008.

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Namjoon caminaba de un lado a otro en la habitación de Jungkook con los brazos cruzados.

Estaba preocupado.

Estuvo esperándolo desde las seis de la noche que era la hora en que debía tomar sus medicamentos, ya eran las nueve y no había rastro del menor.
Y es que él pelinegro no era su mayor problema, era Jimin. Al percatarse de que su paciente no llegaba optó por ir a buscarlo a la habitación del rubio, pero quién diría que este tampoco no estaba.

Nam no tardó en captar que donde sea que estuvieran, estaban juntos. No aviso a ningún guarda de seguridad, pues no era la primera vez. Cuando era enfermero de Jimin este solía desaparecer de su habitación varias veces, claro que le interrogó pero él rubio le decía que era un lugar en él hospital donde se sentía cómodo.
Al principio le impidió volver hacerlo, pues podía sucederle algo y nadie estaría para socorrerlo. Pero él chico insistió tanto que al final Nam accedió. No tardó en pensar en que Jimin había llevado a aquel lugar a Jungkook. Sabía que Jimin no sería capaz de salir del hospital, eso en cierta forma le tranquilizaba.

Pero ya habían pasado tres horas y no había señales del pelinegro, su preocupación aumentaba conforme avanzaban los minutos, ¿Y sí les ocurrió algo? ¿Y si al final salieron del hospital? ¿Y si Jimin...? No.

Nam negó con la cabeza y se dirigió hacia la puerta, pero se detuvo al instante.

Jungkook había entrado y cerrado como si fuese un rayo, su cuerpo y manos estaban pegados a la puerta, respiraba agitadamente, su flequillo le cubría parte de su frente y mantenía cerrado sus ojos mientras embosaba una pequeña sonrisa.

—Al fin llegas —dijo Nam cruzándose de brazos.

Jungkook abrió sus ojos de golpe, no se había percatado de que él pelinaranja estaba allí.

—Lo siento— musitó en voz baja mientras se alejaba de la puerta.

Namjoon observó como su paciente tenía los labios rojos e hinchados, y no tardó en deducir todo.

—Así que estabas con Jimin —afirmó, logrando que Jungkook volteará hacia él sorprendido.

—P-Puedo explicarlo, yo...

—Tranquilo, lo veía venir. —dijo Nam sentándose en la silla al lado de Jungkook quién yacía en su cama. 

—¿Qué cosa?

—Lo de tú y Jimin.

Jungkook sonrió dejándose caer totalmente a la cama. —Me gusta mucho —susurró.

—Y él a ti —afirmó. —Pero no vuelvas a saltarte tu horario de medicamentos, te hará mal. Apuesto a que te duele todo.

—¿No? —respondió sarcásticamente él pelinegro, claro que le dolía todo.
Pero él dolor era lo más insignificante si estaba al lado de Jimin.

Se sentía muy feliz, nadie le podía quitar la cara de enamorado que tenía. Enserio Jimin era todo lo que necesitaba, mientras buscaba a alguien soñado, encontró algo mucho mejor.

Park Jimin era su serendipia.

No podía esperar a que fuese de día para volver a verle. Suspiro mientras tragaba las pastillas que debió haber tomado antes y se colocó para dormir, escuchando como su enfermero le daba las buenas noches y cerraba la puerta. Jungkook se sumió en un profundo sueño mientras sonreía.
  
                         
 
                                 * * *


Unos golpes en su puerta le hicieron abrir sus ojos uno por uno.

—¡Jimiiiin!

Despegó su cabeza de la almohada y frotó sus ojos mientras bostezada, cualquiera que lo viese diría que parecía un pequeño gatito recién levantado.

Serendipity ✧ kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora