El comienzo de un fin

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Mi nombre es Amelia Rose. Soy una campesina como cualquier otra en la villa, exceptuando por el hecho de que vivo afuera de esta con mi hermano menor Miles o como yo suelo llamarle cariñosamente: Tails.

Ahora, se preguntarán el motivo por el cuál Tails y yo nos encontramos alejados de los demás pobladores, bien... El motivo es precisamente el porqué del apodo de mi hermanito.

Cuando nació Tails, nos llevamos la sorpresa de que este nació con colas gemelas, cosa que nunca se había atestiguado en la villa y cosa que perturbó a sobremanera a la matrona. Tan grande fue el escándalo que se armó en torno al bebé, que no tuvimos más opción que mudarnos esa misma semana del lugar, pues ya se comenzaban a escuchar de poco a poco, acusaciones de que mis padres eran brujos y que por este mismo motivo habían sido castigados teniendo un hijo "Hereje".

—Hermana —Se pronunció el zorrito tratando de captar mi atención. Sinceramente, cada que recuerdo aquellos hechos y el porqué de que nos encontramos solos, mi mente vuela lejos y se desconectada totalmente de la realidad.

—¿Sí? ¿Necesitas algo Tails? —Le pregunté con un leve tono de vergüenza, pues en serio odio que me pille en ese estado.

Mirándome con expresión intranquila, negó suavemente con su cabeza —No hermanita, no necesito nada. Es que me preocupé, ¡De nuevo te has quedado muda mientras me hablabas! —Reclamó haciendo pucheritos, en verdad que se veía muy tierno así.

—Lo siento, lo siento —Me disculpé despeinando su cabello —No fue mi intención, ¿Hay alguna forma en la que te lo pueda compensar?

Él se me quedó mirando en silencio por varios minutos mientras pensaba, hasta que finalmente exclamó —¡Unas moras! Hace mucho que no me traes hermanita, ¿Podrías traerme unas moras frescas por favor?

Este niño, siempre tan goloso —¿Hace mucho dices? Pero serás glotón —Le abracé de manera divertida —Comimos moras ayer, pequeño pilluelo.

Aceptando el pedido del niño, le abracé ejerciendo un poco más de fuerza con la que lo hacía hasta hace un momento. Así fue como me embarqué en la búsqueda de esas moras.

—¡Hermanita! ¡Cuídate por dónde vayas por favor! —Me gritaba el pequeño Tails, quien se asomaba  la cabeza por una ventana de manera despreocupada. A decir verdad, me intranquiliza un poco que haga tal cosa.

—¡Quédate adentro Miles! —Le ordené con firmeza —¡Cierra bien las ventanas y puertas! ¡Sabes que solamente tienes permitido sacar los seguros si soy yo la que vuelve! ¡¿Entendido?! —Le respondí de tal modo que me pudiese escuchar sin ningún problema.

—¡Tú tranquila hermanita! ¡Suerte!

Así, caminé un largo trayecto hasta llegar a los morales que había plantado mamá hace ya tiempo atrás, para encontrarme con la para nada grata sorpresa, de que estos se encontraban totalmente desprovistos de fruto alguno.

—Pero ¿Qué ha pasado aquí? —Me cuestioné sumamente impactada, al observar aquellos árboles desprovistos de alimento —Ayer que vine, todos morales tenían fruto... Bueno, supongo que no es algo de lo que me deba preocupar —Dije tratando de autoconvencerme de que no había nada fuera de lugar con ello —A lo mejor... Algún viajero muy hambriento, pasó por aquí y no tuvo más opción que darse un banquete con estos frutos —Así que dejando de lado aquello, decidí avanzar más en el camino para encontrar algún otro moral, pues no pensaba permitir entristecer a mi pequeño hermano por nada del mundo —A lo mejor mamá plantó otro más por aquí cerca, sólo debo persistir.

Caminé varios metros más sin éxito alguno, hasta llegar a encontrarme de frente con una pequeña laguna tan cristalina, que las piedras del fondo se podían ver con claridad.

—Qué maravilla... —Solté a modo de suspiro, completamente extasiada ante tanta belleza.

¿Es que eres tonta o qué? No ¿Para qué me lo pregunto? ¡Eres más que tonta, eres una imbécil descerebrada!

—¿Qué...Quién? —Me giré en todas las direcciones tratando de encontrar al dueño de aquella voz sin éxito alguno —¡Muéstrese!

¡¿Qué te pasa niña tonta?! ¡¿No te parece que deberías estar ocupándote de otra cosa más importante?! —Gritó nuevamente aquella voz cargada de rabia, pero a pesar de que esto me causara molestia, tenía algo de razón.

—¡Las moras! Es verdad que debo bus... —Antes de que pudiese continuar, la estruendosa voz me interrumpió de golpe.

¡Vuelve a tu casa ahora mismo Rose! ¡Ya deja de estar desperdiciando tu tiempo, incluso los segundos pueden ser valiosos! —Aquellas palabras cayeron como un balde de agua helada sobre mí.

Sin pensarlo dos veces, regresé a toda velocidad sobre mis pasos rogándole con todas mis fuerzas a Caos por no encontrarme con lo peor —Por favor, por favor, ¡Por favor!

La escena enfrente de mí hizo desbordar cataratas en mis ojos, todo aquél caos parecía estar salido de una cruel pesadilla.

—Sí... Eso tiene que ser... Vamos Amelia, tienes que despertarte... Tienes que preparar el desayuno para Tails —Me repetía una y otra vez a la par que me propiciaba fuertes bofetones a mí misma —Ya... Despierta Amelia...

No, ese no era un sueño y no podía hacer nada al respecto, más que contemplar las colas arrancadas de mi querido hermano enfrente de nuestra casa, la cual ardía como infierno.    

Shadamy - The StoneWhere stories live. Discover now