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Un año después. 12 de octubre, cumpleaños de Hugh Jackman. 

-Te lo pedí... te rogué que no regresaras con ella- la historia volvía a repetirse, Hugh de pie en la puerta de aquella fría habitación de hotel donde llevaba viviendo desde el divorcio, Evan Peters estático en el umbral, mudo por no saber que decir, reconociendo su error al momento de regresar a ese lugar. Hugh no sonreía y eso no podía ser bueno, Hugh siempre le sonría. 

Nada podía pedirle el menor, nada porque Evan sabía que se había buscado esa caída en picada al abismo. Porque había sido él quien finalmente, a solo unas semanas de comenzar una relación hermosa se dejó dominar por las inseguridades y regresó al apartamento con la muchacha, para enmudecer a los medios y hacerlos publicar su nombre como nunca antes, comentando el desliz del actor y también su sentada de cabeza. No estaba llorando, no había llorado porque de alguna forma le resultaba predecible. Tras años de ver a Emma prestarle más atención a su teléfono que a sus platicas monótonas, alguna parte de él estaba preparada para cuando la noticia se esparció a voz baja en la prensa sensacionalista, porque la mayoría de editores y publicistas amigos de la chica, desde luego, se habían encargado de mantener a las grandes marcas alejadas de su cuña. Evitando así el escándalo a gran escala que Evan, por otra parte, si había causado en su momento. 

-Déjame pasar- dijo cabizbajo, sin querer dirigirle la mirada al mayor por temor a romper en llanto cobarde, con él si podía llorar, Hugh le había dicho que las lagrimas no eran signo de debilidad. 

El mayor suspiró resignado y se alejó de la entrada para permitirle el paso. No podía negar su situación, estaba dolido aun, desde el estreno de Logan había facturado muchos millones pero eso no le ayudaba en nada a calmar la pena, continuaba financiando las empresas de beneficencia de su ex esposa y acumulando dinero en su cuenta bancaria, pero su carrera comenzaba a decaer, su edad empezaba a pesarle en el cuerpo aunque el mundo no lo notase y los melanomas en su nariz le mantenían alerta frente al cáncer. La decisión de Evan había sido la más sensata, pero algo de su vida había partido con él, algo no tangible, un pedazo de si mismo.

Hugh lo miró detenidamente, detestaba verlo vulnerable y detestaba aun más que no fuese capaz de ocultarlo, porque sus ganas de abrazarlo estaban ganando una batalla interna que llevaba meses detenida. 

-Te cortaste el cabello- dijo para romper el hielo, se sentía responsable de hacerlo pues lo conocía bien y hablar en situaciones como aquella le resultaba difícil. 

-Si, se arruinó con la tintura para Kai-Evan pasó una mano por su cabeza, raspándose los dedos con los cabellos cortos y rígidos. Amaba su cabello, y si bien tinturarlo fue idea propia, también eso había sido un error, últimamente todo en su vida parecía una seguidilla de aquellos. Rió desde la garganta, con amargura, la frialdad en la conversación era demasiada para poder soportarla en un momento así. - Yo no sé porque vine, quizás deba irme. 

-Evan- hugh sonrió, lo hizo porque los deseos de besarle ya habían ganado con creces, se acercó hasta él y con delicadeza puso las manos en su cintura. Evan no intentó alejarse, se mantuvo con la mirada baja hasta que la mano de Hugh en su barbilla le obligó a contemplarle. Le estaba sonriendo, no solo con los labios, también con la afable mirada, la única capaz de llegarle al alma y hacerle creer que todo siempre estaría bien- Si sabes porque viniste... 

-Supongo que si- contestó, afirmando con su mano la mano ajena sobre su cintura- Pero también supongo que es tarde para decirte que la cagué... 

-Tuviste miedo. 

-Eso creo. 

-No me gusta ver estos ojos tristes- en cada palabra la voz de Hugh se transformaba más en un susurro cariñoso, acortando centímetros hasta la boca contraria- Si Emma es lo que elegiste puedo lidiar con eso, pero no puedo lidiar con tus ojos tristes. 

-Eso es lo gracioso- repuso Evan- No tengo pena de verdad, es solo que... arruiné lo nuestro, esperé durante meses que ella hiciera algo estúpido porque yo no era capaz de hacerlo, y ahora solo no sé con que derecho quiero volver a tu vida. 

-Con el único derecho que tienes, que te amo y jamas dejé de hacerlo- empujando el cuerpo de Evan contra la blanca pared lo besó sin pedir permiso, como no era su estilo pero como necesitaba hacer. Dejando que algo de su Wolverine, bien guardado en su mente, se apoderara de sus acciones. Evan le correspondió sin titubeos, colgándole los brazos al cuello y disfrutando cuanto pudiese de los labios de Hugh. Abrazándose a él en cuanto sus bocas se separaron con lentitud. Permanecieron en los brazos del otro por un tiempo indeterminado, de aquel que no puede atraparse en segundos por su efímera condición. 

-Valla regalo de cumpleaños que me traes- pronunció Jackman, hundiendo su mentón en la cabeza de Peters. Sintiendo que la vida perdida en aquel año solitario regresaba de pronto a acurrucarse en su pecho. 






N.A: Necesito mantener mi mente alerta para no sucumbir a la catarsis de la pena, asi que terminé esto. Espero les guste. 

P.D: Si desde esa cama de hospital lees mis cochinadas homosexuales (sé que lo haces) decirte que te adoro. A las y los demas, besos besos. 



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⏰ Última actualización: Nov 30, 2017 ⏰

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