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Su semana pasó entre mentiras, un poco de trabajo y grandes presiones de él mismo. Melissa no ha aparecido y sinceramente prefería más tenerla en la mira que no saber nada de ella. 

Su vida corría peligro. Sentía que colgaba de una cuerda floja, difícil mantenerse en pie, pero tan fácil caerse.

Hace ya unos días comenzó a practicar cómo dejar a Joel. Tendría que ser de una manera cruel, claro está, también se divide entre seguir con el plan o enfrentar a Joel y decirle toda la verdad arriesgando odio eterno y quizá una paliza. De igual manera Joel lo iba a odiar.

Invito al moreno a su hotel, mando a los inútiles de sus amigos a dar un paseo. Al cabo de media hora Joel se encontraba parado en la puerta principal y Erick lo recibió con una sonrisa.

Lo hizo pasar y él solo se dirigió a la cocina. Joel frunció el ceño restándole importancia, echó un vago vistazo a su alrededor y sus ojos volvieron a Erick. Terminaba de preparar un té, simplemente se centraba en eso como si fuera la cosa más importante en ese momento. Joel resopló y se acercó.

—¿Qué es lo que te sucede Erick? —preguntó cuando logró estar cerca del menor.

El silencio cayó sobre la habitación. Erick se preguntaba qué debía decir, mientras la confusión cruzó el rostro de Joel tratando de buscar algo en sus ojos verdes. Algo que no encontraría.

—No es nada —respondió sin tomarle importancia, a toda costa tratando de hacer movimientos que no involucraran el contacto visual con Joel.

—¿Erick? —llamó—. Puedo notarlo. Algo te está atormentando, ¿Quieres decirme?

Negó.

Joel no podía evitar preocuparse por su postura caída, lucía más pálido de lo normal. No entendía cómo es que tan rápido Erick cambio tanto. Ya no reía, no pasaba las tardes con él. Podía percibir que su chico no era feliz.

—¿Te quedas conmigo esta noche? —preguntó el menor en voz baja, allí estaba otra vez el puchero de Erick el cual era irresistible para Joel.

—Dime —pidió—. Dame alguna razón para quedarme esta noche —instó Joel, su voz se escuchaba cerca. Espero unos segundos y Erick no respondía, seguía sin mirarle. Joel negó y se dio la vuelta dispuesto a irse, pero un susurró casi inaudible lo hizo parar.

—Te amo.

Joel se quedó congelado en el lugar. No se dio cuenta el momento en el cual su corazón empezó a latir con fuerza, su respiración se aceleró y se preguntaba si esa sensación en su pecho era de felicidad.

Lo confirmó cuando se dio la vuelta y una sonrisa tiro de la comisura de sus labios. Se acercó un poco, no hizo ningún movimiento. Simplemente lo miró, sus ojos verdes eran tan claros como los cristales.

Erick fue el primero en cerrar la pequeña distancia y besarlo. El choque de sus labios fue la creación de mil emociones en su interior y cuando se separaron no cortaron el contacto visual.

—¿Ya podemos empezar a causar problemas? —Joel susurró seductoramente sobre sus delgados labios.

Erick con una gran sonrisa empezó a desabrochar los únicos tres botones de su propia camisa y sin dejar de mirarlo le tiró la prenda.

—Necesitas un pijama —dijo en burla mientras agarraba una camiseta que descansaba en un extremo del mueble.

Aturdido Joel quitó la camisa de su cara.

karma || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora