capitulo 1.

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Me llamo Clara Jones. No hay mucho que decir de mí. Soy alta y tengo el pelo teñido de rojo. Mis ojos son oscuros. Soy morena, pero como estoy muy tatuada no se ve casi. Voy siempre vestida con colores oscuros. Esta soy yo y nada más fascinante. Eso sí, soy muy liante, me castigan diez veces como poco en el insti.

Suena mi teléfono.  Es Katie, mi mejor amiga. Ella se parece mucho a mí, sólo que lleva más colores en la ropa. Respondo a su llamada.

#comienzo de llamada#

-       ¡Hola Clara!

-       Hey Kat. ¿qué cuentas?

-       Nada. Me han llamado Rocky y Jey. – Rocky y Jey son mis amigos.

-       ¿y qué se cuentan?

-       Dicen que esta noche hay una fiesta en casa del primo de Jey, y que nos ha invitado. ¿te apuntas? – me lo pienso un momento. Cómo no tengo padres y vivo sola con mi hermana puedo hacer lo que me dé la gana.

-       Tú ya sabes la respuesta. ¿a qué hora?

-       A las 7:00h. Pasa a buscarme.

-       ¿Pero con qué? – no tengo transporte y mi hermana Adeline seguro que no me va a llevar, es más, ni se lo pediré. Pienso un momento y digo – no te preocupes, sólo reza para que la poli no nos pille.

-       De acuerdo. Hasta luego.

#fin de llamada telefónica#

Tenía pensado coger la moto del vecino, que siempre la deja fuera. Las llaves no suponen un problema para mí.

Son las 6:00h, así que empiezo a prepararme. Me pongo unos jeans apretados de color negro y una camiseta de tirantes roja. Me maquillo y recojo mi pelo con una pinza dejándolo caer. Cojo las llaves de casa y mi móvil y salgo de mi habitación. Bajo las escaleras y veo a mi hermana besando a su novio Alfred. Salgo e intento sacar la terrible imagen de mi hermano besando a Alfred.

Veo la moto de negra del vecino que pega con mi ropa. Sonrío y me subo en ella sin que él me vea. Cojo mis llaves de casa y las introdujo en el agujerito donde se ponen las llaves. La moto se enciende, entonces el vecino se gira y me ve. Él coge dos cascos y me los da. Sonríe y yo se lo devuelvo. Me meto el casco y me voy dirección casa de Kat.

Me está esperando sentada en la acera. Me mira y le doy el casco. Ella se ríe y se lo pone, seguido sube a la moto.

-       ¿Tienes carné? – ella pregunta y yo la miro con cara de decir “me estás vacilando”.

-       No. Por eso conduzco una moto cada día. – ella pilla mi sarcasmo y sube los hombros – ¿dónde vamos?

-       Vamos a casa de Jey, él nos mostrará el camino.

-       ¿dónde está casa de su primo Kat?

-       Seguro que no sabes…

-       Sabes que conozco la ciudad cómo la palma de mi mano. – ella asiente y me dice que está al lado del teatro. Doy gas a la moto y nos vamos a toda velocidad dirección al teatro.

Cuando llegamos, veo gente sentada o estirada en el suelo porqué esta borracha. Voy a esconder la moto entre unos arbustos y pongo a su lado los cascos.

Kat me señala la casa del primo de Jey. Está llena de gente. Cómo en todas las fiestas. Entramos en el edificio y observamos lo grande que es la casa, bien decorada. Le señalo a Kat un sofá que está vacío. Vamos hacia él y me estiro antes de que ella pueda sentarse.

-       ¡oye! – grita ella.

-       Yo llegué primero.

-       Ya pero al menos déjame algo de sitio – yo hago una burbuja con mi chicle y hago como si no la escuchara.

-       De acuerdo, tú te lo has buscado – dicho esto hace para sentarse, pero yo me levanto antes y ella se cae en el sofá. Me río diabólicamente y ella se ríe conmigo. Noto que mi móvil está vibrando. Lo saco del bolsillo de la chaqueta negra y le digo a Kat que salgo fuera a hablar.

Lucho contra la gente para poder pasar entre ellos y llegar al exterior. Por fin salgo de allí. Es más fácil entrar que salir. Miro mi teléfono y veo que es Adeline. Espero que no llame para preguntarme donde estoy.

-       ¿diga?

-       Clara, ¿dónde has puesto mi cepillo? ¿dónde te has metido? ¿por qué no me has avisado cuándo has salido? – ella me hunde de preguntas y yo le grito que pare y obedece.

-       Escucha Ad, tu cepillo está en el segundo cajón del baño, he salido con Kat y no te he avisado porqué estabas con Alfred. No te preocupes por mí. Estaré bien. – dicho esto le cuelgo el teléfono. ¡es tan estresante! Desearía tener aquí a alguien con quién poder hablar.

Cuándo levanto la mirada de mi móvil, veo a un chico que me está mirando. 

revelde enamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora