano Rafa...