-Poco o nada-

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Al día siguiente de mi hospitalización, me dieron de alta después de almuerzo, aun así no alcanzaba a llegar al colegio, así que mis padres me llevaron a casa y mamá trajo del hospital una gran cantidad de suplementos y medicamentos que yo debía ingerir después de comer. La verdad es que eran muchas cosas, y yo me sentía extraña de tener que tomar tanto, como si fuera una alcancía ahorradora de medicinas, si a las finales nunca me sentí tan mal como dicen que estoy.

Pasé toda la tarde en mi cuarto, escuchando música y revisando mis redes sociales. Les escribí a las chicas del Club y algunas me respondieron que se les hizo difícil ir al hospital al día anterior por las muchas tareas que les habían enviado, justo como yo lo sospeché. Laura me preguntó si podía irme a visitar a mi casa, pero recordé que nadie sabe exactamente donde vivo, porque les había dicho que vivía en "Los Nogales" así que mejor le dije a ella que no se preocupe, que estaría bien y que tan solo necesitaba descanso, al menos esto último si era cierto.

Al llegar la noche me empecé a sentir mal, pero no mal de salud, sino mal de no sé qué, empecé a sentir esa misma incomodidad que sentía antes de ser la nueva Yarí, me sentía sola. Estuve a punto de escribirle a Jordan nuevamente, pero no pude, era demasiado tiempo el que había pasado desde la última vez que le escribí, por lo que siempre que lo intentaba me volvía a arrepentir de hacerlo. Mara llegó y me preguntó cómo estaba, yo sé que lo hizo solo para ser cortés, y le dije que estaba mucho mejor, pero ella no siguió preguntando más, solo se fue a dormir.

Al día siguiente me sentí muy recuperada, mi ánimo se recargó después de un sueño que tuve, en el que llegaba al colegio y me recibían con un gran cartel de bienvenida por haberme recuperado de mi salud, algo en mi mente me daba la seguridad de que eso no pasaría en la vida real, pero al menos bastaba con soñarlo para sentirme nuevamente animada. Tuve ganas de vestirme muy colorida, desayuné mientras tarareaba una canción y Renzo me sugirió que visite al psicólogo, porque mi actitud era extraña y preocupante, eso lo dijo solo porque los saludé a todos con un beso en la mejilla, y eso no sucedía muy a menudo, de hecho, nunca. 

En otra ocasión le habría dado un golpe en el brazo y lo hubiera mandado a callar, como toda buena hermana lo hubiera hecho, pero esta vez solo me reí y le dije que yo le avisaría cuando tenga mi primera cita con el especialista, para que me acompañe él también en el tratamiento psicológico. La verdad es que me sentía muy animada, creo que estaba feliz porque al fin volvería a clases, mi vida en el colegio era la mejor, ahí me sentía realmente yo, y estos dos días de ausencia habían permitido confirmar mi teoría, mi vida era el colegio.

Cuando llegué al colegio, mis amigas se me acercaron a preguntarme si estaba bien, y entonces les conté todo, ellas se pusieron muy contentas de que esté de vuelta y me pusieron al tanto de todo lo sucedido en mi ausencia, al parecer Kira y Paúl se pusieron de novios oficialmente pero yo no entendía cómo podían ser novios tan rápido si a penas se conocían; además Paúl siempre dijo que yo le gustaba, bueno a las finales eso ya no me importó, al menos ya dejaría ella de molestarme con ese tema, pero no creo que deje nunca de ser mi mejor enemiga. 

Me contaron también que los maestros de lengua y ciencias habían tomado lecciones escritas al día siguiente de mi desmayo, por la de lengua no me preocupaba, si hay alguna materia que entiendo perfectamente es esa, pero la de ciencias si me tenía angustiada, ese profesor es especial, y con especial no me refiero a especial de "especial", sino a especial de ""especial""...

- Acabas de decir "especial" tantas veces que creo que nadie entendió a lo que te refieres Yarí.

- ¿Cómo sabes? Todos saben que ese profesor es ""especial"", así, con doble comilla. –Dije mientras hacía esa seña con los dedos que hacía referencia a las dobles comillas de las que hablaba.

- ¡Claro que no! Recuerda que aquí habemos estudiantes de octavo, noveno y décimo, no a todos nos tocan los mismos profesores.

- Bla bla bla... déjame continuar con mi historia por favor.

- Está bien, continúa.

La idea es que nunca entiendo lo que dice ese profesor, pues pronuncia todo con una "s" demás al final de las palabras, eso es perfectamente conocido por muchos. En fin, tenía que hablar con los maestros al respecto. También me dijeron que el cumpleaños de Lisa, la chica del club a la que íbamos a celebrar el día que tuvieron que llevarme a emergencias, resultó muy bien, pero no fue mucha gente como se esperaba, que muchos preguntaban por mí.

Entre otras cosas, me dieron la noticia más extraña y dolorosa que me pudieron haber dado en años, Jordan había anunciado que este sería el último año que estudiaría en este colegio, no fue su iniciativa anunciarlo, al parecer el maestro de matemáticas se enteró, y dio la noticia al curso, e inmediatamente pidió a Jordan que se pusiera de pie para explicar la razón, él había sido admitido en un colegio especializado en ciencias matemáticas, lo que él más amaba. Ahora entiendo por qué está siendo tan amable conmigo a pesar de que yo no le escriba ya.

La noticia de Jordan me tenía en shock, aún no podía digerirla bien, de hecho un sentimiento amargo que afectó mi estómago me invadía muy profundamente y no me atrevía a buscarlo a él para asegurarme de que era cierto lo que me había contado. Él había sido mi amigo durante tanto tiempo, que ya no podía imaginármelo junto a nuevos amigos en otro colegio. 

Decidí ese día que desde entonces trataría de acercarme nuevamente a él para al menos dedicarle los últimos meses de este año a su amistad, y así hacerle saber que siempre significó mucho para mí en esta vida. Ese día lo busqué en el receso pero no lo encontré, lo vi durante clases pero no lo quise interrumpir, y a la salida se esfumó rápidamente y nunca pude encontrármelo ni para saludarlo. Algo estaba mal con él, pero ya teníamos tantos meses de descuido en nuestra amistad, que ya me resultaba difícil reconocer cuándo estaba mal y cuándo no.

Durante la tarde estuve debatiendo la posibilidad de llamarlo o escribirle para encontrarnos y tomarnos un helado, como solíamos hacerlo antes, pero luego desistí de la idea porque sabía que en cierta forma, si él no se me acercaba, debía tener sus propias razones.

En el entrenamiento de cheerleaders Laura me dijo que desde ahora ella tomaría la coordinación hasta que yo me sintiera mejor, y eso fue un lindo gesto después de todo, pero no fue tan lindo saber que podría perder popularidad si no cumplía mis funciones de liderazgo por un día, así que en todo caso me quedé sentada en una de las banquetas del salón, dándole animo a las chicas y haciéndole porras a lo que hacían, sin embargo al parecer todas se habían propuesto ignorarme pues ninguna tomaba atención de lo que yo hacía, me sentía fatal.

Cuando finalizó el entrenamiento me dispuse a volver a mi casa y regularmente mis amigas del club me acompañaban en el largo camino de 7 cuadras hasta la estación del metro, pero esta vez todas me dieron excusas, y se fueron por sus propios caminos, dejándome sola en esta travesía que resultaba viajar de regreso a casa en transporte público, ya que mi hermano no podía venir a verme en ese horario.

Al llegar a casa Mara no estaba, había salido con sus amigas y amigos del colegio al cine, mi mamá aún no regresaba de la casa de la abuela y era muy temprano para que papá haya llegado también, y con mis hermanos en el curso de teatro, estaba totalmente sola en casa. Creo que ese no fue mi día, nadie me había prestado la atención suficiente como para alimentar a mi nueva Yarí, me sentía desorientada y hasta un poco enojada, hasta cierto punto estaba también celosa de Laura, pues había preferido irse con las otras chicas antes que conmigo. Todo esto fue un golpe bajo para mí y para mi reputación que pensé que iba creciendo más y más, pero ese día pensé que mi popularidad había durado muy poco o nada.

La Chica VisibleWhere stories live. Discover now