Alumna estrella [Sebastian Stan]||HOT||

Chapter 17

-Sebastian, eres un idiota- escuché decir al estúpido de su amigo.

-Y que lo digas- comentó antes de salir tras de mí.

Es un idiota...No, yo soy la idiota, por caer en todas sus malditas mentiras; de verdad creí que me amaba, creí que todas las veces que me tocaba era porque me quería y no porque me usaba. Qué tonta fui.

-¡Kate, espera!- me gritó, pero no hice caso- Katherine, sé que no me crees, pero lo que piensas no es cierto...

-¿Entonces escuché mal?- me voltee de repente- ¿No acababas de decir que sólo me enamoraste para acostarte conmigo?-las lágrimas habían cesado, no estaba triste, estaba furiosa- ¡Eres un maldito imbécil! ¡No se te ocurra dirigirme la palabra de nuevo!

-Kate, mi amor...Tienes razón, soy todo eso, pero por avergonzarme de salir con una alumna. Si yo dije eso fue porque me siento una basura por ser tu...amante, soy mucho mayor, esto está mal y lo sé, pero te amo. No quería decirle a Chris que estoy perdidamente enamorado de ti, no me atrevía a contarle que me encanta dirigirte miradas discretas durante la clase porque me da vergüenza lo que hago y prefiero que me crea un patán a un estúpido, inmaduro y poco profesional que se enamoró de la persona más increíble del universo.

-Quiero que te calles- susurré-. No vas a volver a engatuzarme con tus mentiras. ¿Y sabes qué? Nuestro error fue pensar que esto podría funcionar.

-Nuestro único error fue haber nacido en épocas diferentes- aclaró.

-Adiós, profesor Stan- dije y entré a mi coche.

-Te amo, Katherine- y aunque las palabras fueron dulces, calaron como quemaduras.

Lo único que hice al llegar a mi casa, fue dormir. Quizá si descansaba podría dejar de pensar en él siquiera un segundo.

Y así fue. Sólo un momento pude dejar de ver su rostro cada vez que cerraba los ojos.

Por la mañana todo se hizo más difícil: tenía que ir a la escuela y verlo.

Repasé mi horario y, para mi mala suerte tenía dos horas de química, una en el aula y otra en el laboratorio.

No me presenté a la primer clase, ni de chiste quería verlo. Pero el prefecto se dio cuenta de que llevaba mucho tiempo fuera de alguna clase y me llevó hasta el salón.

-Disculpe la interrupción- había dicho el viejo-, pero me temo que alguien pretendía evitar su clase hoy- tenía bastante razón en eso.

-Señorita McConell...- susurró presumiendo sus ojos azules- Pase- indicó.

Fui hasta el lugar vacío y observé el pizarrón, intentando no mirar algo más.

-Si las reacciones químicas en nuestro cuerpo son perfectas...¿Por qué el humano no lo es?-preguntó alguien una vez retomada la clase.

-Porque cometemos errores, Dun-contestó el maestro-. Errores caros.

Odio esta situación, odio a mis padres por obligarme a venir todos los días, me odio por ser tan tonta y sobretodo...Odio Sebastian Stan.