Capítulo 1

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Carmen estaba de vuelta en su natal Madrid, después de un breve, pero beneficioso viaje por Europa, que había iniciado en París y concluyó en una de sus ciudades favoritas: Londres. Sin embargo, no solo había ido de visita a esas ciudades, sino que también conocía a personas muy lindas y divertidas y estaba ansiosa por comunicarse con ellos, para decirles que ya estaba en su cuidad, así que procede a mandar un mensaje, muy emocionada con tal de hablar con ellos.


En Londres, las cosas se iban complicando más para los de Scotland Yard, ya que han encontrado el cuerpo de una chica, que había desaparecido algunos días atrás y que fue vista por última vez cuando salía de su trabajo completamente sola. No se ha hallado ninguna información que les dé alguna pista sobre lo que esta chica hizo entre la hora en que salió de su trabajo y el momento en que la hallaron muerta y las especulaciones brotan en las mentes de los detectives más experimentados porque no tienen huellas dactilares ni alguna secreción que pertenezca al supuesto asesino (creen que es hombre).

Dada las características del homicidio, es probable que cierren el caso por falta de pruebas.


Al no recibir Carmen respuesta de sus amigos, hace que el humor tan alegre y vivaracho que generalmente muestra se torne triste y deprimido; es una faceta de ella que nadie ha visto, así que para desahogar sus penas se dirige a uno de sus bares favoritos, donde el dueño y los empleados del lugar la tratan de tal forma que sus ánimos vuelven: bar "El doble", un lugar muy famoso por la gente local. Al llegar al lugar, la reciben de muy buena manera, llevándola al lugar que suele ocupar, mientras le toman la orden para ahorrar algo de tiempo, la mujer les sonríe de forma muy dulce, agradeciendo el hecho de que la atiendan.

Mientras espera a que le trajeran su caña y la tapa que siempre le sirven, logra divisar a una chica muy linda, pero que su hermoso rostro estaba empañado con un feo ceño fruncido y que a su vez le suma años, haciéndole parecer mucho mayor. Así que le indica al barman que le guarde su lugar y le da alcance a la chica. Prepara una de sus mejores sonrisas y se acomoda la ropa hasta que llega con ella, dando un leve golpe en sus hombros para llamar su atención.

—Disculpa hermosa, ¿Gustas sentarte conmigo? Tengo una silla disponible si lo deseas —su blanca dentadura y su alegre ánimo se hacía presente en Carmen mientras que la chica, ligeramente más baja que ella y de un hermoso cabello color chocolate y un ondulado frunce mucho más el ceño, contestándole con un marcado acento italiano, pero en español:

—No sé quién seas, pero será mejor que te alejes de mí.

—¿Porqué? Con ese carácter que me estas mostrando sólo hace que me interese más conocerte. Vamos, que yo te invito lo que quieras. —la cara de la italiana cambia un poco, notándose como su expresión se vuelve algo más relajada

—De acuerdo, pero espero tengas el suficiente dinero para pagar lo que pida —la madrileña asiente muy orgullosa de lugar una nueva amistad, así que tomándole de la mano la lleva a la barra, sentándola en la banca que está a su lado y feliz le indica al barman que le tome la orden de la otra chica. A esas alturas, la contraria estaba muy ruborizada pero apenas se dio cuenta que el señor le mira, sacude su cabeza y le indica su orden.

Y después de esa orden, más cervezas se sirvieron, hasta que al final tuvieron que retirarse de ahí, ya que era hora de cerrar el local, así que para un taxi y lleva a ambas chicas a donde la italiana está quedándose. Carmen por ser buena amiga se ofrece a cuidar de la otra hasta que se durmiera y durante el transcurso de la noche siguieron hablando de todo, pero más que nada hablaban de la más baja, ya que en el transcurso de dos semanas había recibido muchas malas noticias: Desde la infidelidad de su novio alemán con su propia hermana, hasta la detección de cáncer de mama hace una semana atrás. Aquello conmueve a la chica de ojos verdes, ya que, debido a muchas circunstancias, la otra mujer no tiene mucho tiempo de vida y esta se siente con el deber de hacer algo por ella, así que de su bolso saca un frasco ámbar y se lo muestra:

—Puedo ayudarte con tu dolor y sufrimiento cariño, sólo tienes que decírmelo y con gusto lo haré —la contraria solo le observa algo confundida.

—¿Y eso que es o como para qué sirve?

—Es un veneno muy potente y natural. Tarda un poco en hacer efecto, pero al final parecerá que has muerto a causa de un infarto.

—Entonces no sufriré.

—Así es, solo toma algunas gotas cada 4 horas y cuando te duermas es posibleque no despiertes —sonriendo le da un beso en la frente, sin mostrar algunamalicia ya que había planeado con antelación sus movimientos y aunque alprincipio dudaba de hacerle eso a una chica tan linda, cuando supo de suenfermedad esas dudas desaparecieron. Lo mejor de todo es que nadie durará deque un fue un suicidio y que ella no tuvo nada que ver con la muerte de lajoven. El dueño y empleados del bar son sus cómplices, al igual que el taxistaque las recogió al salir del lugar, así que no hay prueba alguna de que ellahubiera estado en ese lugar. Sus coartadas estaban ya sobre la mesa y sólo lequedaba esperar.


Días después, los titulares del periódico hablan de una persona hallada en undepartamento en una zona de clase media de la ciudad de Madrid, por el momentodesconocida y sin familiar contactado. Están a la espera de la autopsia paradar más detalles y Carmen está en su casa, tomándose un café a punto de ir a sunuevo trabajo.

Te hago un favorWhere stories live. Discover now