Capitulo 15

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Los dedos de Justin bajaron hasta la cremallera de la falda de tubo de ____________. La bajaron rápidamente y subieron la falda de ella, descubriendo sus piernas por completo. Ahora en cambio solo se notaban sus braguitas rosadas completamente para él. Y lucían tan inocentes, teniendo a Justin mirándoles. Era como la presa y el cazador. O mucho peor. 

- Creo que sabes muy bien que es lo que quiero probar ahora, ¿verdad? – preguntó él, gimiendo. Bajó la mirada en dirección a su erección y sintió como esta se movía entre sus pantalones. – Mierda. – se quejó para sí solo. Escuchó a _____________ gemir en aprobación, lo cual le hizo subir la mirada para observar su estado de éxtasis. Su cuerpo estaba tenso y caliente, justo como el de Justin. – Ojalá con esto puedas perdonarme del todo. – volvió a decirle, desesperándola todavía más. 

Justin se separó unos centímetros de ella y posó sus rodillas sobre el suelo. La boca de _____________ se abría con cada imagen que sus ojos le transmitían. Se mordió un labio al sentir el cambio entre el frío viento y el cálido aliento de Justin, ahí abajo. Lo observó inspeccionando, besándoles los muslos y colocando sus gruesas manos sobre sus caderas. Y cerró los ojos, solo para dejarse llevar por lo siguiente que sentiría. Sin poder ver nada, logró percibir como Justin bajaba sus braguitas mojadas por entre sus piernas, dejándolas hasta la altura de sus rodillas. 

- Voy a hacer que te corras en mi boca, ______________.

Ella tuvo que cerrar los ojos con fuerza y morderse la boca por dentro, para poder evitar gritar ante semejante sensación. La lengua de Justin invadió su clítoris con intensidad, lamiendo de arriba hacia abajo y en el punto exacto. El punto de su jodido éxtasis. De su perdición. Estaba tocando ahí y la sensación era increíble. Podía sentirse en otra dimensión, completamente perdida por el tacto húmedo de la lengua de su novio. Dios mío. Era perfecto. Sabía de qué manera tocarla y cómo lograr que se corriera con facilidad.

_____________ arqueó el cuerpo y enredó sus dedos en el cabello de Justin, empujando su cabeza hacia su feminidad. Haciendo que Justin la penetre con la lengua todavía más. Y aunque parecía imposible, todavía podía llegar a otros límites. Y él lo sabía muy bien. Al abrir los ojos, la imagen de _____________ semidesnuda, cubierta de sudor, despeinada, tensa y gimiendo, hizo que solo deseara verla corriéndose. Corriéndose muchísimo. Así que guardó la lengua, saboreándolo todo y abrió la boca lo suficiente como para poder chupar. 

- ¡Dios, Justin! – gritó ella con fuerza. En su mente ya no gobernaba la preocupación de si alguien podía estar escuchándolos. Era totalmente mínimo. El momento era de los dos y así sería por siempre. 

_____________ trató de elevar más las caderas, algo dentro de ella empezaba a surgir. Algo intenso. Algo caliente que empezaba a gobernar cada centímetro de su cuerpo. Desde los pies hasta la cabeza. Estaba a punto de correrse. Lo sentía venir, denso entre su vientre. 

- Detente… - le rogó ________. – voy a co…a correrme… Jus…Justin… Oh, Dios… - se mordió fuerte los labios, hasta sentir el sabor metálico de la sangre en la punta de su lengua. Abrió bien la boca al sentir su orgasmo a flor de piel. 

- Grita ___________, hazlo. – le ordenó Justin, sabiendo muy bien que eso era ella lo que necesitaba para desahogarse. Se estaba haciendo daño mordiéndose el labio y eso de todas formas no calmaría su estado. - ¡Hazlo! – gritó él desde abajo. 
Ella volvió a resistirse, pero la sensación era incontrolable. Necesitaba desahogarse. Se estaba… se estaba corriendo.

- ¡OH! – soltó _____________. Gimió una vez más, y sus jadeos aumentaron. – Maldición ¡Justin! – gritó tan fuerte como pudo. Abajo su orgasmo cubría todas las expectativas de Justin, que de inmediato se puso de pie. Se desnudó en segundos y cogió su miembro con las manos, masajeándolo mientras veía a su novia correrse. De arriba hacia abajo. Apretó duro, hasta llegar al glande, y volvió a subir. Sus venas estaban más gruesas que nunca. Dios… jamás había necesitado tanto esto. Sin embargo ver ____________ corriéndose era más que suficiente. Jugó con su gruesa polla, y poco después notó la mirada de _____________ sobre ella. Y poco después, las manos de ____________ se encargaron de abrazar su erección. Y aunque esperaba que ella lo masajeara de igual manera, ____________ pasó a introducir su erección dentro de su cuerpo.

- Joder, nena… - Justin cerró los ojos. Se sintió completamente perdido por durante segundos. Completamente desorientado, y logró recuperar la conciencia cuando vio a ___________ moverse, mientras la besaba la boca con delicadeza. De vez en cuando se detenía para poder respirar y decirle…

- Te amo… - susurró ella, chocando su nariz con la de Justin. – Dios, te amo tanto. – volvió a decirle. Él abrió los ojos, se moría por ella. En momentos como esos podía comprobarlo mejor que nunca. Se moría por esa mujer. Maldita sea, de verdad estaba loco por ella y por cada detalle que tenía con él. Estaba loco por cada vez que ella le decía te amo y lo pronunciaba de una manera tan sublime, dulce y seductora a la vez. Lo elevaba tanto y hacía amarla más. Todavía más.

De pronto se escucharon dos toques a la puerta.
Ambos se detuvieron en seco y ____________ tapó la boca de Justin con las manos.

- ¿Hay alguien adentro? – preguntó alguien detrás de la puerta, mientras volvía a dar dos toques.

_____________ se apretó los labios, mirando de Justin. Y este no pudo evitar reírse en voz baja al ver la expresión de ____________. Le faltaba un poco para empalidecer por completo, pero también se reía, lo cual era gracioso.

- Sí, enseguida…

- Use otro baño. – gritó Justin, agudizando la voz y tratando de asimilarla a la de una mujer. ____________ abrió la boca.

- ¿Qué haces? – le preguntó en susurros.
Algunos pasos se escucharon desde afuera y de pronto la mujer que había estado tocando la puerta, ya no estaba más.

- Se ha ido, ¿lo ves? Funcionó. – la apretó de la cintura y le besó la boca con delicadeza. – Ha sido un muy buen polvo.

- Oh… ya eres tú de nuevo. - __________ ladeó la cabeza, sonriéndole irónicamente. 

- ¿Me extrañaste? Sé que amas mi lado pervertido. – volvió a besarle la boca una vez más. 
Sonriéndole. ______________ también le correspondió el beso, acomodando sus brazos sobre los hombros de Justin. – Lamento tanto haberte hecho el amor aquí… no pude aguantarme. 

____________ soltó una risita al escucharlo.

- Ese uniforme te queda de puta madre ¿lo sabes?

- Me lo han dicho antes.

- ¿Quién? 

Ella volvió a sonreír al mirarlo. Lo que sus ojos podían registrar era a ese hombre guapísimo muerto de celos. El mismo Justin de siempre, y aquello solo le hacía sentir que las cosas estaban bien entre ellos una vez más. 

A punto de besarse de nuevo, el móvil de Justin sonó entre sus pantalones. 

- ¿No vas a contestar?

- Quiero besarte.

- Pero… - Justin le besó la boca de improvisto.

- Ahora sí. – con una sonrisa en los labios, Justin pasó a sacar su móvil de entre los bolsillos traseros de su pantalón. El número que vio en la pantalla no se le hizo conocido en un primer momento y solo hasta que ____________ se inclinó para verlo de igual manera, él pudo por fin saber de quién se trataba. 

Contestó de inmediato. 

- ¿Kate? ¿Qué sucede? – preguntó Justin, que miró a __________ con expresión confundida. 

- Siento… siento mucho molestarlo yo…

- ¿Estás bien? – volvió a cuestionarle Justin. 

- No. – Kate; la niñera, tragó saliva. Dentro del departamento, veía a Elisabeth ver la televisión cómodamente. Admiraba mucho su tranquilidad, porque en cambio ella tenía los nervios de punta. – Necesito que venga de inmediato.

- ¿Ha pasado algo con Elisabeth? – la voz de Justin cambió de matiz al preguntar por su hija. Su cuerpo se tensó por completo y por primera vez… después de tanto tiempo, sintió el miedo recorrerle todo el cuerpo. – Joder, dímelo ¿ella está bien? 
_____________ frunció el ceño, abriendo los labios suavemente. Su corazón también se había helado en ese momento.

- Lo está. – contestó Kate. – soy yo… he recibido llamadas amenazantes todo el maldito día. – dijo con la voz entrecortada. Tenía los ojos cerrados y las manos sobre la boca, evitando que Eli pudiera escucharla llorar. – No puedo seguir aquí. – confesó. – No sé quiénes son… se lo juro, pero han amenazado con venir y llevarse a Elisabeth. – esta vez no pudo evitar llorar al decir las últimas palabras. Se había encariñado tanto con esa niña y el escuchar en aquellas llamadas anónimas que planeaban llevársela, le había helado el corazón. – Y… - Kate guardó silencio. Parte de lo que había pasado durante las últimas llamadas, le había hecho volverse paranoica. Ahora miraba cada esquina del departamento con terror, como si aquellos que la habían estado llamando pudieran escucharla u observar lo que hacía. Pero debía decírselo. – Y ellos… ellos también quieren asesinarlo. 

Tentation... (Cuarta Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora