Capítulo 1: "Detrás de una simple sonrisa"

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Capítulo 1

Viernes 15 de enero de 2016


—Bien, Sam. Concéntrate. Todo va a salir bien. Eres una buena fotógrafa y ahora ellos se darán cuenta. —Repetía una y otra vez en voz baja para tratar de convencerme a mí misma. Estaba en la entrada de la galería intentando calmar mis nervios y tranquilizar mis latidos porque damas y caballeros este día se decidía mi futuro, hoy se exhibía mi fotografía ante un importante jurado. Si mis imágenes resultaban ser de su agrado tendría la posibilidad de ser fotógrafa viajera, es decir, me pagarían por visitar distintos países para capturar sus paisajes y luego ser publicados en una revista; eso es lo que yo llamo mi trabajo soñado.

Acomodo una vez más mi ropa para hacer frente a lo que está por venir y Dios mío hay muchas personas aquí, sabía que en Londres habían artistas famosos, ciertamente lo hay por algo mi segundo nombre es Leonora por la artista inglesa que le fascinaba a mamá ¡Pero no sabía que todos los artistas de esta bendita ciudad se pondrían de acuerdo para venir hoy! ¡Hoy! Mis frías manos están temblando y sudando, mis piernas comienzan a hacerse de gelatina. Okey debo mantener la calma, debo comprar un té y darme una cachetada. Sí, eso haré. Menos lo de la cachetada, eso no ¡estoy en público por el amor a todos los postres que contengan chocolate!

Una vez que di un par de sorbos al té negro de durazno mi cuerpo comenzó a relajarse cada vez un poco más. Disimuladamente miraba a los jueces los cuales anotaban cosas en sus pequeñas libretas ¿qué tanto escriben? Estaban lejos de mi fotografía y, aunque ansío que contemplen mi trabajo rápido, me da algo de tiempo para ver las fotos de mis "contrincantes" antes de que me haga en mi braga de algodón.

—Un té y un trozo de pastel de zanahoria con vainilla, por favor. —Pide un hombre alto de piel clara, con cabello azabache y ojos azules claros que destellan picardía acompañado de otro hombre que visualmente es muy diferente al anterior; este tiene barba como de dos semanas o más, ojos de un café oscuro que miran todo con abatimiento y están cubiertos por unas grandes ojeras y su pelo es castaño ondulado y está desordenado, no en el buen sentido específicamente. Es tan atractivo como los periodistas del programa de noticias de la noche,  sin embargo todo en él grita fastidio en este momento y eso le resta.

 —¿Qué tipo de té?—inquiere la empleada con tono monótomo.

—Uno de canela y miel, si no es mucha molestia—ve el nombre en la camisa—Linda Holly—le guiña un ojo y la rubia se ruboriza.

Tan predecible.

Ambos son desiguales en todos los sentidos -menos en la belleza, claro está- , el primero me sonríe y no dudo en devolverle el gesto, sin embargo creo que me salió más bien como una mueca porque el segundo me mira algo despectivo ¿Será que tengo algo en los dientes?

— ¿Está ocupado preciosa? —pregunta el de cabello azabache agarrando el espaldar de la silla que está a mi lado, supongo que cree que estoy esperando a alguien y así hubiese sido si no hubiera tomado la desición de ser tan cerrada con esto, al menos tendría a Jane chillando a mi lado coqueteando con alguno de estos hombres bendecidos por la genética . Niego con la cabeza y él se sienta a saborear el pastel que había pedido.

Miro  cada obra de arte de mis rivales. El concurso en el que estoy metida se basa en captar la belleza de un lugar ordinario y algo tedioso. Hay buenas tomas de habitaciones desordenadas, tiendas e inclusive un banco. En mi caso, decidí arriesgarme y capturé la esencia de un hospital, algo atrevido ¿no lo creen? Pues yo creo que no hay lugar más estresante, inquietante e impredecible -entre otras cosas que no mencionare por respeto a los doctores- que un hospital, pero, dejando de lado todo lo malo, es un sitio de esperanza donde se salvan vidas y dan nuevas oportunidades. Esa es la razón por la que fui al Hospital Central y orgullosamente tomé una foto de una niña que había sido operada de cáncer del corazón, afortunadamente todo resultó bien para las dos porque Bridget está viva y yo logré captar su felicidad en una esplendorosa fotografía. Quizás un hospital sí puede llegar a ser hermoso.

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