S I N O P S I S

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Gruesas e incesantes lágrimas caían por mis ojos, no podía creer lo que estaba diciendo. Me sentía humillada. ¿Cómo pude ser tan estúpida y creer en él?

—¿Te ilusioné? Déjame te explico. Eras solo para un rato ¿Qué no te das cuenta? Te manejo a mi antojo.

No quería sentirme débil frente a él. Pero no podía, y las lágrimas no habían cesado desde que empezó a hablar.

—Te daré un ejemplo. Podías estar muy enojada conmigo y con solo una disculpa y un abrazo caías rendida a mis pies. Solo quería hacerte daño, tener una más. Esto solo era un juego. —Con las pocas fuerzas que tenía, me acerqué a él y lo miré a sus grandes ojos cafés. Su rostro mostraba total indiferencia a lo destrozada que estaba.

Levanté mi mano y le di una bofetada.

—Pues el juego terminó. —Sequé mis lágrimas con la manga de mi suéter y me fui lo más rápido posible.

No podía creer que Dylan había jugado con mis sentimientos, pensé que el sentía algo por mí. ¿Qué paso por tu cabeza Maya?

Falsas palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora