Eterno

677 63 235
                                    

1,2,3,4,5,6,7-

-¡Philip!

¡Boom!

Todo fue demasiado rápido, sintió la bala pasar por encima de su cadera, de forma dolorosa. Sin embargo, lo fundamental era que estaba apunto hacia el cielo.

Hizo lo que un hombre honrado haría.

-¡Philip!-escuchó otra vez de la misma persona: su amigo leal, John Laurens, quién, inultimente,  intentaba mantenerlo en pie, pero sus manos lo atravesaban.

Cayó inconsciente, y, al retomarlo, se vio acompañado, no solo del fantasma pecoso, sino que de su padre,Alexander, con los ojos enrojecidos, intentando mostrarle una sonrisa optimista...pero sabía que no saldría de esa. ¿Qué fue peor? El sonido de su madre, sollozando, inquiriendo a su esposo respuestas en su desesperación. La llamó, aunque la sangre y las lágrimas se combinaran, trató de tranquilizarla, recordando momentos de felicidad en conjunto; al tocar el piano, sintiéndose completo y protegido, lleno de vitalidad.

-Un, deux, trois, quatre, cinq, six, sept, huit, neuf.

-Un, deux, trois, quatre, cinq, six, sept, huit, neuf-sentía como las fuerzas lo abandonaban. 

La mirada angustiada de John le daba la señal: iba a partir.

-Bien; Un, deux, trois, quatre, cinq, six, sept...

-Un, deux, trois...-lo último que pudo escuchar en vida, fue la voz de su madre llorando desgarradoramente y la voz de John diciendo unas simples palabras y significativas:

-Lo siento.

OoOoOoOoOoOoOoO

Esperaba ver una luz a que lo guiara al otro lado...no obstante, lo que vio no era un camino hacia el más allá, sino un haz de luz que pasaba por una ventana. Miró confundido, sin entender que pasó.

-¿Donde estoy?

De algo estaba seguro, era un fantasma por lo traslúcido de su cuerpo y por lo liviano que se sentía.

¿Acaso John pasó por eso?

Dio una inspección al lugar, y, con mucha (no tanta) verguenza se dio cuenta de que estaba en la habitación de una chica.

-Mi madre me re-matará si sabe donde me encuentro.

Unos pasos apresurados vienen directo hacia el lugar. Pero, bueno, la experiencia con su "hermano" le enseño que no te veían estando muerto (a excepeción de él).

Se tomó la libertad de sentarse en la cama, con total tranquilidad...hasta que escuchó el grito femenino de la que, tal parece, era la dueña.

Cayó hacia atrás, mirándolo con los ojos desorbitados.

-O-Oh por...Dios, ¡¿quién eres y qué haces en mi cuarto?! ¡Pervertido, depravado!

Al inicio pensó que saldría corriendo, sin embargo, parecía que saco la valentía de tomar lo más próximo a ella (un candelabro) y se lo lanzó a la cabeza. Lo esquivó por inercia, y a los otros objetos que venían en contra suya.

-E-Espere, señorita, yo...¡no sé ni como yo llegué aquí!

-¡Mentiroso!

Entonces, algo cayó a sus pies. Sin que ella lo supiera, le dio una pista fundamental sobre quien era al difunto chico; un pañuelo con las letras bordadas "F. E. L"

F. E. L...le recordaba a...

La miró fijamente, encontrándose con un rasgo familiar en el juvenil rostro: unos ojos verdes y muy sutiles pecas...L...era la  L de...

EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora