Clown

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Sus oídos palpitan, la sangre corre a una velocidad anormal en sus venas, su respiración se acelera a cada milésimo segundo, su enojo incrementa descontrolado. Está fuera de sí y no sabe cómo hacer para no cometer una locura.

Es lo mismo siempre, no puede controlar las reacciones de su cuerpo cuando se trata de TaeMin y de pensar que el menor le engaña. Está harto de esa situación pero no es que pudiera dejarlo; esa no era una opción nunca.

Tiene miedo de desatarse y dejar salir todo lo que ha estado acumulando durante estos dos años y medio junto a esa persona que le hace bien pero le hace peligrosamente mal en otras ocasiones. Es una maldición.

Mira la hora, cinco en punto; TaeMin cancelando su visita diaria porque tenía un supuesto ensayo "importante" con, el mismo idiota de siempre, JongIn. No puede más con toda esta mierda. Su mente no puede apartar las imágenes de su novio revolcándose con aquel perdedor.

Es una maldita puta, piensa, tensando sus músculos y apretando sus propios muslos con sus grandes manos. Manos con las que podría matarlo si quisiera.

Y ese es su miedo, porque quiere, realmente quiere. Pero no, tampoco quiere... TaeMin, él es su vida entera; quien le da color a su vida y por lo único que estaba de píe cada día.

Su mirada agresiva se mueve por cada rincón de su departamento, pensando, maldiciendo, llegando a su límite.

Ha soportado mucho y ya no puede más, son demasiadas emociones y hay demasiada ira y miedo en este instante. Se considera a sí mismo alguien solo un poco excéntrico con un punto de quiebre que lo molesta un par de veces a la semana. Él es especial pero es normal, lo cree firmemente.

Lee TaeMin ya le había causado mucho daño y él no iba a soportarlo más, no si la vida del rubio estaba en sus manos. Actuaría como una persona normal lo haría al verse traicionado por quien es lo más importante en su vida.





— ¿Dónde estabas?

El rubio le miró con los ojos estrepitosamente abiertos, asustado y dejando caer inconscientemente su chaqueta de cuero en el suelo. MinHo apretó la mandíbula y no dejó aquella pose rígida.

En momentos como estos, lo odiaba intensamente; por dejarlo de lado, por dejarlo solo, por pasar tiempo con esos imbéciles que decían ser sus amigos pero que solo querían follárselo, por dejarlo por sus putos amantes y por llegar una hora más tarde de lo que le había prometido.

Él no era idiota, él lo sabía, lo sentía y lo podía oler. Tenía a una zorra de pareja y eso le hería, le mataba, le llenaba de miedo porque sabía que en cualquier momento sería abandonado y dejado a su suerte.

TaeMin ya lo tenía pensado, podía verlo en su comportamiento aunque éste lo negara y le jurara lealtad y amor. Un amor que MinHo sentía falso y una lealtad que MinHo sabía que no existía.

— El tráfico estaba terrible y-

— Siempre es la misma excusa, zorra de mierda.

El rubio tragó saliva e intentó acercarse para calmarle pero él se hizo hacia atrás, con el rostro estoico y las manos empuñadas a sus lados.

— MinHo, por favor... no quiero discutir. JongIn incluso te llamó para avisarte que el tráfico estaba demasiado lento y que iba a llegar temprano pero nunca contestaste y pensé que habías ido a visitar a tu madre, por eso no insistí.

The Dark Bible [2Min]Where stories live. Discover now