△ 1 《나비》

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-¿Que está sucediendo, Doctor Lee?- preguntó la morena con un aire carente de comprensión alguna- desde que comenzó a trabajar en este hospital jamás había tenido un desarrollo tan miserable.

El permaneció mudo, ni siquiera él sabía que le sucedía.

-Yah, intenta ser un poco más compasiva, Yun. –el dueño de aquellas palabras miró a Lee con la salvación en sus ojos- regresa en una semana a trabajar, confiamos en ti.

-Que decepción, esta es la última vez que aceptamos egresados de universidades.


Lee Chan Yeol siempre ha sido una persona a la cuál le gusta profundizar en el porqué de las cosas, en la razón de cada ser, tiene una costumbre muy particular que muchos poseemos; crearnos la vida de una persona en nuestra mente basado en la apariencia que esta tiene. Le encanta desarrollar su pequeña vena creativa de esa forma, y apreciar la belleza en los seres vivos.

De tez pálida sudada debido al ejercicio, buena contextura muscular, cabello azabache hasta la mandíbula, la expresión de su rostro. Despierta esa alegría e intriga en él, el misterio que irradia su aura le cautivó de tal manera que le hizo olvidar sus problemas esa noche. Min Sun Hee lucha por su amor propio después de haberlo olvidado por completo, en el camino se dio cuenta de que ir a ejercitarse por las noches al gimnasio que queda a una cuadra de su departamento la hace feliz, y ahora forma parte de su rutina, cuando el trabajo y la universidad se lo permiten. En ese momento se concentraba en sí misma, no se percató de ningún movimiento del exterior hasta el estrepitoso sonido de una botella caer al suelo bruscamente, alguien se había quedado mirándola y la dejó caer, bien hecho, Yeol.

- ¡Dios mío!, lo siento mucho- se lamentó el dueño de aquel estruendo, ayudando a levantar a Sun Hee, quien había caído al suelo debido al sobresalto.

- No pasó nada~- respondió Sun Hee entre una risa sincera- soy muy torpe, iba a terminar cayendo de todos modos algún día.

Chan Yeol miró a su musa, que ahora tenía una voz; para el irradiaba un corazón con mucho amor para dar, cosa que en realidad es completamente cierta. Sun Hee no pudo evitar no admirar el rostro del mayor, detenerse en sus finos rasgos de bebé, en ese momento sintió un pequeño golpe en su corazón al ver la preocupación en ese rostro de bebé. Su castaño cabello tapaba una gran parte de sus cejas rectas y poco pobladas, ojos brillantes, nariz fina y labios rosas y finos también. Comenzaron las mariposas, aquella sensación que había quedado en el pasado para ambos. Él se limitó a brindarle una sonrisa tímida como disculpa, estaba muy avergonzado como para decir algo más, ella se la correspondió y cada quien siguió en lo suyo. Les invadió aquel miedo de cuando nos comienza a atraer una persona, con el simple hecho de las pocas palabras que fueron intercambiadas, habían muchas teorías de que o quienes eran. Ella quería tomar la iniciativa, pero las inseguridades nos cohíben de muchas cosas, el también deseaba hacerlo, pero no sabía cómo.

Pero ambos estaban seguros de algo; estaban ahí esa noche por una razón, conocerse. Lo sentían a cada latido de su corazón, cuando las mariposas subían hasta la garganta, para ambos no existían las casualidades, el hecho de que estuviesen esa noche, solos en el gimnasio podía significar algo muy bueno, o, por el contrario, terminarían en juicio ante la ley.


*∘✧*

Las mejores cosas ocurren de manera inmediata, no puedes predecirlas. Ni predecir que harás o que dirás.

-De verdad siento haberla asustado así- dijo el mayor acercándose a los casilleros donde se encontraba ella, no podía controlar su cuerpo, sus sentimientos lo hacían –soy muy distraído.

-Vaya, de verdad está bien- la sonrisa no desapareció de su rostro desde que lo vio acercarse. - somos humanos, está bien equivocarse.

-Muy buena filosofía de vida, a mi parecer, pero lastimosamente la vergüenza y ganas de morir no se van.

- ¿Caminar por la noche, con riesgo a morir de verdad lo ayudaría con eso?

-De hecho, me gustaría escuchar más de sus grandes pensamientos, señorita.

-Pensé que yo parecería muy peligrosa. ¿Quiere secuestrarme y violarme, señor?

-Para nada, señorita, lo prometo por mi difunta botella.

-Me convenció, vamos.

Quizás el hecho de que se conocieran fue la parte linda del universo.

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⏰ Última actualización: Dec 02, 2018 ⏰

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