Acaricie a mi gata por una milésima vez, su pelaje es suave y de un hermoso color carmesí, Rouse se acurruco en mi pecho luego de tal acción.
-¿Crees que nos encuentren? -mi voz sonó melosa, algo que me desagrado.
-Es tan inocente de tu parte. -mi hermana mayor, Ann, tomo un poco de valor para responderme así, no suele desafiarme con palabras, debe ser que nuestros padres ya no nos importan. No quito la vista del camino.- No te preocupes, puede que me encuentren a mi, no a ti.
-Pero cabe la posibili...
-No seas tan negativa.
-Ya que. -bufe sin respuesta alguna. Odiaba quedarme corta, siempre quería ganar, la vida es ganar o morir. Mi mirada se fijo en la ventana, árboles y mas árboles. -¿Porque decidiste venir a este pueblo tan lejos? -mi mirada se poso en el retrovisor del auto.
-Solo estas muy acostumbrada a la ciudad, luego ya te acostumbraras. -su voz ya no era firme, era suave y acogedora.
-"Ville Amoris" ¿no?
-Exacto.
-¿Y mi nuevo instituto? -volví a preguntar.
-Parece un interrogatorio. -rió levemente.- "Sweet Amoris" -sonrió con dulzura.
-Que nombre mas estúpido y meloso. -me acurruque junto a mi gata.- No es justo que tu te quedes en la misma universidad y yo me tenga que cambiar.
-El problema va que tu no tenias problema en cambiarte y mi problema era que tengo toda mi vida hecha haya, no podía dejarla de la nada. -me explico sin dejarse ningún detalle. Fue culpa de mis padres meterme, bueno... meternos, en este asunto, no es mi culpa sus asuntos legales y penales. No tenia que soportar sus estúpidas discusiones, no era mi culpa sus infidelidades mutuas. Tenia que soportar eso y mi hermana pensó lo mejor para mi, siendo que yo no tenia futuro alguno.- Aquí estas, tu nuevo instituto. -mi puerta se abrió y me baje junto a mi bolso, me despedí rápidamente de mi hermana y me acerque a acariciar a Rouse, era la mejor. Camine hasta la entrada, me di media vuelta y el coche negro había desaparecido. Sentí un par de miradas sobre mi, no me sentía incomoda y con satisfacción, era normal para mi, mi ropa gastada desde hace 10 años combinaba con mi personalidad, totalmente podrida. Llevaba una capucha gris oscura gastada, unos jeans azul oscuros gastados y unos converse negros gastado. Digamos que gastado es mi lema. Atravesé el patio con pasos rápidos.
Paso por mi mente algunas palabras de mi hermana; «No te quedes de antisocial para toda la vida. Se amable pero no melosa ni sumisa, por favor. Pero tampoco seas una bruta y zorra, con que no te quedes embarazada de cualquiera y no te metas en cosas legales, todo perfecto.»
Es solo un instituto de estúpidos, ¿que puede pasar?
