Prólogo

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Mi abuelo solía contarme sobre nuestras constelaciones familiares, el me decía que es importante saber quienes fueron nuestros ancestros, para romper con pensamientos o conductas heredadas, aunque en nuestra familia había algo que definitivamente no se podía romper y para eso me contaba nuestro origen, en dónde y cómo comenzó nuestra odisea.

Joe McHawart, un hechizero de alta magia blanca, proveniente de una familia que recién comenzaba en el mercado del vino, al principio no marchaba bien, pero gracias a su empeño que le proporcionaba a los viñedos desde joven, sacó adelante el negocio junto sus hermanos.

Los McHawart eran una familia muy tranquila, hacían trabajos de magia a la gente que lo necesitara, pero a cambio pedían que no corrieran la voz a nadie, sobre de donde provenía ese hechizo, solo para que no los quemaran o ahogaran, entre otras torturas de aquella época entre 1698 y 1710, ya que se encontraban en el apogeo de la caza de brujas, y muchos hombres y mujeres científicos murieron siendo simples mortales.

Eran épocas turbias, y su remedio para no vivirlas, eran los bailes. Invitaban a sus amigos más cercanos, para celebrar con el vino que salía de la cosecha, transformando así los tiempos malos en buenos.
Pero no por mucho, apenas cumpliendo diecinueve años, Joe se quedó sin familia, lo que implicaba buscar el causante de este asesinato, y por supuesto tenía como diana a las Ollivander, la familia enemiga.

Las Ollivander maldecían a los McHawart, por el envidiable poder que dominaban. Ya había sucedido una situación similar con su bisabuelo Peter, puesto que sabía demás sobre estas mujeres, tras haberlas investigado. Fue asesinado por Charolina Ollivander, una hábil hechicera de las más ancianas.

Para Joe, significaba una cosa, Samantha, la bisnieta de aquella mujer había matado a su familia, y llegaba a esa conclusión por aquellas confrontaciones posteriores con ella y fue espiarla para encontrar la manera de acabar con ella, quizá en el pasado la bisabuela de esta, haya ganado una pelea, pero esta seguro la ganaba.
Después de semanas de investigarlas, atacó, pero estas sabían lo que planeaba, y se defendieron más de lo que esperaba.
Fue una batalla de vida o muerte, Joe estaba casi acabado, cuando estas lo maldijeron de por vida e incluso sus generaciones futuras, cada cien años, su linaje iba decaer y empobrecer, iban a pasar penurias, solamente si sus hijos de sus hijos no se casaban con sus primos, pero aun así, iban a ser infelices. Diciéndole esto, le dejaron vivo tirado en un prado sin matarle, ya que también estaban corriendo el riesgo de morir. Joe estaba en contra del incesto, lo que le ocasionó un gran conflicto, el hecho de saber también que iba a sufrir, le dejó en claro que eran malvadas, adoraban a los demonios y sacrificaban a inocentes para sus rituales.
Recuperó el libro del Anunak-Mu, que estas tenían y que pertenecía a los McHawart, y lo exorcizó, intentando romper el hechizo, sin embargo la maldición de las Ollivander, era muy poderosa que rebotó el conjuro. Era la primera vez que Joe se veía exasperado por no saber como deshacer una maldición, ya a lo lejos se escuchaban las risas y lamentos de la maldición, se acercaban como jinetes decapitando a inocentes, galopando en caballos de neblina oscura. El joven cerró el libro y empacó sus cosas rápidamente, necesitaba ver a su prima en Francia. Edith Draconoir, era dueña de un negocio de alta costura, hacía vestidos y trajes hermosos. Siendo ella una sacerdotisa, vivía pacíficamente con sus cinco hijos y esposo, teniendo apenas diecisiete años.
Cuando el joven le avisó, ella ya lo intuía, aunque no estaba muy segura, hicieron el acuerdo, no había otra opción para ellos, y al paso de los años, la maldición comenzaba a notarse, a duras penas casaron a sus hijos, y el negocio se restableció, pero la amargura y avaricia apareció sin piedad. La armonía que se tenía en esta familia desapareció.

Esto fue sucediendo por siglos, hasta llegar a mi, la última y actual generación, que de hecho está apunto de perderse, pues, el varón heredero del apellido McHawart desapareció y mi padre falleció sin más para darnos otro hermano, sólo quedamos mi hermana gemela y yo. La tragedia comienza, el tiempo de la miseria es más cercano y el odio duele como daga envenenada al corazón.

Brujos de AlcurniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora