Capítulo uno

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Cuatro años antes:

 La casa donde se encontraban era bastante grande a comparación del resto de las casas y se debía a que se había construido cuando las tierras de cultivo eran la prioridad, siendo así una gran casa con un gran patio delantero y trasero. Casi todo era de madera, y los cuartos personales en su mayoría tenían un hermoso tapiz floreado o a rayas, todos tenían colores pastel. El piso era de madera, además tenía una gran chimenea que casi nunca se encendía a menos de que Karina y su abuela vieran la televisión (Lo cual casi no ocurría), la sala de estar tenía una gran alfombra color vino con un par de sillones viejos que en su tiempo eran verdes, pero ahora solo eran un gris oscuro acabado por el tiempo y el polvo. A un costado izquierdo estaba el baño y al contrario la habitación de su abuelita, que tenía una ventana grande con vista a la calle, su tapiz era rosa palo con flores blancas, anteriormente ahí había dormido también con su abuelo Leopoldo.

La cocina era pequeña con tapiz amarillo, una estufa blanca casi amarilla, varios estantes y un pequeño refrigerador que solía hacer hielo, tenían un comedor rectangular para 4 sillas, y una pequeña televisión.

El día de hoy, habían preparado un pastel de carne, la tarde ya se asomaba por la ventana que daba al patio trasero, el sol daba un color anaranjado precioso.

—Hija, Karina ya es tarde levántate de la mesa y cuando termines lavas los trastes, me pondré a coser mi ropa ¿Si? — Pidió amablemente y después se levantó de la mesa

—Sí, abuela— Una duda llegó de repente a Karina— Sé que siempre te lo pregunto, pero lo sigo pensando— Su abuela borró la sonrisa de su rostro al oír lo último— ¿Creé que yo maté a mi hermano? — Dijo y bajo la mirada apenada, se levantó a recoger todos los trastes y los comenzó a lavar como le indicaban al ver que su abuela no le respondía se limitó a seguir callada.

La postura de la señora cambio radicalmente, se había sentado en el sillón individual y había comenzado a coser, le hablaba desde la sala de estar.

—Querida, te lo he dicho muchas veces. Te repetiré lo mismo de siempre. ¿Cómo te atreves a decir eso?, él se fue, pero no por tu culpa, hoy estamos aquí mañana quien sabe, como tu abuelo el no despertó nadie tuvo la culpa, él y Jake ya están juntos. Deja de preocuparte de eso, solo te complicas la vida al pensarlo, ya pasó. Mira, a mí me costó demasiado superar a tu abuelo. Pero al final tienes que hacerlo, lo quieras o no.

— ¿Y mis padres?... Ellos siempre me decían que no era buena hija por eso se fueron. –Karina se comenzó a sentir mal de nuevo, casi se le resbalaba un plato. Su abuela ya caminaba hacia donde estaba ella.

—No, te equivocas no es así— La abrazó— Pablo y Leila te amaron como no tienes idea, eras su vida.

Karina ya no la escuchaba.

La señora María José se dio cuenta y a punto de darse la vuelta, Karina respondió.

— ¿Porque la vida se lleva a las personas que amas?

María José se detuvo en seco.

—Para, por favor. Querida harás que llore – Muy tarde al parecer, ya había comenzado a llorar – Karina, basta de recordarlo siempre, solo tienes 12 años tus padres estarían orgullosos de ti, no te estanques en el pasado. Créeme que no te sirve de nada.

—La voz me dice lo mismo, pero no le creo. Ella siempre habla como si me hubiera visto nacer, cuando la escuché por primera vez creí que era Jake, pero él no hablaba cuando falleció.

La mencionada voz que Karina escucha comenzó cuando ella tenía seis años, dando por origen a seguir escuchando tal voz, su pequeño hermano Jake, falleció ahogado por un descuido, justo un año antes de que los padres de Karina fallecieran.

La pequeña vozWhere stories live. Discover now