Capitulo 1

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Desperté. Soñé el mismo sueño de siempre. ¿Personas que se convierten en monstruos? ¿Monstruos que se convierten en personas? Aún no se como puedo soñar esto. Me quede un rato acostada en la cama tratando de recordar desde cuando tenia este sueño, pero me fue imposible.

     Desde la cocina se oía mucho ruido, seguramente mamá esta preparando el desayuno, nunca ha sido muy buena para cocinar, pero aun así cocina bien, bueno.. al menos es comestible.

     - ¡Sam!- grito mamá desde la cocina.

     -¿Mande mamá?

     -Ya esta listo el desayuno.

     -Ya voy mamá.

Me levante de mi cama. Me dirigí al baño, quería bañarme antes de bajar a desayunar. Había sudado mucho con el sueño que tuve. En cinco minutos ya estaba lista, así que baje a desayunar. En la mesa ya estaba servido el desayuno. Esta mañana iba a desayunar salchichas con huevo.

     -¿Quieres jugo de naranja o café?- Me pregunto mamá.

     -Mamá sabes que amo el café- le conteste sonriendo.

     -Ya se hija, tenia la esperanza de que tomaras jugo de naranja.

Reímos. Amo a mamá. Ella es de complexión delgada, ojos cafés, cabello largo, castaño y liso hasta la cintura. Somos muy parecidas, excepto por los ojos. Yo tengo los ojos de papá, grises.

     -¿Papá ya se fue a trabajar?- le pregunte a mamá mientras terminaba mi ultima salchicha.

   -Si, tenia una junta. Pero me dejo dinero para ir a comprarte lo que ocuparás en tu nueva escuela.

     -Esta bien -le dije mientras recogía mi plato.

     -iré a mi habitación.

    -Recuerda que a las 2 iremos a comprarte lo que necesitas- me dijo

    -bien.

Subí a mi habitación. Mire por la ventana. Todo esto era nuevo para mi. Acabábamos de mudarnos aquí, según decía mamá era por asuntos de trabajo de papá. La casa realmente me gusta, es de dos pisos, tengo una habitación grande y esta muy bonita. Tiene un hermoso jardín. Iría a una nueva escuela. No conozco a nadie de esta ciudad.

     Encendí el televisor y me acosté en la cama. A las 2 me llamo mamá. Agarre mi chaqueta y baje. Mamá me estaba esperando en la puerta de la entrada. Salimos al jardín y nos subimos en el automóvil. Mamá prendió la radio y empezó a cantar. Amo como canta, tiene una voz hermosa. Cada vez que canta no puedo evitar sonreír. ¿Era mi imaginación o su voz era capaz de hacerme feliz?.

     Llegamos al centro comercial. Mamá estacionó el auto. Abrí la puerta y caminamos hacia la entrada. El centro comercial era grande. Había muchas tiendas, de todo tipo. Compramos todo lo necesario para la escuela y después mamá me compro una nieve. Nos sentamos al lado de la fuente. Estaba viendo a través del agua. En una fracción de segundo me pareció ver a alguien al otro lado de la fuente. No le tome importancia y seguí comiendo mi nieve. Cuando terminamos nuestra nieve mamá quiso comprarse una blusa que le había gustado. Nos dirigimos a la tienda. En la tienda había escaparates que lucían hermosos conjuntos. Mientras mamá se media la blusa yo me quede viendo pulseras. Mire hacia la entrada y había alguien. Desapareció. ¿Eso era posible? no, no lo creo. A lo mejor me lo estaba imaginando, de todos modos no estaba segura de haberlo visto... ¿O si?

Regresamos a casa cuando ya era tarde. Ayude a mamá a acomodar las compras, pues después de comprar la blusa fuimos a comprar lo que faltaba en la casa. Subí a mi habitación. Todavía era temprano, así que volví a prender el televisor. Me aburrí, lo apague y me quede dormida.

                                                  • • •

Sonó el despertador. Lo apague, me levante y me dirigí al baño. Hoy iba a ir por primera vez a mi escuela nueva. Me bañe y me puse mi ropa favorita. Agarre la chaqueta y baje a desayunar. Mamá había preparado jamón con huevo. En la mesa ya estaba sentado papá.

     -Buenos días- les dije a los dos.

     -¿lista para tu primer día de clases?- me dijo papá.

     -Claro- le dije sonriendo. Papá era mi persona favorita en el mundo, aparte de mamá. Era alto, cabello negro y ojos grises, iguales a los míos.

     -tienes que desayunar bien, -me dijo mamá, tenia una expresión de preocupación- para que no te desmayes.

     -No te preocupes- le dije para tranquilizarla.

Termine mi desayuno. Me despedí de mamá y le dije a papá que ya estaba lista. El me iba a llevar a la escuela, pues su trabajo quedaba de pasada. Salimos al jardín y nos subimos a su auto. Encendió el auto y lo puso en marcha. La escuela quedaba a 5 minutos de la casa, así que llegamos rápido. Me dejo en el estacionamiento y me despedí de el.

     -Que te vaya bien hija.

     -Gracias papá.

La escuela era grande, era un solo edificio de dos pisos, tenia un jardín extenso con muchos arboles que daban sombra. Había macetas grandes llenas de flores a los dos extremos de la entrada del edificio. Me dirigí a la entrada. Por dentro la escuela era aun mejor. Había casilleros, aunque no tenia ni idea de cual era el mio. Una profesora se me acerco. Era alta, delgada y traía el cabello recogido con un lazo. Me entrego mi horario y me dijo que mi casillero era el 207. Se despidió y se dirigió a un aula. Busque mi casillero y guarde los libros que no iba a utilizar. Mire a mi alrededor, nadie parecía darse cuenta que era nueva. Mire el horario. Me tocaba literatura. Camine por el pasillo, me fui fijando en los letreros de las puertas de las aulas. Al final del pasillo había una puerta que tenia escrito en el letrero «Literatura». Entré. Había pocas personas. Me senté hasta el fondo del salón. Sonó el timbre y entraron todos los alumnos.

     -Buenos días, soy la profesora Gabrielle Dippet e imparto la materia de Literatura.

     -Buenos días- contestaron todos.

El resto del día fue igual, en todas las clases se presentaban los profesores y explicaban de que trataba su materia y como iban a calificar.

Sonó el timbre que indicaba la hora del almuerzo. Salí del salón de Química, que era la materia que me tocaba antes del almuerzo y me dirigí a la cafetería. La cafetería era la estancia mas grande de la escuela. Había mesas en todo el lugar. Pedí una hamburguesa con papas fritas y un refresco. Busque una mesa vacía y me senté. Estaba comiendo mis papas fritas cuando se me acerco Luna, le tocaba química conmigo. Iba con un chico.

      -¡Hola Sam!- me dijo.

     -¡Hola Luna!- le conteste.

     -¡Hola, me llamo Charlie!-me dijo el chico. Era alto, cabello castaño claro, ojos negro, y guapo.

     -¡Hola, soy Sam!

Empezamos a platicar. Poco a poco fuimos agarrando confianza. Charlie empezó a decir chistes.

     -¿Sabes en que se parece un tren y una nube?- me dijo.

     -No tengo ni la menor idea- le conteste.

     -Yo tampoco, por eso te preguntaba.

Eran chistes malos, pero aun así daban risa. Era como mamá cuando cantaba, era inevitable sonreír y ser feliz por ello. Reíamos a carcajadas. Incluso algunos volteaban a mirarnos, pero realmente no nos importaba.

Por fin tenia amigos.

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