Era la cuarta vez que se tenía que vendar las manos, la última vez había sido ayer, cuando por accidente derramo aceite caliente en sus manos luego de cocinar carne, ahora algo parecido le había sucedido. Su mano palpitaba bajo el vendaje, pero sin chistar se dispuso a servir los huevos —con los cuales había terminado quemada— junto con el café de su horrible padre y los té de su hermana y madre.

—L... listo— susurró, ya sabía que si gritaba terminaría con la mano marcada de su padre justo en su mejilla.

Todos se sentaron a la mesa, incluyendo la pequeña. Empezaron a comer.
La diferencia con los platos era bastante relevante, su padre tenia 4 panes enteros, más el huevo que había hecho la pequeña. Su madre tenían un pan, su hermana medio, y ella migas de lo que había quedado ayer.

—¡Mujer!— la pequeña pensó: «¿Para qué gritar si está al lado de mi madre?». Pero no lo dijo, lo más probable es que la hubiesen nalgeado o algo peor, —¡prepara la cama! ¡No irás a trabajar hoy!

La mujer señaló su plato y reclamó:
—P... pero...

—¡¿Pero?!— la mujer se dio cuenta de lo que había hecho, junto sus brazos entre sus piernas y empezó a sollozar, —¡Anda en este instante antes de que sufras las consecuencias, perra!

Sin chistar la mamá de la chica se levantó de su asiento y se fue a su habitación. La mesa estaba en silencio, ambas niñas concentradas en su comida. Cameron estaba sumida en sus pensamientos, ¿cómo una persona podía ser tan cruel?

Desde que empezaron los abusos la chica no ha hecho más que pensar y obedecer. Cocinar, lavar, cuidar a su papá y servirle.

La niña al terminar su desayuno, murmuró un débil: permiso. Retiró su plato y se encaminó a su habitación; ella pensaba que las habitaciones de las demás niñas eran mas alegres y mucho mejores que la suya, habían muchos contras, pero también pros. Su habitación era el tejado se la casa, eso es igual a: polvo, suciedad, ratas, hongos, colores apagados. Los contras eran interminables, así que los pros eran más llamativos; lo bueno de su habitación era que tenía una ventana con la vista a el bosque que se encontraba en el jardín de su casa, además de eso su habitación contaba con túneles en la esquina de esta, si, túneles. Ella se había tardado mucho tiempo en construirlos, pero valió la pena, tenía acceso directo al baño, sala, cocina y jardín, era una muy buena forma de escapar de la realidad. Ella se había prometido que solo ocuparía sus túneles en situaciones de emergencia, promesa que cumplió con toda su alma.

Al llegar tomó su cinturón y se amarró los cuadernos correspondientes. Bajó a la sala y abrió la puerta, sin poder despedirse su padre le pateó el trasero y la echó de la casa. La niña, de rodillas en la acera, se levantó, se maldijo internamente por no haberse puesto su buzo, así que se raspó las rodillas por culpa de andar con falda.

Caminó hacia su escuela, que quedaba a 15 manzanas de su casa, por eso la razón de levantarse a las 3:00a.m.. Al llegar fue directo al baño, abrió la llave de los lavamanos y se limpió la herida provocada por su padre, algo inútil ya que la sangre se disparaba incontrolablemente. Rendida se ajustó su cinturón y se dirigió a la sala de clases.

***

Reescribí el cap., espero que les guste 💕

√Sinon

Las Obligaciones de Cameron BrookeWhere stories live. Discover now