Sangre eterna... [Otabek x Yuuri] CANCELADA

Conociendo al elegido.

Aquella noche fue la más difícil para tres seres vivientes en específico.

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Otabek después de llevar su dedo a su boca en un intento por detener el sangrado, se fue del lugar no sin antes arrebatarle la tarjeta a su amigo y regresar a la residencia de alumnos, por fortuna el corte era leve y tuvo su dedo en la boca por no más de 3 minutos. JJ no le mencionó nada, acostumbrado a ver que casi siempre que el kazajo sangraba se llevaba la herida a la boca, a palabras del moreno era porque no le molestaba el sabor metálico en su paladar y se trataba de un simple autoreflejo. Todo hubiera sido normal hasta ese punto sino fuera porque de regreso a su hogar, no pudo evitar voltear cada 5 minutos a sus espaldas tras sentir la horrible sensación de ser vigilado en las sombras por algo para nada bueno y cuándo por fin creyó que en la seguridad de su habitación estaría mejor, se equivocó.

En su cama, totalmente dispuesto a dormir, cada que miraba la ventana a su costado, no podía alejar el pensamiento de que en la penumbra de la noche, algo le acecha observando cada una de sus acciones; decidido a despejar su mente de todo, tomó su celular en sus manos y se dispuso a leer el libro que recién descargo para el viaje y no terminó de leer, al fin después de 20 minutos consiguió quedar profundamente dormido. A la mañana siguiente, se rió de sí mismo por su paranoia nocturna y al ver a Jean durmiendo tranquilamente supo que sólo exagero, claro, de no ser porque al buscar un nuevo cambio de ropa, descubrió que sus papeles de la Universidad se encontraban en un lugar muy distinto al que él recordaba y la foto enmarcada de su familia estaba entre su ropa, cuando el día anterior la colocó en la mesita de noche junto a su cama... extraño... inquietante y sobretodo ¡¿¿por qué a ellos cuándo eran simples extranjeros recién llegados??!

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Yuuri pasó el resto de la noche con el terrible dolor de su cuerpo y colmillos al negarse a tomar la sangre de su candidato a Eve, estaba consiente que simplemente no podía tomar a la fuerza su sangre, no al menos con la posibilidad de que al fin después de cinco siglos encontró a su persona especial. Ni la sangre de su víctima esa noche, pudo apaciguar sus malestares, para cuándo los primeros rayos del sol se anunciaron en el alba, el peli negro se odio a sí mismo por pasar con tan terrible experiencia, gracias a su verdadera naturaleza. El consuelo era que al menos durante las próximas horas podría dormir tranquilo hasta la reunión con uno de los miembros del Consejo de Veteris, motivo por el cuál estaba en Bucarest, poco a poco sus ojos comenzaron a cerrarse y con ello el dolor disminuía aunque fuese a cuentagotas, a punto de estar en los brazos de Morfeo cuándo la puerta de su habitación fue abierta estrepitosamente y algunos rayos del sol se colaron en el lugar que estaba en penumbras.

- ¿Acaso no puedes tocar? - el de ojos chocolate, que ahora eran color vino, reclamó sin siquiera voltear a ver a quién interrumpió, por su olor sabía perfectamente de quién se trataba.

- No te quejes Katsudon... sólo vengo de hacer tu encargo - el rubio se encogió de hombros restandole importancia. - Y sólo lo hago por ti, no quería gastar mi tiempo en observar un humano demasiado común -

- ¿Común?... ¿tan mal te fue con eso Yura? - las palabras del chico llamaron poderosamente su atención, había un deje de molestia en ellas.

Yuri comenzó a recordar su experiencia de esa noche tras el encargo, después de ver cómo el otro vampiro se alejaba del lugar, tuvo que acercarse a la barra a una distancia prudente y observar al candidato a Eve; no podía negar que su olor era algo diferente y tentador, sin embargo no era tan fuerte como para perder los estribos y que su sphaream se descontrolara como pasó con el peli negro. Luego ese mismo humano se retiró del lugar, arrebatado un pequeño trozo de papel a su acompañante y emprendió camino a lo que suponía era su hogar, gran fue su sorpresa al verlo dirigirse a la residencia de alumnos de la Universidad de Bucarest.