Datalion

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Dice en los más añejos textos de Aviria que cuando los Almerinos cayeron del cielo, centellaban ardientes como esas rocas vagabundas que flotan en el negro abismo fuera de este mundo, dice además que algunos de ellos, por la pena honda del fin de su tiempo, no llegaron nunca a tocar tierra y se consumieron sus cuerpos desvaneciéndose en la nada. Sus etéreas existencias plenas de poder y amplia potestad sobre esta realidad, cambiaron entonces para adoptar las formas de este mundo, de la tierra, del aire y de las rocas y el mar. Así fue como algunos de ellos extendieron bastas alas y se vistieron con pieles blindadas, colosales y atemorizantes inflamados internamente por el fuego de Domme. Les llamaron Datalion en el sur, otros les llaman Abalond en el oeste e incluso Demnier en el lejano norte, los más niegan que tan siquiera existan. Esas bestias se perdieron en solitaria vida por los altos y helados rincones del mundo a esperar el día en que el sol se extinga, como la estirpe gloriosa de la cual provenían. Los señores negros que han deambulado por el mundo se han encontrado que la misma historia se repite una y otra vez, ya que sin importar en qué lugar o nación suceda, invariablemente la creencia se ha extendido de manera similar. Si alguien se ha atrevido alguna vez a decir que en el alto cielo atisbó a alguno de aquellos monstruos alados, rápidamente se les ha ridiculizado por el absurdo de sus palabras y su historia no ha pasado de ser una anecdota. Sin embargo, no es extraño que un sobresalto llegue intensamente a cualquier caminante errabundo sobre cuya ruta aparezca una gigantesca sombra, miran de reojo a lo alto esperando encontrar una nube, más de alguno solo ha encontrado un cielo azul, un sol brillante y el miedo atroz de la probabilidad.

Bestiario de los Señores Negros de necias pretenciones.Where stories live. Discover now