La misteriosa carta corría por todos los reinos, primero llegó a Freyela, luego a Afravium y poco a poco se extendió por los demás reinos. La habían enviando desde Jessiva y sería la desencadenante de juntar a las seis familias, otra vez. Era un mensaje no muy largo pero que para todos, contenía una especial noticia. La susodicha decía así:
"Desgraciadamente esta madrugada una flecha de paradero completamente desconocido ha atravesado la garganta de nuestro señor,el Rey de Jessiva Fenris. Su Majestad no tiene descendencia me temo, por lo tanto yo, Lord Cochrane, amigo íntimo del fallecido y consejero principal de la corona, os convoco aquí para celebrar los llamados juegos de la corte, en los que participarán miles de candidatos al trono y el ganador será proclamado Rey".La muerte de Fenris fue un golpe duro para muchos, como por ejemplo su hermano Diony, rey de Monair o su cuñada Seris, con la que había mantenido una buena amistad. Sin embargo, otros disfrutaban de esto y a muy gran escala. En las entrañas de Orium, en un nivel inferior al resto de la ciudad dos mujeres, Inara, rubia, alta y esbelta que se consideraba muy ágil a sí misma y su hermana Dannya, igual pero con el pelo castaño y algo más estratega y menos impulsiva charlaban sobre la oportunidad que se les brindaba:
-Los seis reyes se odian mutuamente, estarán más ocupados en llevarse bien con los demás que en protegerse y entonces atacamos- Explicaba Inara
-Claro hermana, así de la misma forma que podemos matarlos a todos impediremos que se celebren los juegos, es matar dos pájaros de un tiro- Celebraba Dannya que mantenía una sonrisa triunfal en la cara.
-¿Y quién será el primero en caer? ¿Nuestro queridísimo rey Yumar el dictador? ¿o incluso el hermano de Rimun que queda?- Se burló Inara.
-Debemos comenzar por arriba, dejemos que solo quede los débiles, Seris, la reina de Freyela, empezaremos por sus hijos para que sepa que estamos aquí y después podrás vengarte de nuestro rey- Dannya no dejó de sonreír ni por un segundo durante la velada.Un mes más tarde...
Todos los reyes y reinas se encontraban allí en Jessiva, hacia un par de horas que habían llegado los primeros.
Todos y cada uno de ellos estaban llenos de sed de poder. Hasta tal punto que al menos una persona de cada reino participaría en los juegos y si ganaba, las tierras de Jessiva serían propiedad del reino al que representaban.
Sutwyn era el hijo mayor de el rey, por tanto el heredero y esto llevaba a que fuera él el portavoz de Afravium en los juegos. No controlaba mucho el arco así que nada más llegar, el joven decidió entrenarse algo en los jardines tan abundantes del Palacio.
Bajó las escaleras cruzándose con un montón de personas con vestidos algo extravagantes que supuso, serían familias nobles de los otros reinos a las que él no conocía, aunque en concreto le llamó la atención un par de muchachos de más o menos su edad de piel extremadamente clara y por lo que su padre le había explicado sobre los cinco restantes reyes y su extraño parecido con ellos, imaginó que eran los hijos de su tía, reina de Freyela a la que Elric adoraba.
Los jardines estaban abarrotados por lo que decidió partir hacia el bosque con un caballo y practicar allí donde a nadie podía darle.
El bosque de aquel lugar resultó ser espeso, verde y más abundante que cualquier otro. Allí entre los altos árboles sacó su arco y comenzó a disparar flechas aunque con una pésima puntería. El príncipe acabo por desanimarse y estaba dispuesto a marcharse del húmedo bosque cuando de pronto una flecha pasó rozándole el hombro y se clavó en él árbol de hojas verdes que tenía detrás. Miró a ambos lados, hacia delante y hacia atrás pero no logró ver a su atacante, se giró varias veces hasta que decidió seguir el rumbo de la flecha, en ese momento se encontró de frente con una muchacha de cabellos castaños, unos ojos marrones preciosos, los más hermosos que había visto nunca y una cara redonda con unas facciones que en sus imperfecciones las hacían perfectas. Se quedó perplejo, casi sin habla así que la joven se vio obligada a empezar ella la conversación.
-Me llamo Tyra ¿y tú?- No parecía que le gustarán mucho los forasteros, más bien trataba a Sutwyn como un enemigo. Y a este eso le sorprendió en gordo.
-Me llamo Ser Sutwyn de Afravium, vengo a participar en los juegos, es un placer Lady Tyra-Dicho esto hizo amago de intentar besarle la mano, sin embargo ella no le dejó.
-¡Oh vaya! No sabía que eras Rey, lamento mi descortesía sin embargo no suelo ver a muchos reyes por esta zona del reino.
-Disculpas aceptadas mi señora pero tampoco soy un rey, no todavía.
-Pues debo decirle que si espera ser Rey de éste lugar las lleva usted claras porque le aseguro que lucharé con uñas y dientes para conseguir ese trono. Esté reino merece de una vez un rey justo.
¿Un rey justo? Sutwyn estaba bastante más sorprendido que antes, siempre pensó que los seis reyes eran hombres justos con el reino, generoso, buenos reyes en general.
-¿Está insinuando que Sir Fenris no era un buen rey?
-¿Por qué no damos una vuelta y le cuento la historia?- Tyra soltó una sonrisa, pensando en lo ingenuo que parecía el príncipe.
Comenzaron a charlar sobre la vida misma al principio, Sutwyn le contó sobre su familia, sus padres y hermanos y sobre lo poco que sabía sobre su tía y su abuelo. Tyra por su parte le explicó que ella había sido criada por un farmacéutico que murió a manos del rey cuando ella tenía apenas 14 años y desde entonces aprendió a pelear y a ganarse el pan ella misma. El heredero de Afravium creyó que eso era algo que la hacía una mujer admirable, distinta a todas y por la soltura que mostraba al revelarselo descubrió que era muy fuerte sentimental y físicamente. Seguía queriendo ganar los juegos pero no pensaba que ella pudiera ser una mala reina, si no todo lo contrario.
Se despidieron al final del día prometiéndose volver a verse, ambos se habían quedado prendados el uno del otro y los dos se durmieron pensando en su próximo encuentro.
Lo que Sutwyn ni imaginaba era lo que acontecía en esos instantes en las torres de Jessiva. Mientras él dormía plácidamente una sombra ágil y ligera como una hoja recorría el castillo pasando absolutamente desapercibida por delante de los guardias, esa sombra se llamaba Inara e iba directa a los aposentos de la princesa Maeve.
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Kindoms
RandomSeis reinos, seis elementos, seis reyes, seis historias unidas entre sí por pasiones, venganzas, oscuros secretos y un mundo fantástico.