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Luego de unas horas finalmente había llegado a Seúl, bajó del taxi con todo y maletas al nuevo lugar que a partir de ahora se convertiría en su hogar permanente, se trataba de un edificio muy grande pero bonito a la vez y a juzgar por los cristales, confiaba en que su departamento tendría buena iluminación.

No tenía mucho de haber comprado aquel departamento, y lo emocionante yacía en que se trataba de la primera vez que se mudaría lejos de sus padres, llegaba a resultarle algo vergonzoso que un chico de 27 años aún viviera ahí, pero nunca había visto la necesidad de mudarse, todo cambió semanas atrás cuando recibió un correo electrónico de un profesor que le había ayudado mientras lo asesoraba con su tesis; este quedó impresionado por la inteligencia y pasión que el pelinegro ponía ante semejante trabajo, estaba plenamente seguro de que llegaría lejos, por ende prometió ayudarle a conseguir un buen empleo, pues bien sabía que lo merecía.

Buenos días JinYoung, espero se encuentre bien. Soy el profesor Kim ¿Me recuerda? Desearía que sí, de lo contrario me sentiré tan decepcionado...

El motivo de este correo se debe a que vengo a cumplir mi promesa, hablé con unos amigos que trabajan precisamente en una editorial, les hablé de usted y están interesados en contratarlo, pues precisamente necesitan de un traductor, y ni mencionar la gran capacidad que tiene para redactar. La editorial donde lo necesitan se encuentra en Seúl, en el anexo se encuentran todos los datos acerca de su trabajo: la paga, la dirección de la oficina y así mismo el lugar que le ofrecen para quedarse, creo que es una oferta excelente, no vaya a desaprovecharla por favor.Tenga buen día.

Y tal como el profesor lo mencionó, la oferta era excelente, puesto que la empresa prácticamente le había regalado el departamento, en su vida habría imaginado tener un empleo de ensueño, le emocionaba tanto que incluso se podía asimilar con un pequeño niño en el día de su cumpleaños. Lo único que ahora faltaba era ir a recepción por la llave y así conocer el nuevo hogar que lo recibiría día a día. Acercándose a la gran puerta de cristal, su visión captó a un chico, quizás de su edad o un poco menor de cabello castaño, quien justamente se encontraba por salir del mismo edificio, en cuanto las miradas de ambos se conectaron, el contrario se acercó con evidente curiosidad hasta él mostrando una sonrisa amigable.

–Buenos días– saludó de una manera fresca y amable haciendo una reverencia apenas notoria

–Buenos días– le devolvió el saludo un poco formal pero sin olvidar de la misma manera un tono ciertamente amigable, soltando una de sus maletas para así extenderle la mano.

–Se va a mudar aquí ¿Cierto? –volteó a ver al edificio donde el mismo llevaba tiempo viviendo junto a alguien más.

–Así es, mi departamento es el 159– respondió tranquilamente dejando también la otra maleta que traía aún para relajarse un poco.

–¡¿De verdad?!– su expresión cambió levemente, mezclándose entre la sorpresa y como si le hubiesen dado una noticia maravillosa –entonces seremos vecinos, yo vivo en el departamento 160.

–Eso es bueno– por el simple hecho de haberse detenido a recibirlo, ya le parecía alguien agradable, con ese simple acto podía darse una idea de que al menos no tendrían conflictos al ser vecinos, lo que menos deseaba era haber dejado la comodidad de su antigua casa para venir a tener problemas con desconocidos, pero hasta ahora, el castaño pintaba como "el vecino ideal".

–Cualquier cosa que necesite, puedo ayudarle ¿bien? Mi nombre es Choi YoungJae.

–Park JinYoung– y por segunda vez, estrecharon sus manos al separarlas, YoungJae sostuvo una de sus maletas sin verse invasivo, quería ser amable con aquel pelinegro, pues también le emocionaba que después de tanto tiempo por fin hubiera alguien más viviendo en su mismo piso.

By my Side [2YOUNG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora