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Al abrir los ojos, el cansancio le cayó de golpe. Era de esperarse sentir el cuerpo ligeramente adolorido luego de haber pasado gran parte del día anterior cargando y acomodando cosas; de no ser porque decidió cenar un poco antes de dormir, su estómago ahora estaría exclamando con desespero por algo de comida. Lo único que quería en esos momentos era tomar una ducha, se levantó de la cama, se estiró y caminó con pereza hasta el baño, sin embargo, antes de llegar a este su teléfono comenzó a sonar, extrañado fue hasta él, no era común que en esa casa recibiera llamadas, sobre todo en fin de semana, pues en su trabajo sólo lo necesitaban de lunes a viernes.

–¿Hola? –contestó con la voz más relajada del mundo

–¿Señor Choi? —aquella voz femenina sonó a través de la bocina— buenos días, soy la madre de Seungmin, ocurre que mi hijo se enfermó y no quiero que Jisung termine siendo contagiado, puedo llevarlo si a usted se le complica.

–Oh, no pasa nada, puedo ir por él. Llego como en media hora.

–De acuerdo, entonces lo espero, hasta luego —sin más, colgó el teléfono y dejándolo en su lugar, se deshizo de sus prendas para poder meterse a bañar.

Pasada la media hora, se encontraba ya arreglado, tomó sus llaves junto a una chaqueta pues el día continuaba siendo algo frío. Cerró la puerta con llave para dirigirse rumbo al elevador, mas al dar unos cuantos pasos alcanzó a escuchar como un montón de cosas caían al suelo, volteó a ver intrigado por lo que había ocurrido recordando al instante que su nuevo vecino aún tenía muchas coas por ordenar y sin poder evitarlo, se acercó hasta su respectiva puerta notando cómo está se hallaba entreabierta, dando un par de toques quienes avisaban de su llegada, se asomó levemente preocupado por qué al chico pudiese haberle ocurrido algo malo, cosa que por fortuna no fue así, simplemente estaba parado con una expresión molesta frente a un montón de cajas abiertas dejando a la vista su interior lleno de trastes, no fue hasta ese momento donde notó a aquel castaño asomándose por la puerta.

–Oh, buenos días —saludó YoungJae algo avergonzado por tal intromisión— yo iba de salida y escuché como algo cayó... Pensé que quizás había ocurrido un accidente con usted y por eso me asomé

–Gracias por preocuparte —respondió quitando aquella mirada que parecía capaz de asesinar a alguien cambiando su semblante por uno preocupado— ¿la puerta estaba abierta?

–Emparejada, en realidad...

–Ugh soy idiota —gruñó entre dientes— hace media hora salí a comprar algo para desayunar, no me di cuenta que no cerré la puerta. Menos mal entraste —bajó la vista hasta el montón de trastes tirado a sus pies rascando de su cuello— Yo quería preparar algo de desayunar, luego descubrí que aún no había acomodado los trastes y buscando un sartén terminé por tirar todo. Pero... —se agachó tomando un mango entre sus manos, al jalar de este por fin obtuvo lo que tanto necesitaba— ¡Lo encontré! —exclamó con emoción sacudiéndolo ante YoungJae, sacándole una pequeña sonrisa.

–Y bueno, aprovechando que estás aquí ¿No te gustaría desayunar conmigo?

–Me encantaría, pero ahora mismo tengo algo que hacer

–Entiendo, entonces por el momento te perderás de los excelentes desayunos que hace Park JinYoung. Pero aún iremos a comer ¿cierto? —el menor asintió— ¿ya tienes una idea de donde iremos?

–Bueno, hay un asado por aquí cerca ¿no sé si le agra...

–¡Suena genial! ¡Adoro la carne!

–Genial —volvió a sonreír, la actitud de JinYoung le parecía bastante cálida, pero sobre todo divertida.— Entonces, lo veré en un rato —asintiendo, fue hasta su cocina, así mismo, YoungJae fue nuevamente a la salida, deteniéndose al escuchar por tercera vez una queja proveniente de la cocina.

By my Side [2YOUNG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora