Capítulo Único

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Arrugué la hoja entre mis manos... Su última carta...

Las lágrimas rodaban por mis mejillas sin poder evitarlo. Me dolía todo.

Tiré la hoja con rabia al suelo, pero también con tristeza.

Todo mi mundo estaba escrito en esas simples hojas, con esas simples palabras pero que tenían un gran valor para mí. No lo podía soportar, no entendía nada. 

-¡AHHHHH! -grité con todas mis ganas y me senté en una esquina de mi cama.

Coloqué mis codos en mis piernas y me tapé la cara con las manos mientras todas las palabras de Lily pasaban por mi cabeza.

-¿Por qué? -sollocé -¿Por qué me dejaste? No tenías qué...

Me sentía débil, impotente. Ya no podía hacer nada. Ya no había nada qué hacer. Todo estaba perdido. Yo la había perdido...

Salí de mi cuarto dejando un portazo atrás de mi.

Sabía que no era culpa de nadie. Pero estaba enojado con el mundo, enojado porque me había quitado mi tesoro.

Ella era todo para mi. Se lo decía siempre, pero al parecer no fue suficiente.

Corrí, corrí como si alguien estuviera persiguiéndome, corrí como si el mundo dependiera de eso, corrí... como si podía salvarla, corrí como si tuviera una oportunidad de encontrarla escondida en algún lugar.

Corrí, hasta que llegué... El cementerio estaba frente a mi. Un nudo se me formó en la garganta. Intentando no soltar gritos, intentado ser valiente. Pero en realidad no lo era.

Agaché la cabeza unos segundos antes de entrar. Al fin lo hice.

Llegué hasta su tumba y me arrodille encima de la grama. Esto no podía ser posible. Parecía ser mentira. Pero lo lamentable era que no lo era. 

-¿Cómo me pidas que sea feliz si tú no estás aquí? ¿Cómo...? -dije casi en un susurro.- Esto no es fácil. Yo siempre te ame. Siempre te lo dije, eras todo para mi y así será. No sé si podré recuperarme, no de esto... Nunca olvidaré tu rostro, ¿Sabes por qué? -pregunté a la nada.- Porque siempre fuiste mi niña, siempre sabías alegrarme y ponerme feliz aún cuando pasaba penas, siempre me apoyaste. Siempre fuiste mi guerrera, la que siempre me ayudaba en cada batalla y la que nunca se rendía. No puedo prometerte que voy a ser feliz, no puedo prometerte que a pesar de todo esto seguiré viviendo como siempre lo hice contigo, porque no sé si sobreviviré sin ti. No puedo prometerte que no me voy a poner triste cada vez que te recuerde, sé que no lo voy a lograr...

Estaba perdiendo la fuerza y el corazón me dolía como nunca antes me había dolido.

-Perdóname... Perdóname. No quiero dejarte, no quiero. Desearía que estuvieses aquí -respiré profundo.- Sé que ya es hora de dejarte ir y aunque me niegue a hacerlo... lo haré -dije intentando tranquilizarme, algo que se me dio fatal.- Porque no quiero atormentarme y tampoco quiero sufrir. Cada día que pase tu ausencia se hará presente, pero intentaré seguir adelante -me levanté sin muchas ganas.- Pero ayúdame a hacerlo... Por favor... -dije susurrando de nuevo.- Te amo Lily. Eres lo que siempre quise y mi vida desde ahora será diferente. Gracias por ser como siempre fuiste. No te olvidaré... No lo haré...

Resoplé y caminé de nuevo a la salida sin tener un rumbo fijo, sin saber qué hacer con mi vida, sin saber qué hacer en esos momentos. Lo único que podía hacer era seguir mi camino y dejarla ahí... y junto a ella, una gran parte de mi.



El amor antes de mi muerte ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora